TOLUCA, Méx.- En el marco de sus 70 años de vida, el poeta Antonio Deltoro fue reconocido en el ciclo Protagonistas de la literatura mexicana, ya que la suya es una voz de alto voltaje dentro de la poesía escrita en español, de resistencia íntima, de tiempo, de quietud.
En la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes y en la conmemoración del Día Mundial de la Poesía, el autor de libros como Algarabía inorgánica, Los días descalzos, Balanza de sombras, El quieto y Los árboles que poblarán el Ártico, se dijo francamente emocionado, “cuando me avisaron de este reconocimiento evidentemente no me lo creía”.
Aunque este gesto puede no merecerse, si es de agradecerse, apuntó el poeta para quien la amistad no es un club, ni un partido, ni una secta, “es la simpatía más pura y sutil, es una curiosidad misteriosa y cordial, bueno, a eso aspiro, a ser amigo”.
Durante el homenaje, el autor recordó que nació enredado en el cordón umbilical, que es agnóstico pero cree en los dioses, que a él lo componen perros, libélulas, rumiantes, piedras, vecinos, parientes y gatos, no los mismos de siempre, que comenzó como erizo y ahora se ha vuelto zorra.
“Vivo en el planeta vivo por ahora”, señaló el poeta para quien la vida es una abundancia, una excepción azarosa que dura poco, por lo que dijo, “quisiera fundar una religión de agradecidos y estoicos, de buscadores y valientes”.
Christian Peña, quien participó en la tertulia para celebrar la obra del poeta, destacó que “la quietud es el extremo desde el que habla Deltoro, una voz de alto voltaje dentro de la poesía escrita en español, una de las obras más importantes en la literatura mexicana contemporánea”.
Justo ahora que los días son cada vez más veloces y que el tiempo es lo más preciado, “la poesía de Deltoro nos muestra el valor de permanecer quietos, de ser testigos y cómplices de la esencia de las cosas, su obra se mueve por un tiempo distinto al de nosotros, su anacronismo es del siglo XX”.
Por su parte, Luigi Amara consideró que la poesía de Antonio Deltoro es una forma de resistencia. “Sus poemas de alejan de la época que nos ha tocado vivir, de esta época que propende al ruido, que celebra la rapidez y tiene en la ocupación del tiempo a uno de sus mayores ídolos”.
Cada página de sus libros, agregó, “parece una toma de distancia, la búsqueda de un paréntesis habitable que suspenda los valores imperantes y nos reconcilie con las cosas sencillas, con la vida perdida, curiosamente, la vida de todos los días”.
Por ello, indicó que la resistencia de Deltoro es una resistencia íntima y casi silenciosa, pues él está interesado en iluminar el vacío, en escribir sobre la quietud, que es quizá otra cara del vértigo, empeñado en cavar un hueco de silencio en libros que despliegan una moral poética, una moral de la quietud.
Finalmente, Juan Carlos Abril quien celebró este homenaje a Deltoro, comentó que sus poemas “simplemente cuentan un hecho, lo relatan de manera poética, constatando una situación con altas dosis de distancia o extrañamiento, se constituyen en fragmentos de la realidad. No hay por el contrario ninguna rebeldía ante el ser en su obra, antes bien, le distingue una serena aceptación del tiempo que le ha tocado vivir, de las cosas y animales que le acompañan, de la gente que le rodea”.
Antonio Deltoro agradeció al Instituto Nacional de Bellas Artes este homenaje y a los ponentes sus comentarios, aunque reconoció que “para mí ha sido desconcertante escuchar hablar de mi poesía” y la tertulia culminó con la lectura de algunos de sus poemas como Añoranza y Los cielos territoriales.