¡¿Quién vive?! Grito una voz que sonaba hueca, como si estuviera en el vacío, al igual que la oquedad que sentía el Tenoch en su corazón, sentía su cuerpo lacio, derritiéndose del miedo, de encontrarse en aquella habitación, después de soñar de manera tan real con aquellos nosferatus chupamorongas, no era para menos, miro alrededor de la recamara, estaba sobria: una cama King size, un love-site, espejos, lo que le llamo la atención, porque aquellos los insepultos según la leyenda se hacen invisibles al reflejo. Una televisión plana, un chiforro, una mesita con su silla color nogal del santo completaba el mobiliario. Empezó su mente veloz, a maquinar, -de la silla ahí salen dos que tres estacas, ya me salve- empezó a generar, –no se van a ir lisos, nadie me va chupar mi sangrita–, pensó. Toc-toc, volvió a escuchar ¿qué paso Fantomas todavía no te despiertas? –Ya es hora del show–, reconoció la voz del Melancolías, quien sin esperar respuesta ya cruzaba el quicio, bien elegante, de pipa y guante, cual maestro de ceremonias, de frac, corbatita de moño y un sombrero de de Bombin que le hizo recordar al Joaquín Sabina, “cuidado con la nicotina” aquel españolote, que siempre había admirado por aquellas rolas como “quien se ha robado el mes de abril/ lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón… ¿qué tienes Fantomas, pareciera que has visto un fantasma? Te ves ídem–. ¿Qué está pasando chepinche Melalcoholias, que hacemos aquí en este lugar? tuve un sueño bien cabrito, que me perseguían unos chupamorongas para sorberme mi sangre … Serénate mi Tenoch, no pasa nada a todos nos pasa cuando llegamos al Quinto Infierno, ponte estas garras, y apúrate que tienes que dar un show como solo tu lo sabes realizar, le dijo el Melalcoholias, son archivos emocionales de alguna de tus increíbles vidas que has de haber padecido, recuerda eras “bien atacado” con las “golosinas” como no te vas aponer delirante con todo lo que metiste, ya ni te acuerdas, yo siempre te dije que tu afición por la charanda y últimamente por la tonaya te iba a volver loco y ahí las consecuencias, mejor tomate esta botella conmigo y en ultimo trago no vamos, le aventó el “frasco” al Tenoch que sin pensarlo le entro al tagüarnís, ¡ahhaa esto es lo que me faltaba! Pero todo era tan real mi Melalcoholias los hubieras visto…
Ya paso, mejor afina la lira que hay invitados especiales, sí te luces de aquí al estrellato, como siempre lo soñaste mi Guitarrista Fantasmas.
Las luces de colores iluminaban el proscenio, y en el jardín de la mansión, estaba dispuesta con peroles de bebidas y elixires, una sección especial eran unos garrafones llenos del néctar de los dioses, el neutle, la baba de oso, el tlachicotón, donde un buen de sombrerudos con sus armas largas, hacían fila para disfrutar de los variados sabores de los curados guayaba, “pitomate”, piñón, durazno, piña guanábana, tuna y párale de contar, en otra ala del jardín banquetes con tacos de cabesoplas, guisado, parrillas de pastor alemán, cajones con pencas de maguey que resguardaban la sabrosa barbacoa y un buen de antojitos mexicanos cual si fuera una fiesta mexicana de algún cacique de la región, expresaban el boato de aquellas almas, se daban el atracón, mientras otros se dedicaban a fumar sus pipas, sus “cigarrillos de guerra” en una escena cual babilónica, donde todo era algarabía y gritonería. Los personajes eran de lo más disímbolos en el denominado Quinto Infierno… uno de los más asediados era uno al que le decían el Chapo y qué tenía toda la finta del enemigo publico number one, pero bien pálido, al igual que el general de la concurrencia, tenían la transparencia de los paisanos de Cómala, ojeras profundas, casi oquedades, voces profunda de ultratumba.. El Tenoch enfundado en el traje de pingüino, se sentía el ídolo del pueblo, Pedrito Infante, bien plantado como en su temporada en el teatro Chabela Corona comenzó, “y del Quinto infierno para el mundo vayan estás rolas dedicadas para las morritas y burriciegos que las acompañan y que andan por aquí y por acullá, y un arreglo rockanrolero se dejo sonar “un, dos, tres, cuatro… Amorcito corazón yo tengo tentación de un beso/ que se prenda en el calor de nuestro gran amor mi amor fiufiuuu yo quiero ser un solo ser y estar contigo, te quiero ver en el querer para adorar… los aplausos de las chiquillas no se hicieron esperar, luego prosiguió con aquella inolvidable del Profeta del Nopal, el Redrogo González: “ o yo no sé porque no me las prestas/ si te hago regalos y te llevo a fiestas/ si soy cuaderno ya de tus papas/ le doy pa su chela a tu hermano el rapaz/ o yo no sé porque no te alivianas/ de soltar la luz se me quitan las ganas/ si yo ya te dije que me iba a casar/ con solo tantito nada va a pasar, nada va pasar con solo tantito, nada va a pasar yyuuuuuuuhiiiiii,…el show era un querreque que daba gusto y, cuando se aventaba “la Serenata huasteca” que dice: “canto al pie de tu ventana para que sepas que te quiero/ tu a mi no me quieres nada pero yo por ti me muero … cuando que se escuchan unos rafagazos, ratatatatatatatattat pummm brrormmmm brrrommm ratatatatatatata…. las tartamudas se multiplicaban, pero un grito aplacó los “plomazos”, un bato medio gabagabachon que traía una verde playera Polo con el número 2 sin pena, lloriqueando cual chamaco que le quitan su ipod, reparaba- ¡Esa no porque me hiere vale cobra! mientras que un elegante caballero cual jugador de rugby alto y narigón lo trataba de controlar, cálmese mi Barby –No es para tanto—, Déjame si estoy llorando mi Carlangas, tu sabes cómo esa rola me recuerda a esa perjura mujer sob-sob-sob… Reparados del susto todo volvió a la normalidad, pero el guitarrista Fantasma se volvió a poner pálido pero, no por los garbanzasos, sino por que vio venir a la fulgurante leyenda, la cantante punk Paty Smith, con su lira que se encaminaba a donde él se encontraba al parecer dispuesta a un palomazo y todo lo que ello implicaba pero esa es otra historia…