¿Quién miente?
El octavo mandamiento reza: “No darás falso testimonio ni mentirás” y aquí alguien lo ha hecho.
Que si hubo o no llamada desde el Vaticano para presionar al gobierno mexicano y, en consecuencia, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para no tocar las leyes antiaborto de Baja California y San Luis Potosí.
Que si el Papa tomó el teléfono y habló por cobrar con su par mexicano, Felipe Calderón, para recordarle que el aborto es penado por las leyes de Dios y del hombre.
Que si el presidente Calderón se montó en el milenario debate la noche del lunes, cuando desde Los Pinos se emitió un comunicado en el que se informaba la solicitud al Senado para retirarse del Pacto de San José, que se refiere a la protección de la vida desde la concepción, empujado por su religiosidad que es absolutamente respetable, siempre y cuando no lo mezcle con los actos de gobierno.
Da igual. El caso es que en la mitad del país se han aprobado leyes que envían a la cárcel a las mujeres que se practiquen legrados o abortos y a quienes las auxilien y que México, en pleno siglo XXI, vive bajo la sotana de los sacerdotes, como en la época de la Colonia.
El jueves, el obispo de Mexicali, Isidro Guerrero Macías, aseguró que Benedicto XVI llamó por teléfono “a alguien, no sé quién” para exigir que las leyes que consagran el derecho a la vida desde la concepción no fueran tocadas.
“Ayer casi perdíamos, pero una llamada del Papa, no sé a quién, no me pregunten, cambió todo… Esa es la Iglesia y el proyecto de Dios”, dijo en plena misa.
La SCJN votó en contra de anular la ley antiaborto de Baja California y San Luis Potosí, que prevén cárcel para las mujeres y dicen proteger la vida desde la concepción.
Y no sólo embarcó a su jefe, el Papa, sino a Calderón y a los gobernadores: “El Papa participó, los gobernadores y hasta el presidente participaron en esta ley”, declaró.
Esta no es la primera ocasión ni el primer tema en el que un ministro de la Iglesia, especialmente la católica, se entromete en algún tema. Ya lo ha hecho en el narcotráfico, en política, en economía, en lo que usted quiera. Basta recordar al cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval, con la maiceada y Ebrard.
Tampoco es la primera vez que el gobierno mexicano, panista o priísta, niega lo que todo el mundo sabe. Federico Lombardi, vocero del Vaticano, rechazó el viernes la versión y el mismo jueves la SCJN y Presidencia lo hicieron igualmente.
“Piensa mal y acertarás”, dice el dicho y dice bien. Por lo pronto, el obispo Guerrero quedó ante la opinión pública como el chismoso de la película.
La cruzada de Calderón
Y este no sería tampoco el primer tema en el que la formación religiosa de Calderón es factor en la toma de decisiones.
De todos son conocidas sus frases, sus citas bíblicas, su cercanía con la Iglesia y su formación estrictamente católica. Es más, sus visitas al Vaticano, donde ha sido recibido por Benedicto XVI y hasta veneró los restos del beato Juan Pablo II.
Rodolfo Montes, El Pelos o El Negro, periodista, describe en su libro La Cruzada de Calderón cómo la guerra contra el crimen tiene su raíz en un fundamentalismo religioso inculcado por su padre, Luis Calderón Vega, fundador del Partido Acción Nacional (PAN), y correo de los cristeros –el mismo Felipe lo ha dicho- al que renunció porque éste había sido tomado por la clase empresarial.
Montes describe los nexos de Calderón con la secta evangélica Casa de la Roca, dirigida por Alejandro Orozco Rubio, director del Instituto Nacional para la Atención de los Adultos Mayores (Inapam), y su esposa, Rosa María de la Garza, actualmente diputada federal del PAN.
Ambos han escalado puestos políticos después de apoyar a Calderón en su campaña y acercarlo con el cristianismo, que le apoyó gracias a Dios.
Renovarse o morir
El discurso de Calderón el sábado pasado en la reunión del Consejo Nacional del PAN fue contundente: renovarse o morir.
Y es que Calderón sabe que la elección de 2012 será muy complicada, porque la situación es similar a la de 2000, cuando Vicente Fox ganó la presidencia: en la sociedad se percibe un hartazgo con una década panista, tal como sucedió entonces con las setenta años del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
¿Las causas? Distintas acaso, pero intrínsecamente similares. Con el PAN, la decepción es porque las promesas de Fox y Calderón quedaron sólo en eso.
El primero fue un excelente candidato y producto que la población compró. El segundo se quedó lejos de ser el presidente del empleo –basta señalar que 2.85 millones de mexicanos no tienen trabajo-, y no se diga de tener las manos limpias, como rezaba su primer slogan de campaña. Los cincuenta mil muertos, producto de esa enfermiza guerra contra el crimen ¿organizado? lo llevarán a los libros de historia con no buenas referencias.
Razón no le falta al michoacano, pero debe estar consciente de que mucho, o todo lo que señaló, es culpa de él y de nadie más.
AMLO, el rival a vencer
¿Y qué tal la sacudida que dio Humberto Ex Kid Moreira –ya le bajó a su protagonismo desde que le sacaron sus trapitos, mejor dicho trapotes, al sol con la deuda de Coahuila. Mire que incrementarla de 380 milloncitos de pesos a ¡34.5 mil millones!-, a los santos, santos y acostados del PAN y a los fresas del PRD?
Mire que asegurar en su conferencia-taquiza de los lunes -sí, esa que suspendió cuando le dieron hasta con la cubeta por la deuda citada-, que Andrés Manuel López Obrador es el rival a vencer en 2012.
El profesor coahuilense no miente, porque, aunque los gacetilleros a sueldo ataquen al tabasqueño –¡que tampoco es un santo, eh!-, diciendo que está acabado y que Marcelo Ebrard es líder en las encuestas –efectivamente, está bien ubicado y tiene un excelente nivel de aceptación, pero tiene encima, precisamente, a Andrés Manuel-, la verdad es que a nivel interno, PRD, sector duro, y a nivel nacional, El Peje es más conocido y está mejor posicionado.
Por supuesto, el PAN y su candidato o candidata (qué foxiano me oí) se meterán a la pelea y crecerán cuando comience la contienda, pero el tiro será entre el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto y el PRD, ya sea López Obrador o Ebrard.
¿Quién se hace güey?
Cabe la pregunta por lo que dijo el martes el líder nacional del PAN, Gustavo Madero, quien se enganchó con el buscapiés que lanzó Moreira y le contestó: “Que no se haga güey, la pelea va a ser entre PAN y PRI”.
En el club de industriales de Guadalajara, Jalisco, dijo: “Tratan estos batos de inflar a un candidato para generar miedo y que la gente diga ‘a ver, entonces vámonos con el copetón’ (Peña Nieto). No es por ahí”.
Moreira contestó: “El burro hablando de orejas”. Puro zoológico político.
Por lo pronto, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), del tabasqueño, tiene evento este domingo en el Auditorio Nacional, donde se erigirá como Asociación Civil. Se espera casa llena. Por cierto, no está invitado Ebrard.
La traición en el PRD
Los que no tienen remedio son los diputados.
El ridículo del miércoles en la reunión de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados cuando la perredista michoacana Dina Herrera votó a favor de la reelección –tal como el PRD había acordado con el PAN, para hacer mayoría-, y, luego de la presión del diputado del PRI, Ramón Martel, modificarlo al argumentar que habían contado mal su sufragio y solicitar una segunda ronda, no tiene perdón.
¿Qué sucedió? Se abstuvo, ni siquiera fue necesario que votara en contra y, entonces, ganó la posición del tricolor y el PVEM. El PRI argumenta que se opone, porque primero debe llevarse a cabo una consulta popular. ¿Por qué el PRI bloquea cualquier iniciativa de reforma, la que sea, y la pospone hasta después de las elecciones?
Y luego condena que “a las reformas que necesita el país se antepongan intereses partidistas”. No jalen que descobijan.
El panista Mario Alberto Becerra Pocoroba, presidente de la Comisión de Hacienda y egresado de la Escuela Libre de Derecho, donde estudio Calderón, acusó a Martel de presionar a Herrera y ella lo negó. Y pregunto: ¿Quién miente? O, como dijo Madero, ¿quién se hace güey?
Y en Coahuila también hace aire. La diputada del sol azteca, Cecilia Yanet Babun Moreno, fue expulsada después de votar a favor de que el gobierno estatal utilice los ingresos por concepto de impuesto sobre nómina para pagar la deuda que dejó el joven Moreira y refinancie su deuda, lo que sucedió ayer.
Los coahuilenses están hipotecados por los próximos veinte años.
Esa es la herencia de Moreira.
Tampoco hay paramilitares
Y el caso Veracruz, más enredado que un queso Oaxaca. La incipiente vocera anticrimen y también responsable de la comunicación social de Los Pinos, Alejandra Sota, emitió un boletín el martes en el que negaba la existencia de grupos paramilitares en México, luego de que el secretario de Gobernación, Francisco Blake, así lo dijera.
Pero miércoles y jueves, por si había alguna duda, Sota ofreció conferencias, donde reiteró lo dicho: en México no hay paramilitares, sólo grupos criminales que son parte de los mismos grupos criminales. ¿Será?
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