No, más bien el que existe no es de ustedes, como ocurrió después de la revolución mexicana. El poder del Estado es ahora de una fuerza política que no controlan los gruposeconómicos, los dueños de los medios de comunicación y sus aliados —o más bien sus empleados— el PRI y el PAN.En la segunda midad de los años ochenta surgió el liderazgo de un tabasqueño que incomodó al salinismo. Considerando que no ponía en riesgo nada, el presidente Salinas lo toleró, no lo mató a pesar de formar parte del perredismo que quisieron acabar.
En ese sexenio, se estima que el sistema asesinó a trescientos líderes del partido del sol azteca. Es probable que valoraron su aniquilamiento físico, pero no se atrevieron porque “el peje” ya había sido arropado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Heberto Castillo. Hacerlo hubiera significado un alto costo político para el gobierno; un escándalo de orden nacional e internacional cuando en ese momento lo que querían era superar la inestabilidad que siguió luego del fraude de las elección de 1988.
Bajo el zedillismo, en un primer momento se presentó la alternativa de respetar los resultados de las elecciones de gobernador en Tabasco, lo que hubiera permitido que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se desempeñara como titular del Ejecutivo de esa entidad. Tal evento no ocurrió, porque los aliados políticos del priista Roberto Madrazo Pintado lo impideron, obligándo al presidente Ernesto Zedillo a dar marcha atrás y dejar que el candidato tricolor asumiera la gubernatura de la entidad, a pesar del escándaloso fraude en contra del PRD y, sobre todo, en contra del líder de la izquierda que había apoyado el pueblo tabasqueño.
Al no respetar su triunfo, el sistema cometió su primer error; lejos de acabar con “el peje” provocaron que subiera un escalón decisivo en su carrera política. Fue electo líder nacional del PRD, el partido de la izquierda que, en esa época, hizo contrapeso a los abusos del poder presidencial. No tenía la fuerza para cambiar los atropellos, como el Fobaproa, pero sí para llevar y reiterar la denuncia en los foros no controlados por el régimen. El PRD logró triunfos inesperados, rompiendo el binomio a modo que representaban el PRI y PAN para aprobar lo que quisieran.
Al dejar la dirigencia nacional, AMLO quería competir nuevamente por la gubernatura de Tabasco. Sin embargo, se presentó la coyuntura de hacerlo por la jefatura del Distrito Federal. Porfirio Muñoz Ledo no había aceptado la candidatura por diferencias con Cuauhtémoc Cárdenas. En una elección cerrada, AMLO ganó y fue un hábil gobernante que puso la agenda nacional con sus mañaneras. Los medios nacionales atendían más lo que hacía y decía el jefe de gobierno que las giras presidenciales de Vicente Fox. Dejarlo pasar como jefe de gobierno fue el segundo error del viejo sistema político.
Llegó el tercer error, el desafuero. Luego vino el cuarto, le robaron las elección en 2006 y 2012. Contrario a lo que se diga, si hay quinto malo, lo dejaron hacer un partido político y a él lo menospreciaron. Decían que andaba puebleando. Y ¡pácatelas! en 2018 ganó la presidencia del país y la mayoría en la cámara de diputados. Ahí acabó todo. la derecha perdió el rumbo, no supo que hacer. Con gritos y sombrerazos llegaron a las elecciones de 2021 y le hicieron al “peje” lo que el viento a Juárez. Otra vez fueron derrotados.
En las elecciones de 2024, solo se confirmó que ya no tienen el poder. Ojalá lo entienden para que sean oposición. Por el momento no lo son.