Si, así es; en Tlalnepantla de Baz gobierna una mujer. El reto que asume no es fácil por dos razones, una undamental y la otra por rivalidad política. La primera es porque asume un gobierno en franca crisis financiera, desarticulado, señalado abiertamente de corrupto y con rezagos considerables en todos los servicios municipales. La segunda, porque la ciudad ya tuvo una mujer al frente de la administración municipal en la panista Ruth Olvera Nieto, quien por azares del destino recibió la administración del padre de la ahora titular del gobierno. La panista lo hizo sorprendentemente bien, administró y dirigió el gobierno municipal de manera eficaz y eficiente. Y un detalle distintivo más: no renunció a su cargo para buscar otro puesto de elección popular. Concluyó su administración de punta a punta. Fue exitosa y apreciada.
Caprichosa y circunstancial como es la política y tan impredecible como puede ser la democracia, cuya característica es que es tan imperfecta como lo es la vida de los seres humanos, la sucesión municipal en Tlalnepantla de Baz encierra variantes poco esperadas como inexplicables. El devenir político del municipio es algo que vale la pena traer al análisis y la reflexión. En noviembre de 1996, Ruth Olvera le ganó las elecciones al que era considerado uno de los mejores o el mejor
presidente municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el estado de México. Incluso, sus méritos como gobernante alcanzaban para considerarlo un fuerte aspirante a la candidatura a gobernador de la entidad. Además, era uno de los políticos regionales del Valle de México más cercanos al entonces gobernador Emilio Chuayffet Chemor.
En el proceso de elección interna del PRI para aquellas elecciones, el candidato natural era Don Saulo Jiménez Leal, pero según se dijo en esos tiempos que su condición de fe y preferencia religiosa lo alejaron de esa posibilidad. Se tenía la sensación que fuera quien fuera el candidato la elección se ganaba por el trabajo del presidente municipal. El resultado no fue como se esperaba; la camiseta no bastó para ganar. El PRI perdió la elección municipal frente a una mujer panista, con escasa experiencia política y sin el liderazgo municipal de otras figuras que le competían, a pesar de que ya había sido diputada federal. En general, se puede aceptar que una desconocida había ganado al gobernante mejor evaluado del PRI mexiquense. Los cachorros de la revolución, del México del “arriba y adelante”, habían perdido ante su adversario histórico de la derecha. La hija de Gómez Morin había vencido a los hijos de Plutarco Elías Calles.
Perder nunca era el final de la obra, la normalidad era que el PRI arrasara en cada proceso electoral. El único problema que llegaba a presentarse surgía entre los propios aspirantes a suceder al presidente municipal en turno. Lo demás ya estaba hecho. Sin embargo, esa tendencia cambió y el PAN se hizo del gobierno por primera vez, bajo la conducción y el liderazgo del ex priista, Rubén Mendoza Ayala, personaje conocido entre la clase política local, pero lejano a los afectos de Don Emilio. Ruth Olvera fue la candidata, pero el operador triunfador fue Mendoza Ayala. Extraña mezcla, pero efectiva.En las elecciones de junio de 2015, lo esperado y lo que se podía anticipar como normal, era la derrota del PRI y su candidata a la presidencia municipal. El presidente municipal con licencia, Pablo Basañez García no fue un mal gobernante ni un mal administrador de la Hacienda pública, fue el peor, mérito por el que será recordado en la Tierra de Enmedio. Gobernó para sus amigos; es decir, fue buen amigo con sus amigos; pero enemigo de los ciudadanos de Tlalnepantla de Baz. Fue una lástima porque su llegada al gobierno era la oportunidad de una nueva generación formada para hacer política de vanguardia. Preparación tenía, experiencia administrativa también; su carencia fue de carácter, de liderazgo y terminó por dañar estructuralmente al municipio. Dicen que ayudó a todos sus cuates, principalmente a su cuñado, un español que seguro leyó textos del saqueo
de la conquista de México.
El saldo que Don Pablo Basañez heredó a la actual presidenta municipal es una ciudad devastada: no hay una sola calle sin baches, sin topes y que sea transitable con el decoro que se merecen los vecinos del municipio; la inseguridad llegó a niveles nunca vistos, al grado que en la Zona Oriente se formaron guardias comunitarias por tanto secuestro, asalto en el transporte público, cobro de piso, vandalismo y venta de droga en las calles y escuelas de nivel básico. En materia de educación, servicios públicos y desarrollo urbano las cosas corrieron la misma suerte: una desgracia. En desarrollo urbano afectó significativamente a miles de familias por tanta violación al uso de suelo en zonas residenciales, principalmente en la Avenida Jinetes, del fraccionamiento Valle Dorado. Por cierto, la única obra que hizo fue colocar un tope en la Avenida Paseo de las Aves, mismo que quitó a los días de colocado, pero dejó un bache que todavía está en espera de ser reparado. Fue difícil pensarlo, pero arrebató al “Tony” el título de mal a pésimo presidente.
Sin embargo, contra todo pronóstico, con el peor presidente municipal, el PRI volvió a ganar las elecciones municipales, con su candidata Denisse Ugalde Alegría.
Y lo que es más sorprendente, Pablo Basañez ganó la elección del Distrito 19 y ahora ocupa el cargo de diputado federal. Cómo entenderlo, cómo interpretarlo, es cosa de enfoques personales; el hecho concreto es que el PRI sigue en la conducción del gobierno municipal. Tal vez para los vencedores, que ahora están en funciones de gobierno, sea suficiente con ganar y, como se dice en el medio, sea una muestra del músculo político priista, pero ese ideal no existe, son otros tiempos aunque repitan en el cargo funcionarios del pasado. Primer acción equivocada de los recién llegados. Lo que viene es un reto para la joven presidenta municipal; de sus errores y aciertos dependen miles de familias agraviadas por presidentes y funcionarios identificados con su propio partido.
Por el bien de su administración y el municipio, urge que integre un grupo asesor con experiencia, conocedor de la cosa pública, que no sea experto en adular ni hacer política con lambisconería. Nadie gobierna solo y menos cuando el gabinete se empeña en hacer cuadros para engañarla. Recoger un perro sobre el periférico cuando ella vaya pasando es un ardid burdo, asumir un discurso fundado en que los cocodrilos vuelan bajito es condenar a su administración a la mediocridad. Debe saber y asumir que la falta de experiencia daña menos que la soberbia y que la prepotencia es una enfermedad que se vacuna con humildad.
Si aún no tiene a su grupo asesor es grave, pero si ya lo tiene es peor, porque no se ve que tengan idea de cómo remediar el atraso en que recibieron al municipio.
Repartir rosca y juguetes es síntoma y evidencia de que las cosas no tienen rumbo.
Que va llegando, que no tuvo tiempo, es una mentira que se derrumba por su propio peso. Han desaprovechado meses desde que fue electa y obtuvo su constancia de mayoría, hasta la toma formal del gobierno el primero de enero.
El daño a la infraestructura urbana, en las áreas verdes, en los espacios públicos y la inseguridad se incrementó tan pronto como el PRI ganó las elecciones. Se olvidaron de los servicios de la ciudad; lo que no olvidaron fue lanzar una campaña de cobro de derechos e impuestos a las familias y empresas del municipio amenazante y llena de presión para corromper. La cosa era llevarse lo que se pudiera. El colmo fue que no pagaron ni el aguinaldo a los trabajadores municipales.
Con todo, la presidenta merece un voto de confianza, pero debe empezar por hacer públicos los daños a la hacienda municipal y señalar a los responsables. No puede ser posible la forma como cerraron las finanzas que no había para la gasolina de patrullas y camiones recolectores de basura. Tampoco es lógico que una ciudad de la importancia de Tlalnepantla de Baz padezca marchas de sus trabajadores para exigir el pago de su quincena y aguinaldo. La policía no marchó porque ellos cargaron el pago de sus honorarios a los automovilistas particulares y conductores de camiones de carga y del servicio público. La extorsión se disparó; los policías corrían para dar alcance a su víctima y cual novillero que arrima el cuerpo al toro por su hambre de triunfar, se paraban frente al conductor echando el pecho y la mariconera por delante.
Esperemos, con honesta y abierta sinceridad, que le vaya bien; que sea mejor gobernante que la panista de la administración 1997-2000. Se puede equivocar, nadie está exento de ello, pero también debe tener el valor de asumir el error y corregir a tiempo. Don Pablo agravió a la ciudadanía; por lo tanto, uno de sus retos es superar esa condición de rechazo, de enojo e impotencia de los ciudadanos.