Andrés Manuel López Obrador tiene en sus manos 2021. Lo que resulte de la captura y extradición de Emilio Lozoya Austin y la información que proporcione será clave para la elección intermedia en la que busca mantener – es prioridad- la mayoría en la Cámara de Diputados, ganar cuando menos diez de quince gubernaturas en juego y no perder las principales alcaldías en el Estado de México, así como congresos locales.
Nada más.
Y aunque principalmente se le investiga por el presunto soborno de diez millones de dólares recibido de la constructora brasileña Odebrecht y la compra de chatarra – Agro Nitrogenados – a Alonso Ancira, dueño de Altos Hornos de México (AHMSA), el objetivo, ahora, es que suelte la sopa de quiénes y de qué partido recibieron cañonazos de millones de pesos para aprobar la reforma energética.
Y, de hacerlo, López Obrador tendrá en sus manos un golpe certero y a la cabeza del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que pretenden pelear curules a lo morenistas en San Lázaro para arrebatarle esa mayoría aplastante que ganó en 2018.
Actualmente, posee mayoría simple, suficiente para reformas que no requieren la calificada. De los 500 diputados, tiene 254 y esa mayoría se consigue con 250 más uno.
En las reformas constitucionales, así como nombramientos de presidente interino, de consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral (INE); de Secretario General y de los integrantes de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados se necesita mayoría calificada, o dos terceras partes.
Esa mayoría la reúne con sus tapetes: el PT, Encuentro Social -que ya no tiene registro, pero lo tendrá-, el Verde y anexas.
Ese es el objetivo y por eso a Andrés Manuel le molestó tanto el desplegado de intelectuales de esta semana, que llama a integrar un frente opositor para arrebatarle la Cámara en 2021 y amarrarle las manos hasta el final del sexenio.
¿Qué significa?
Que ya no consiga sus reformas.
En el Senado tiene mayoría simple y Ricardo Monreal, coordinador de los morenistas, ha sufrido para conseguir los votos que ha necesitado.
Ciertamente las gubernaturas, las alcaldías y los congresos locales son también importantes, pero la nota, lo fundamental, es la Cámara de Diputados.
El mero preciso peleaba aparecer en la boleta con su revocación de mandato, pero no pudo imponerlo y se tuvo que conformar con que sea en 2022.
Pretendía, evidentemente, que su imagen pesara a favor de Morena, tal como ha sido desde su primera competencia presidencial, con el PRD.
El es el producto, él es el imán, no Morena.
Cientos de candidatos ganaron por él, no por ellos, la mayoría ilustres desconocidos.
¿Qué negoció?
López Obrador está obligado a informar qué se negoció con Lozoya Austin.
Ayer reiteró que será testigo protegido.
Que la FGR “así se lo informó” -insiste en la presunta autonomía de la fiscalía- y que él la respeta y confía en Alejandro Gertz Manero.
Porque ese traslado al hospital en lugar de al reclusorio norte suena a sospechosismo.
¿Qué, en España, donde estaba detenido, no lo atendieron?
¿Por qué armar ese espectáculo?
Y , más aún, exhibir al presidente.
En Colima, en la mañanera, en el cierre de su gira por la paz -superó las diferencias, cuando menos en el discurso, con los gobernadores de Guanajuato y Jalisco-, no sabía qué Lozoya no estaba en prisión.
Y el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, tampoco.
¿Y la reunión del gabinete de seguridad?
¿Entonces para qué se reúnen?
¿ Para echar un café y donas?
Y si lo sabían, entonces merecen el Oscar.
O, cuando menos, el Ariel, por su actuación.
¿Se negoció que el ex director de Pemex no pisara la cárcel?
Porque bien puede quedarse internado y, desde ahí, soltar la sopa.
El preciso volvió a decir que si la indagatoria lleva a Enrique Peña Nieto votaría en contra de procesarlo.
Y añadió a Felipe Calderón, su acérrimo adversario.
El que le robó 2006 con ese 0.56 por ciento.
Pero su discurso de combate a la corrupción y de no negociar la ley se queda corto y no servirá de nada, si no se aplica.
Dice que se haría una consulta, que el pueblo decida.
La ley no se somete a consultas, Andrés Manuel.
Se aplica y ya.
La venganza de Nieto
Santiago Nieto Castillo fue corrido de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade) por orden del entonces procurador general interino, Alberto Elías Beltrán, luego de que Lozoya Austin fuera acusado por el hoy titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de presionarlo para que no le investigara por el billete recibido de Odebrecht.
Así lo declaró -la presunta presión- al diario Reforma- y dijo que el amigo presidencial le pidió no procesarlo, lo que éste negó.
Hoy Nieto Castillo lo tiene en sus manos.
Bueno, en manos de la Fiscalía.
Para el caso, es lo mismo.
Impresionante
Preocupante, el video del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)
Ciertamente no se compara con el poderío del Ejército Mexicano.
El problema es que está amarrado.
La orden es no responder agresiones.
Primero, el video de José Antonio Yépez El Marro, de Santa Rosa de Lima.
Ahora, este.
El CJNG ya actuó en la Ciudad de México.
Atentó contra Omar García Harfuch, no debe olvidarse.
Vámonos: Ridículo, absurdo, tontería. Por eso fracasó el plan de las diputadas de Morena, Valentina Batres Guadarrama, hermana de el señor de los tuppers -dizque para ahorrar- en el Senado, y Martha Avila. Querían que los inquilinos morosos se quedaran, prácticamente, con el inmueble del arrendador.
Les jalaron las orejas desde el Zócalo.
Significaba votos en contra. Sencillo.
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