Este miércoles, Los Ángeles fue escenario de una polémica redada migratoria que marcó el regreso de operativos masivos en la ciudad. Bajo el nombre de “Operación Caballo de Troya”, agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) se infiltraron en la comunidad inmigrante utilizando un camión de mudanzas para realizar arrestos en el barrio de Westlake.
¿Cómo se llevó a cabo la redada?
El operativo ocurrió en el estacionamiento de un Home Depot, cerca del Parque MacArthur, epicentro de la comunidad migrante. Los agentes se ocultaron en un camión de la empresa Penske, simulando buscar trabajadores. Al atraer a varios hombres que ofrecían mano de obra, los oficiales enmascarados salieron del vehículo y comenzaron a perseguirlos, logrando la detención de al menos 16 personas.
¿Qué dice la ley sobre este tipo de operativos?
La redada se realizó a pesar de una orden judicial vigente que prohíbe arrestos basados en raza, idioma o presencia en lugares específicos. Esta restricción fue ratificada por el Noveno Circuito de Apelaciones, pero el fiscal federal interino, Bill Essayli, declaró que “la aplicación de la ley federal no es negociable”.
Reacciones de la comunidad y organizaciones civiles
Grupos como Unión del Barrio denunciaron que los migrantes trabajadores fueron el principal objetivo, y no miembros de pandillas como MS-13, como alegó el Departamento de Seguridad Interna. Activistas y abogados calificaron el operativo como una traición a la confianza pública, y alertaron sobre posibles redadas futuras.
¿Qué implicaciones tiene para los migrantes en California?
El regreso de estas redadas genera temor e incertidumbre entre los migrantes, especialmente en zonas consideradas “santuarios”. Aunque la empresa Penske se deslindó del operativo, el uso de tácticas encubiertas ha encendido el debate sobre los límites legales y éticos de la aplicación migratoria.







