El acarreo para el mitin de Andrés Manuel López Obrador para volver a mostrar que llena más la plaza que los conservadores se llama traslado de simpatizantes.
Tortas, chescos, tamales de chipilín, tlayudas, sopes, atole con el dedo y un quinientón para los que traerán, principalmente, de la veintena de estados que gobierna Movimiento Regeneración Nacional (Morena) pero
también del resto de las entidades.
Sí, esos que reciben una pensión, una beca, por estrategia política como el mismo Andrés Manuel reconoció en enero pasado, no porque sea cierto aquello de “primero los pobres”.
Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya saben que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos.
No así con sectores de clase media ni con los de arriba ni con los medios ni con la intelectualidad. Entonces no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política, dijo el 4 de enero.
Esos pobres, a los que se les da dinero para comprar su voto, son los que generosamente traerán los diputados de Morena, con recursos de su salario, de su dieta.
Así lo dijo ayer Ignacio Mier Velazco, tal como sucedió con la anterior marcha, la del 27 de noviembre de 2022, justo dos semanas después de que se llevara a cabo la de la sociedad civil en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y que descalificaron desde Palacio Nacional.
Tengo conocimiento, me lo han hecho saber, que van a destinar parte de su dieta para poder estar presentes y con ellos algunos de los compañeros que quieren venir y que, solidariamente, apoyan su traslado los diputados, dijo en San Lázaro.
Ahí estaba el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien, obvio, justificó ese mitin que es más un acto de campaña que una conmemoración de la expropiación petrolera.
El tabasqueño acudió a dar línea para modificar el artículo 33, ese que se aplica a los extranjeros cuando se entrometen en política mexicana.
El acarreo es una constante en manifestaciones y actos de Morena. Así sucedió, también, en la consulta para revocación de mandato otra farsa, cuando hasta Mario Delgado, líder morenista, fue captado dando ride en una camioneta a su clientela.
BARTLETT Y LA BURLA
Manuel Bartlett se burló de las viudas de la mina Pasta de Conchos.
Quiso ser gracioso.
Cuando estaba en conferencia para abordar la promesa incumplida de rescatar los cuerpos de los mineros que murieron en 2006, soltó una frase cuando menos desafortunada.
Quedamos en que se siga adelante, estuvimos juntos y están de acuerdo ellas. Claro que están.
¿Todas?, le preguntó un periodista, conservador y neoliberal. ¿Están todas las viudas?, dijo otra reportera igualmente incómoda.
Luisa María Alcalde, secretaria del Trabajo, pretendió distender:
Todas las viudas estuvieron convocadas el día de hoy.
Ya han muerto cinco viudas, replicó la misma reportera.
Y vino la frase de Bartlett:
Esas no van a venir.
Vámonos: Claudia Sheinbaum ya se la creyó.
Estoy puesta para la encuesta. Tomen té de tila, recomendó en clara alusión a Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal.
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