A Manuel Bartlett Díaz lo acusaban de conflicto de interés y de enriquecimiento ilícito, no de no saber operar.
Sabía lo evidente: iba a ser exonerado.
Por eso se reía, se burlaba.
Por eso contestaba “chu, chu, chu, chu”
Por eso sonreía ayer, un día después de ser declarado inocente.
El ex secretario de Gobernación, al que se le cayó el sistema en la elección presidencial de 1988 cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano iba arriba en los conteos y Carlos Salinas de Gortari apareció adelante al recuperarse la red, ex secretario de Educación, ex gobernador de Puebla, ex senador, y una interminable lista de ex en el gobierno federal, está más limpio que el historial delictivo de un recién nacido.
Es hijo de Manuel Bartlett Bautista, gobernador de Tabasco allá por los cincuentas -1953 a 1955 – y de Isabel Díaz Castilla, hija de Salvador Díaz Mirón.
El actual director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), es un izquierdista muy de derecha y capitalista.
Lo investigaban – supuestamente –, por no haber declarado la posesión de 23 casas –ya se supo que son 25- dos terrenitos y doce empresas… que están a nombre de sus hijos León Manuel y Alejandra Bartlett Alvarez, así como su concubina, que no es su concubina, Julia Elena Abdalá Lemus.
Unos 800 millones de pesos que, para un ex militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y la acostumbrada forma de los priistas de apoderarse de lo que no es suyo, además de los cargos que desempeñó, siempre cercano al poder, es una bicoca.
Es nada, la neta.
Y aunque estructuró el escenario para complicar una indagatoria, la conclusión de Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, apoyada por su porrista esposo, John Ackerman, es que no hay nada qué perseguir.
-Levantamos todas las piedras y no se encontró absolutamente nada, dijo en conferencia de prensa para presentar los resultados de la exhaustiva indagatoria, que tiene carácter de oficial.
Bueno, ni siquiera se comprobó el concubinato, pese a que llevan dos décadas de relación. Es más casi hasta los hijos ya no lo son.
La Secretaría de la Función Pública (SFP) depende del Ejecutivo, lo que evidencia cómo vendría el resultado.
Difícilmente habría sido en sentido contrario el fallo.
Fue como una reedición de Virgilio Andrade con Enrique Peña Nieto y La Casa Blanca, símbolo de la corrupción en su sexenio, y con Luis Videgaray y su casa de Malinalco.
Una sanción, una amonestación, algo que enviara una señal de ser distintos.
Nada.
Lo que no fue en mi año…
Andrés Manuel López Obrador salió ayer a defender a Bartlett y la conclusión de la SFP.
En la mañanera, emplazó:
-Pruébenlo. Por lo que corresponde a nosotros, el señor es director de la CFE. A ver, ahí ¿cuáles son las transas?
-Si hay un servidor público corrupto, no sólo se va a su casa, se va a la cárcel.
Y quiero que me tapen la boca.
A ver.
-Porque una cosa es que nos caigan mal algunas personas o que tengamos posturas, y por eso traigo pañuelo blanco.
Cualquier cosa, Bartlett.
Lo que hizo antes, eso se juzga y pues cada quien tiene que responder, pero entiendo que la denuncia que se presentó fue por su desempeño en esta administración y eso es lo que se resolvió.
Y, efectivamente, la indagatoria no era para saber el origen de ese multimillonario capital.
Era para concluir si incurrió en conflicto de interés, por ser funcionario y formar parte del consejo o dirección de una empresa que haya tenido contratos con el gobierno y si mintió en su declaración patrimonial por no declarar esas 27 casas, departamentos y terrenos y las doce empresas.
De dónde obtuvo esa cantidad para adquirirlos es otro tema.
Porque a lo mejor es muy ahorrativo y con más de 50 años de servicio público ha guardado en el cochinito o debajo del colchón todo su salario y así –no sea mal pensado, por favor– entró a una tanda de una tía, luego otra y otra, hasta reunir para la primera casita.
Esa es una fórmula infalible.
Y como en política no hay casualidades, se armó una gira por Querétaro, donde Andrés Manuel volvió a defender a Bartlett, a quien le urgía, al estilo del PRI, mostrar el respaldo presidencial.
Y lo tuvo.
-Apoyo a Bartlett, dijo con todas sus letras Andrés Manuel, porque defiende los intereses del pueblo ya que con la renegociación de contratos se ahorraron 4 mil 500 millones de dólares.
Y a Bartlett le preguntaron sobre la conclusión de Irma Eréndira.
Contestó, sonriente:
-¿Qué les pareció a ustedes?
Por supuesto, hicieron escala en la barbacha.
Foto que dice mucho: Francisco Pancho Domínguez, Rocío Nahle, Andrés Manuel, Santiago Nieto y, obvio, Bartlett.
Vámonos:
31 mil 681 ejecuciones y falta diciembre.
Sexto Día hace una pausa. Felices fiestas. Nos leemos en enero.
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