Las gotas gigantes fueron el preludio de una granizada que abolló el “coco” del Guitarrista Fantasma que de por si ya estaba traqueteado por los excesos de la tarde, varias “catrinas” del néctar de los dioses, unos trenes de humo cannabico para relajar la mente lo habían puesto cachondo con aquella suicida pecosa, que también “inflaba”como si se creyera “la fuera de serie”, Frida Khalo en Coyoacán con el pintor Diego Rivera, forjando y fumando unos carrujos de mota como si estuvieran en pleno Xochimilco. Atrás había dejado la timidez, siempre ocurría así, aunque parecía extraordinariamente increíble, el músico de la Ciudad amurallada, que hacia enloquecer al público mas exigente, en corto era un tempano de hielo, frío, frío, nada jacarandoso, tenía que ponerse bien pacheco o bien salvaje con unos tragos para hilvanar el dialogo y más con las reinas que eran su tormento, su talón de Aquiles, pero en aquella tarde estaba inspirado, la pecosa después de libar las bebida preferida de los neochichimecas ya la creía una descendiente irlandesa de la tribu del John Wallas, “Corazón Valiente” .
Además era cariñosa amaba con la lengua como una auténtica marquesa de Sade, totalmente desinhibida. Su mente cavilaba en apagar el fuego que los consumía, cuando apareció el Hellboy a arruinarles la velada, ahí estaba con un filoso cuchillo reclamando la membrecía del quelite, de Gladis, quien para sorpresa de la concurrencia soltó: ¡Ya me tienes hasta el padre San Nabor, no seas mariquete, lo nuestro ya fue, los zapatos a fuerza ni maíz palomero, así que por donde viniste puedes regresarte hay que saber perder!…Pero yo te amo, respondió bien telenovelero el Hellboy, no puedo vivir sin ti… A lo que la amazona isleña, reviró : ¡Pues puedes morirte porque yo soy libre y puedo andar con la garnacha que yo quiera!… al tiempo que le dio un golpe en medio de las piernas, donde duele el orgullo, dejando al buey tirado aullando de dolor para agarrar al Guitarrista garnacha y echar la carrera rumbo al cerro, el temporal estaba grosero y arribando a la cuesta, vieron las puertas del panteón de par en par y no lo pensaron dos veces, se guarecieron en el primer pirú que se encontraron para pasar la tormenta.
Se empezaron a serenar, eran unas sopas Maruchan, repegaron sus cuerpos para darse calor mutuamente cuando un relámpago de los de Agosto, cimbro la humanidad de los amantes de la Diosa Xochilt, retumbando las losas de las sepulturas y quebrando e incendiando el eucalipto que estaba a unos treinta metros haciéndolos brincar por la energía relampagueante. ¡Ayy cabrón estuvo cerca! algo esta raro se cuestionó el Guitarrista Fantasma. —Esta parece película de Tarantino o que dopedo–, reflexionaba su torcida mente cuando la leona Gladis, saco de su morral una “pachita de anís”, me recordaste a la Ninochtka Galindez, y luego que empieza cachondear la lira “sabes mi bien que te amo también porque me tratas así/ ya tu veneno en la cama quedo y no me deja dormir/ no existe antídoto para el amor creo que voy a morir/ pero si al fin te quiere marchar anda y no vuelvas jamás/ vete a Mozambique y llévate lejos tu blues/ lleva lejos tu blues aaaaaaaaaa”… y ya se estaba de nuevo clavando cuando que atisbo una capilla monumental más arriba del camposanto. Ven vamos a calentarnos por acá apuró a la pecosa. El recinto mortuorio olía a flores, los candelabros como si supieran que llegarían visitantes tenías unas ceras que prendieron para que iluminara una imagen de la “Morenita del Tepeyac”. Acercarte acá mi Guitarrista Garnacha, que tengo frío dame otro trago y sin hacerse del rogar el Tenoch volvió a sentir la lengua devorando sus sentidos y el cuerpo por aquella neochichimeca que le recordó las diosas tulpas que aparecían en sus sueños cuando buscaba el Santo Grial. La noche cobró factura en fa y los furtivos quedaron exhaustos arriba de lápida convertida en motel-regazo y como después del tormentón viene la calma, la tranquilidad llego para ser interrumpida por un aullido lastimero de un coyote perro que parecía quería ahuyentar alguna alma en pena.
El Guitarrista Fantasma abrió sus oclayos y sintió una ráfaga de un viento de ultratumba y se apuró a levantar a desaguar los excesos, salió de la suite sepulcral y miro las luces de las casas del pueblo y escucho una cumbia a lo lejos, ¿tal vez alguna fiesta o un tibiritabara? que tanta popularidad tenían por aquella comarca. Alzo la mirada como acostumbraba para anhelar volar y volar y alcanzar las estrellas de la Galaxia Andrómeda, para lanzarse al vacío una y otra vez, rebotar y rebotar como siempre lo hacia con su humanidad: “Ay que bonito es volar como a las tres de la madrugada/ Ay que bonito es volar, volar y volar/ me lleva la bruja me lleva mamá/ ay que bonito es volar”… quedo un buen rato extasiado hasta que regreso a buscar a Gladis para descubrir que no había nadie, solo una extraña estela de humo, como copal que inundaba la capilla y una botella vacía de Anís del Mico.
¡Puaaaf solo esto me faltaba que ya ande alucinando! De cualquier manera me siento solo sólo, sólo, sólo, ya hablaba sólo y cogió la “lira” de Paracho que nunca lo descobijaba y caminando por las tumbas llego a donde un angelito ascendía como al infinito y comenzó con los clásicos: “la gente se espanta al verme pasar, no tengo conciencia ni tengo edad/ soy un perro negro y callejero/ sin hogar sin hembra y sin dinero/ me gusta rolar me gusta rolar”…. Así se fue caminando por el barrio hasta que llego al guateque que había escuchado a los lejos, ahí se encontró a Sam Bigotes, quien la calle se le hacía chiquita para salón de baile y desplegar los pasos al ritmo de la Matancera, Daniel Santos, Celia Cruz ¡azúcaaaar! “Ayy no hay porque llorar/ que la vida es un carnaval y te las pasas cantando/ ayyy no hay porque llorar “…
Pero el vacío en el corazón y la alergia regresaron, lo volvió a derrumbar la soledad que sentía por dentro y la “patona de bacacha” que no les duro para el dancing que ya expiraba. Se “pasoneó” de tanto “Para que todos gocen pasito tun-tun tuntunn”… Como pudo llego adonde luego llegaba a dormir, la casa vieja llena de triques y recuerdos, ahí empolvados estaban los sueños, los escritos, los cuentos, los libros y hasta una “bacha” que prendió “automático” en la inconsciencia, se tiro al camastro pero las vísceras le reclamaron el atentado permanente a su desmadrada humanidad. No era su noche, después de un largo rato girando su cabeza como para despegar al mas allá escucho una voz que reconoció al momento: ¡Ya te habías tardado mi Guitarrista Garnacha, ahora si vas a saber lo que es dormir con la Marquesa de Sade en infrahumanas condiciones jajajajajajajaja! Pero esa es otra historia….