OAXACA, Méx.- Dañado por el sismo del 7 de septiembre de 2017 y tras aproximadamente un año de acciones correctivas, las cuales fueron supervisadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Templo de San Miguel Arcángel, en la región oaxaqueña de los Chimalapas, ha concluido su restauración arquitectónica.
El inmueble del siglo XVI, construido en una sola nave con una cubierta a dos aguas y ligado al inicio de la evangelización en la zona periférica de Juchitán por parte de la Orden Dominica, presentó daños que fueron catalogados como moderados.
El arquitecto del Centro INAH Oaxaca, Vicente Jiménez Desales, informó que los principales daños en el recinto se debieron, entre otros factores, al impacto que el movimiento telúrico tuvo sobre segmentos del templo que tenían intervenciones inadecuadas.
Agregó que aunque las modificaciones “son hechas con buena fe por parte de los devotos de los templos, a menudo no emplean los criterios arquitectónicos más óptimos”.
Ejemplos de ello, citó, era un pequeño balcón que instalaron en la fachada del Templo de San Miguel Arcángel, a la altura de la venta coral, el cual tuvo que ser retirado; y un par de baños públicos emplazados al exterior del inmueble religioso, adosados a una esquina del muro testero.
En este sentido, Jiménez Desales detalló que el muro testero fue uno de los más vulnerados por el sismo, por lo que tuvo que ser recimentado con piedra y reintegrado con tecnología histórica, como una serie de tres refuerzos de madera de chicozapote, colocados al ras, al medio y en la corona del muro, para que reemplazaran a los elementos de concreto y convivieran más armónicamente con la fábrica original de adobe.
Tanto los cimientos del muro testero como los contrafuertes del templo fueron reforzados con piedra; asimismo, en áreas como la sacristía se procuró liberar los espacios donde había concreto y sustituirlos por materiales compatibles con la arquitectura tradicional, sin comprometer la estabilidad estructural del edificio.
El supervisor de las obras de restauración, por parte del INAH, indicó que en lo concerniente a la cubierta, se sustituyeron diversas vigas de madera carcomidas por insectos y se dio tratamiento de fumigación a las que aún estaban en buenas condiciones. De igual modo, la cubierta de lámina, colocada en años previos, fue reemplazada por una de tejas de barro.
Tras indicar que los trabajos físicos ya concluyeron, el arquitecto dijo que como medida tomada en conjunto con las autoridades de la localidad, el templo reabrirá a la feligresía, una vez que las condiciones sanitarias por la pandemia de la COVID-19, lo permitan, a fin de evitar aglomeraciones, y agregó que, mientras tanto, se efectúa la etapa de cierre documental del proyecto de restauración.
“Siempre procuramos sociabilizar los avances de los proyectos de atención por sismos. En este sentido, hemos dialogado con la comunidad de San Miguel para explicarle que estamos en la última etapa, de corte administrativo, para poder en el corto plazo hacer un protocolo formal de entrega-recepción de su templo”, finalizó.