CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- En palabras de Jorge Alberto Rivero, “la Academia tiene que voltear a la cultura popular, ya que en ella existen discursos que han sido ignorados por las élites académicas”.
La charla titulada Ton’s qué con el cine de Tin Tan. Una mirada más allá de lo anecdótico, impartida por el académico, arrancó con una afirmación sobre medios como el cine, los cómics y la música, que en términos sociológicos, históricos, incluso filosóficos, son una fuente para conocer a la sociedad en una época específica.
El caso particular de Germán Valdés Tin Tan es una muestra de que en lo artístico y cultural estaba insertado lo político. La charla, organizada en el marco de la exposición ¿Actuamos como caballeros o como lo que somos? El humor en el cine mexicano, analizó el discurso propio del personaje dentro de la lógica de la producción cinematográfica nacional y también respecto a la recepción que tuvo en la sociedad, en la alta cultura o en la política, ante la censura.
Desde el inicio de su carrera, Germán Valdés fue fiel representante de un periodo álgido en la economía y política mexicana; en el caso de su etapa como Pachuco, podemos apreciar los años cuarenta cuando México y Estados Unidos estrechan lazos y, por supuesto, la cultura (desde la mano de obra de los braseros hasta el desarrollo del spanglish).
Por otro lado, en pleno apogeo del actor, su personaje de Tarzán citadino, así como los filmes que protagonizó, van a cuestionar el “milagro alemanista” gracias a argumentos urbanos donde vemos el crecimiento de un espacio como la Ciudad de México.
Ningún actor o actriz del cine mexicano, aseguró Rivero Mora, “tuvo la espontaneidad o el manejo del escenario desde un inicio de su carrera”. Tin Tan desarrolló estos elementos gracias a su trayectoria previa al cine, como la radio: “Muchas de las locuras visuales que vemos en sus películas, él ya las hacía en la radio”, mencionó.
Tin Tan es un personaje múltiple que llegó al cine gracias a la dirección de Humberto Gómez Landero, pero tuvo su apogeo en más de 30 largometrajes con el prolífico Gilberto Martínez Solares.
Finalmente conoció una etapa de decadencia en filmes donde “su chispa” es aún visible, pero en los que no tuvo el brillo merecido a causa de apariciones demasiado breves.