¿Usted es de los millones de mexicanos que se preguntan cómo consiguió Andrés Manuel López Obrador que su candidata Claudia Sheiunbaum Pardo ganara las elecciones presidenciales?
La respuesta ya la conocíamos y ayer la confirmó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) al dar a conocer un informe del estado financiero de la nación, en el estand up de Palacio Nacional: en casi seis años, los programas sociales y las obras insignia costaron ¡7.9 billones de pesos!
Sí, 7.9 millones de millones, el equivalente al presupuesto anual promedio de todo el gobierno federal en cada año de este fallido sexenio.
En 2019, el primer año lopezobradorista, el gasto fue de 5. 8 billones de pesos; en 2020 ascendió a 6.059 billones; en 2021 alcanzó 6.295 billones y en 2022 llegó a 7.08 billones de pesos.
En 2023 ya se notaba la carga al gasto, al ubicarse en 8. 299 billones de pesos y este año, la cereza en el pastel por la elección presidencial, fueron 9 billones, de los que 2 billones son deuda.
Un 104 por ciento más que el satanizado Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), tan criticado por López, que asciende a 1 billón 130 mil millones de pesos.
¡Ah y con un crecimiento mediocre menor a 1 por ciento este año que, sumado, no alcanza el 1.2 por ciento promedio anual en este gobierno!
Con Ernesto Zedillo, la tasa de crecimiento promedio anual fue de 3.6%; con Vicente Fox de 2.3, mientras que con Felipe Calderón de 2.2 por ciento y con Enrique Peña Nieto, de 2.17 por ciento.
Todos, conservadores y neoliberales, como dice el acomplejado ocupante de Palacio Nacional.
Esos préstamos sin tener garantía de que se pagarán, son muy peligrosos.
Es como una familia que pide dinero para mantener el ritmo de vida, porque gasta más de lo que genera o gana.
¿Qué tal?
Imagine esa cantidad de devaluados pero útiles pesos para comprar el voto de 23 millones de familias en todo el país.
¡Ah, y no necesariamente mexicanos humildes o en condición de pobreza o pobreza extrema!
Miles de los beneficiarios de las becas, pensiones y apoyos en efectivo -tarjeta del Bienestar- son, incluso, jubilados o pensionados por diversas instituciones o, simplemente, no lo necesitan, pero, vividores y abusivos, la cobran con el argumento cierto pero absolutamente ventajoso e inmoral de que “es universal”.
Ahí, en el Salón Tesorería del vetusto edificio donde huele a naftalina, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, pintó ayer un panorama económico para México que sólo existe en su mente.
Y en la de López Obrador.
Según el señor que decide la política económica y financiera del país, todo está perfecto y no podría ser mejor desde que su jefe y benefactor está en la presidencia.
Los recursos de todos los mexicanos que pagan impuestos dirigidos a los “programas prioritarios sociales” pasaron de 253 mil millones de pesos en 2019 a 741 mil millones de pesos en 2024, esto representa un crecimiento de 131 por ciento.
¡Más del doble!
Desmenuzado, según la SHCP, son 2.9 billones de pesos en programas sociales y cinco billones de pesos en proyectos de inversión prioritarios, como el Tren Maya, el AIFA y la refinería de Dos Bocas.
Si a esos 7.9 billones de pesos se suman la compra del voto directa el día de las elecciones, el acarreo, el condicionamiento de la entrega de los programas, así como el relleno de urnas y toda clase de trampas, el triunfo de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) era prácticamente inevitable.
Por supuesto, sin olvidar que tanto López Obrador como Sheinbaum Pardo anduvieron en campaña cinco años. Uno desde Palacio Nacional todos los días y la otra en sus eventos diarios y, en los últimos tres años, en giras junto a su impulsor y protector los fines de semana “en su descanso” y, ¿por qué no?, entre semana cuando coincidían en la Ciudad de México.
Mienten todos.
Claro que hay deuda y claro que creció.
Es la más alta en los últimos 20 años.
Según Hacienda, la deuda pública será del 48.6 % del producto interno bruto (PIB) cuando López Obrador concluya se vaya, 4.9 puntos porcentuales más que la que dejó Enrique Peña Nieto en 2018 y 26 por ciento más que con Vicente Fox, quien la dejó en 22 por ciento en 2006, su nivel más bajo en casi 40 años.
Claro que hay gasolinazo.
Costaba la tipo Magna 19.31 al comenzar este gobierno y hoy está en 23.98.
Casi 5 pesos más.
La inflación, no se diga.
La más alta en 21 años.
Así que no crea todo lo que dicen en Palacio Nacional, porque, parafraseando al tabasqueño, “yo tengo otros datos”.
Vámonos: Vaya descaro de Ana Gabriela Guevara y de todos los trepadores del gobierno federal, incluido López Obrador: presumir las escasas pero invaluables medallas olímpicas, cuando mandaban a los y a las deportistas a vender tangas o Tupperware.
Cínicos
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