Claudia Sheinbaum Pardo está acorralada por Donald Trump, el delincuente, el convicto populista… de derecha.
Vaya paradoja que agobia a una populista de presunta -no existe en México- izquierda.
El inminente presidente de Estados Unidos -asumirá el cargo el próximo lunes 20 de enero- fue hallado culpable de 34 delitos de alteración de documentos para pagar 130 mil dólares – unos 2.5 millones de pesos- a la actriz porno Stormy Daniels antes de las elecciones de noviembre de 2016, por una relación extramarital, pero no pisará la cárcel ni pagará cuando menos una multa… por ser presidente electo.
Ese malandro regresa a la Casa Blanca para un segundo mandato y tiene contra la pared al gobierno de México nuevamente, como cuando obligó a Andrés Manuel López Obrador a enviar 27 mil soldados a cuidar las fronteras norte y sur para no incrementar aranceles a los productos mexicanos, luego de que el tabasqueño azuzara a los migrantes a cruzar por México y llegar a Estados Unidos en busca del sueño americano.
¿Lo recuerda?
El magnate, traidor, soberbio y petulante, luego violó la confidencialidad de los acuerdos entre dos gobiernos y reveló que dobló a Marcelo Ebrard, entonces canciller, en dos minutos para conseguir lo que quería.
Trump presionó también para revisar el TLC hoy llamado TMEC y ofendió y humilló cuantas veces quiso al gobierno mexicano y a López Obrador, pese a que siempre se refirió a él como un hombre bueno con un defecto: ser de izquierda.
Tal como López dice y decía, el empresario es un populista al que, dice, el pueblo bueno le dio todo el poder, los medios de comunicación no dicen la verdad y él puede hacer lo que se le antoje.
Trump amenaza a Sheinbaum y a México nuevamente con la aplicación de aranceles -esta vez de 25 por ciento- a todos los productos que se exporten a su país, no quiere los autos chinos que han inundado suelo mexicano y exige combate al fentanilo y a los migrantes.
Los aranceles se mantendrán hasta que México y Canadá- país al que también amenaza- tomen medidas contra las drogas, en particular el fentanilo, y los migrantes que cruzan la frontera ilegalmente.
¡Ah, y en el caso de México, amaga con declarar a los cárteles del narcotráfico como terroristas, lo que le facultaría para entrar a suelo mexicano a combatir directamente a los cárteles, que tienen sometido al gobierno!
Ayer, Marco Rubio, propuesto como secretario de Estado en el equipo de Trump, se manifestó a favor de así sea.
Es una presión que tiene a Sheinbaum contra la pared y que le ha obligado a combatir la llegada de toda clase de mercancía china y a incautar fentanilo, aunque sea en cantidades mínimas.
López Obrador, doblegado ciertamente, supo manejar la situación en su gobierno. Toca ahora a Sheinbaum conseguirlo.
Ambos son gobiernos populistas, aunque uno rico -dl de Trump- y otro pobre- el de Sheinbaum-, pero entre los que existe tal interacción que sería absolutamente grave una separación a estas alturas.
Ciertamente Sheinbaum, como todos los presidentes mexicanos, no tiene opción ante Estados Unidos y sus bravuconadas discursivas no pasarán de eso, “porque México tiene su himno nacional” y entregarse es, realmente, la única opción,
Claro, con sus discursos patrioteros.
Vámonos: La farsa continúa para elegir a jueces y magistrados.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex