BOGOTÁ, Colombia.- La Biblioteca Nacional de Colombia presentará hoy en la FILBo el libro “A cincuenta años de Cien años de soledad”, una antología que recoge documentos, fotografías, reflexiones y correspondencias relacionadas con la obra cumbre del Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez.
En la presentación de esta publicación en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) participarán su editor, Diego García Elío, el escritor mexicano Jorge F. Hernández y la escritora colombiana Piedad Bonnett.
“A cincuenta años de Cien años de soledad” es una publicación que recoge textos del mismo Gabriel García Márquez y de otros autores como Mario Vargas Llosa, Álvaro Mutis, Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, entre otros.
Sus fotografías y correspondencia acercan al lector a un recorrido íntimo por el “detrás de cámaras” de esta obra, rememorando el entorno literario y cultural en el que se gestó. Testimonios y documentos componen esta creación a varias manos que celebra la obra que le cambió la vida a Gabo y, de paso, a un país.
“Es curioso saber que aquellos tiempos de tantas angustias económicas para Gabo, al mismo tiempo, eran considerados por él mismo como ‘la época más feliz’ de su vida”, señaló la Biblioteca Nacional de Colombia.
El Nobel de Literatura, en “la víspera de su grandeza, no podía permitirse una buena cena o comprar costosos regalos para sus hijos, pero se daba el lujo de permanecer concentrado, todos los días, al frente de su máquina dejando que un río de palabras se escribieran sobre las cientos de hojas que constituyeron la obra cumbre de su carrera”.
Los amigos de García Márquez fueron el “gran soporte para su sostenibilidad y la de su familia por aquellos días, que preguntaban curiosos por los avances de su obra”.
Fue supersticioso, inventaba historias “para evitar contar lo que realmente estaba escribiendo, con miedo de espantar a los duendes si se ponía a hablar más de la cuenta… con el temor de dejar volar el encanto misterioso que lo inspiraba cada día, cada vez que su mente y su imaginación se iban a vivir a Macondo, mientras él permanecía sentado en una silla tecleando, a dos dedos, su propio destino”.
Cuando llegó la hora de “mandar su obra a Argentina, desde México, tal era la precariedad económica que le tocó enviar la mitad del texto completo pues el dinero que tenía no le alcanzaba para que todas las hojas escritas llegaran al sur del continente. Tamaña angustia vivió, junto a Mercedes, cuando descubrió que había enviado la segunda mitad y no la primera parte”.
Un anticipo de la Editorial Suramericana “fue la que permitió que el faltante del libro llegara a manos de quienes tendrían el privilegio de ser los primeros en publicarlo”.