CUAUTITLÁN, Méx. Es un vecino incómodo. Habitantes de comunidades cercanas a las estaciones del Tren Suburbano aseguran que las ventajas de este medio de transporte rápido y ágil se ven opacadas por los problemas que generan los miles de usuarios del mismo, que acarrean sobre todo basura e inseguridad.
Desde hace tres años ríos de personas se desbordan diariamente en las colonias aledañas al Tren Suburbano. Los pobladores aseguran que su tranquilidad es arrasada por el incesante ir y venir de hombres y mujeres que dejan tras de sí basura, inseguridad y caos.
Habitantes de las colonias El Huerto y Paseo de Santa María, en Cuautitlán-México, donde se ubica la estación Cuautitlán del Suburbano, y La Quebrada, en Cuautitlán Izcalli, frente a la estación Lechería, afirman que la mala planeación y las obras inconclusas generan impactos negativos en sus comunidades.
El Suburbano fue proyectado para transportar a 300 mil usuarios al día y a tres años de distancia sólo traslada 132 mil pasajeros diariamente, debido sobre todo a deficiencias en las rutas del transporte público que llegan a las estaciones del tren.
María Regina Palacios Vergé, presidenta de Colonos Unión Anáhuac A. C., del fraccionamiento La Quebrada, menciona que el Tren Suburbano es necesario, pero los gobiernos federal, estatal y municipal no evaluaron adecuadamente su impacto en las comunidades, problema que no ha sido resuelto a tres años de operación de este medio masivo de transporte.
“Estamos a favor del progreso, pero tiene que ser responsable. Tienen que hacerse los dictámenes de impacto, los reglamentos necesarios para que se coordinen con los municipios y se estructuren los usos del suelo, se defina dónde se va a ubicar el transporte colectivo, dónde van a estar las personas tomando sus autobuses, todo. Y además que haya un poco de derrama económica a la comunidad o comunidades circundantes”, expresa.
Afirma que la planeación está al interior del tren y en el exterior impera el desorden: vehículos estacionados en lugares prohibidos, unidades del transporte público se detienen en sitios no autorizados, prolifera el comercio ambulante, no existen accesos para personas discapacitadas fuera de las estaciones y aumentaron los robos y asaltos.
“Los vecinos no vemos un beneficio para la comunidad. Insisto, el comercio debería estar bien establecido, porque es bien importante, pero todo bien organizado, un estacionamiento público en el que ellos puedan generar ingresos, pero también la comunidad, su imagen urbana sea limpia, sea correcta. Es decir, a favor del progreso, por supuesto, pero responsable”, comenta.
Añade que habitantes de La Quebrada colocan piedras, troncos y objetos frente a sus domicilios para evitar que los usuarios del Tren Suburbano se estacionen y aumentó el robo de vehículos a vecinos.
La situación es similar en Cuautitlán-México, en donde “todos padecemos al Suburbano”, dice Belem Martínez Martínez, habitante del fraccionamiento Paseo de Santa María, cuyas calles están cerradas con rejas, cadenas y maceteros, y a pesar de ello los robos son frecuentes.
“Es un beneficio porque se ahorra uno como dos horas en trasladarse, pero son más los perjuicios en el sentido de que fue una mala ubicación que se hiciera aquí la estación. Este fraccionamiento era muy tranquilo, había robos, pero no como ahora”, añade.
Dice: “Nos dejan basura para empezar, pasan con lo que vengan comiendo, botellitas, envases o lo que sea y dejan ahí en las fachadas, las puertas, en los arbolitos. Ahí hay inseguridad porque llegan hasta a orinarse, gente que llega al suburbano, son personas que sin ningún pudor van haciendo sobre la banqueta, viendo que vienen personas, niños o muchachas. Es una cosa exagerada la gente que circula”.
José Luis Peralta Bazán, de la calle Ferronales Oriente, ubicada junto a la estación Cuautitlán, narra que todo el día escuchan la música de fondo y los avisos del tren, además de que los pasajeros usan como paso esta calle y orinan y tiran basura en ella.
Martín Castillo Ibarra, presidente del Consejo de Participación Ciudadana del barrio El Huerto, también en Cuautitlán-México, expresa que policías de tránsito impiden que taxis ingresen por la calle Ferronales Oriente y obligan a los pasajeros a descender a unos 100 metros de la estación, aunque se trate de ancianos o personas discapacitadas.
“Este carro rojo lo dejan desde la mañana y vienen por él hasta las nueve de la noche. Hay muchos estacionamientos públicos, pero la gente no quiere pagar. Todo el día viene y va gente”, señala.
El pasado 4 de julio fue inaugurado un estacionamiento público en la estación Cuautitlán del Suburbano, con tarifa de 15 pesos la hora y 30 pesos todo el día, aunque es ocupado por menos de 100 automovilistas diariamente, ya que estacionamientos cercanos cobran 20 pesos por todo el día.
María Teresa Morales Montoya, de Paseo Santa María, no está de acuerdo con el cierre de calles, lo que obliga a los colonos a dar rodeos para salir de la comunidad.
Relata que algunas vecinas impedían el paso a personas por sus calles, “que la chusma, que pasa mucha gente. Las que viven exactamente frente, que porque la gente las ve, que había gente que se sienta en el cárcamo, hay una bardita, la gente se sienta a comerse una torta o a esperar a alguien, eso les parece mal, porque ya las están viendo, porque las vayan a asaltar, porque son mujeres solas, pero sus casas están cerradas, totalmente están cerradas”.
El alcalde de Cuautitlán-México, Francisco Javier Fernández Clamont, asegura que en 27 minutos se hace el viaje desde este municipio hasta Buenavista, en el Distrito Federal, lo que antes requería dos horas.
Agrega que el Tren atrae inversiones al municipio y próximamente dos grandes empresas se mudarán junto con sus trabajadores, las cuales estaban instaladas en el Distrito Federal, en tanto que desarrolladores de vivienda se promocionan anunciando su cercanía con el Tren.
Reconoce que los vehículos eran estacionados en las calles de El Huerto y Paseo Santa María, por lo que incentivó a particulares para convertir sus predios en estacionamientos, que ahora están llenos de clientes.
“Ha venido gente que se dedica a delinquir y lo utilizan (el Tren) como una vía rápida de irse. Hacen su delito y se van, a ver quién los encuentra, no son gente de aquí. Vienen de colonias populares de la ciudad de México. Entonces ha habido ese problema”, señala.
Afirma que destinará dos patrullas para vigilancia exclusiva del Tren Suburbano y otras dos para el centro histórico, debido a que el primer cuadro de la localidad concentra el mayor número de denuncias ante el Ministerio Público.
Dice que también existen obras pendientes que frenan la operatividad del Tren, cuya afluencia estimada para la estación Cuautitlán es de 80 mil usuarios al día y actualmente tiene 40 mil.
Entre las obras inconclusas está el puente vehicular Fresnos-Río Córdoba y es necesaria la adecuación de otras vialidades.
Añade que el gobierno local proyecta renovar la imagen urbana del centro de Cuautitlán, para lo cual requiere apoyo de los gobiernos federal y estatal, sobre todo porque es la única estación que se ubica en el primer cuadro de un municipio.
Y mientras el Tren Suburbano busca más pasajeros, sus vecinos exigen mayor planeación para que disminuyan los efectos negativos causados por este medio masivo de transporte.