Recordando aquella película de principios de los 90´s donde Phil Connors (Bill Murray), meteorólogo, egoísta y frustrado, acude a un pequeño pueblo para transmitir el comportamiento de una Marmota que determina cuánto tiempo queda hasta que termine el invierno. Esta tradición local se conoce como el Día de la Marmota. Lo que no imagina es que deberán pasar la noche en el pueblo debido a una tormenta de nieve y, a la mañana siguiente, misteriosamente, volverá a vivir el mismo día. Y así, sucesivamente.
Igual que la anterior película, pareciera que hemos pasado estos casi 3 meses de pandemia por el COVID19 a la deriva, con información de una y otra fuente, despertando cada mañana a escuchar la mañanera y por la tarde los reportes diarios de la pandemia.
Sin embargo, muchas cosas sucedieron durante esos meses, por ejemplo: el gobierno de Estados Unidos lanzó ya dos programas agresivos de rescate de su economía, que a la fecha, superan los 6 trillones de dólares y va por el tercero. En Europa han sucedido cosas semejantes.
En México, economistas y politólogos predicen una gran recesión para nuestro país, mientras tanto, en Estados Unidos, el día de hoy, el índice de la bolsa americana S&P 500 borró por completo la pérdida que había provocado el pánico y predicciones de catástrofe para la economía mundial.
Una y otra vez nos despertamos y escuchamos: “quédate en casa”, “la economía se va a desplomar”, “el desempleo tocará niveles nunca antes visto”, sin embargo, mientras nuestros días se repiten, en otras partes del mundo la economía despierta y al parecer es un despertar agresivo y salvaje, con una liquidez en circulación nunca antes visto. Cada respiro que toma la bolsa es llenado por recursos de fondos de inversión que buscan huir de dos enemigos: el rendimiento CERO que reciben al dejar el dinero estático en bancos y por supuesto del asesino silencioso INFLACIÓN.
Se ha hablado mucho de un quebranto económico, pero esta crisis es distinta a las demás por varias razones, una es que no fue sistémica y no se debió a una falla en los fundamentales de la economía, sino a un virus y otra que la Reserva Federal de Estado Unidos reaccionó de manera agresiva y rápida e hizo una especie de Pre-Fobaproa; es decir, salieron al rescate antes de que las cosas reventaran.
Aún no hemos medido la trascendencia de este gigantesco rescate donde esperamos la victoria no sea pírrica y en el largo plazo la victoria parezca más bien una derrota.
El exceso de dólares en los mercados es evidente, en el peor de los momentos, empresas salieron en búsqueda de recursos, a endeudarse, a emitir acciones, a renegociar deuda y en casi todos los casos encontraron a quien le interesara, incluso empresas mexicanas como Cemex que hace una semana lanzó la emisión de un bono a 7 años por 1,000 millones de dólares y esto en plena pandemia.
Despertamos una vez más y para nosotros es el mismo día, donde nos dicen, quédate en casa y por la tarde otro poco, hasta que quizá tenga que ser una marmota la que prediga cuándo acabará el invierno para la economía y a ver si no despertamos en una tormenta de inflación que nos atrape de una forma diferente.
Por Enrique Espinosa Olivar