Fue bonito mientras duró.
El verde que no era verde se terminó.
El que vox pópuli llama semáforo sandía (verde por fuera, rojo por dentro).
La CDMX regresa a amarillo, aunque el gobierno no lo desee.
No vaya usted a creer que se decidió el verde unos días antes de la elección del 6 de junio para influir en los votantes y enviar un mensaje de que todo está bajo control gracias al gobierno eficiente.
O que fue con el objetivo de que los mexicanos se confiaran, perdieran el miedo, y salieran a votar masivamente por Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
O que las más de 500 mil vacunas aplicadas diarias fueron sólo porque se buscaba manipular potenciales votos – ayer, Andrés Manuel reconoció que se están aplicando menos vacunas y lo atribuyó a que han llegado menos- para la causa morena.
No.
Eso no sucedió, no sea mal pensado.
Los casos y sus consecuencias iban a la baja.
Sí.
Pero al gobierno le urgía generar confianza.
Reactivar la economía.
Reabrir restaurantes, cines, teatros, centros comerciales. En fin, impulsar la actividad, los negocios, la operación.
Y, por supuesto, ganar la elección.
Así que se mandó a todos a las calles, con el riesgo conocido, pero no calculado -no llega a tanto el subse Hugo López-Gatell Ramírez- de que se incrementaran los contagios, los casos y las muertes.
Un jaloncito a la economía, de paso se vota y se regresa al amarillo, con actividades y cifras de verde.
El Hospital Juárez, por ejemplo, antes de la semana de la elección sumaba cuatro semanas de estabilidad, de no más de diez casos, con disponibilidad de camas.
Tres días antes de la jornada electoral ya tenían más de veinte casos y al menos tres intubados.
Y así el resto del sistema.
A todo esto debe sumarse la mala comunicación, calculada o por omisión, los mensajes y las señales encontradas, contradictorias, absurdas desde el principio de la epidemia.
-No sirve el cubrebocas; el presidente no es un foco de contagio; esta es una enfermedad que se cura sola; el pico será en mayo, en junio, ¿quién sabe?.
-Una cifra catastrófica, 60 mil muertos… y ya son 380 mil, según estadísticas oficiales, y 600 mil según proyecciones científicas.
“Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”; “el mejor funcionario del mundo”, y más.
Y ahora no es distinto.
Desconcentrada
Claudia Sheinbaum Pardo está desconcentrada.
El incidente -así le llama- de la Línea 12 del Metro la tiene muy preocupada.
Sabe que 2024 está la vuelta de la esquina y que, a propósito de viajes, el tren se le va.
La conclusión del Colegio de Ingenieros el jueves fue lapidaria: se detectaron al menos 32 puntos más de fallas, de errores – que sería negligencia- y no se recomienda reabrir la línea.
Repararla, derribarla o lo que se vaya a hacer no es tema de un mes o dos.
Será al menos un año y eso significa puntos en contra para Sheinbaum Pardo.
Y lo sabe.
Por eso no quiere irritar más a los habitantes de la capital del país, que ya la castigaron en las urnas el 6 de junio, quitándole 9 alcaldías de 16.
Son los peores resultados electorales para un gobernante de la ciudad, desde que la izquierda se hizo de ella en 1997 con Cuauhtémoc Cárdenas.
Y quiere enderezar la nave.
Aún tiene dos años por delante para recuperarse y ser la candidata presidencial que sueña.
Como ve, como se da cuenta, el semáforo verde fue una decisión absolutamente electorera, con todo y la vacuna, que ya ha avanzado, sí, pero igualmente manipulada.
Los cínicos del Verde
El Partido Verde Ecologista de México, que ni es partido ni es verde ni ecologista ni, mucho menos, de México, dice que no sabía nada de los influenciadores.
De los que pagó y hoy, asegura, ni conoce.
Karen Castrejón, la dirigente partidista -por cierto, no le caerían mal unas sesiones de oratoria o discurso- niega todo y se hace la inocente.
La lideresa de la farsa dice que en ningún momento estaban llamando al voto y que se enteró ¡por los medios de comunicación!, porque ella ni los conoce.
Fernanda Moreno asegura que le pagaron 10 mil pesos.
Mientras, Lorenzo Córdova, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) pide sanción ejemplar para los tramposos -si es que se comprueba -porque, además, son reincidentes.
Vámonos: Impugnan a Ricardo Gallardo en SLP. Pide la alianza PAN-PRI-PRD nulidad de la elección.
Rebase de topes de campaña, boletas desaparecidas, ineficaz custodia de boletas y más, los argumentos.
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