Javier Duarte de Ochoa ha bajado 34 kilogramos gracias al ejercicio y a una rigurosa dieta, dice, y va por 11.
Los bajará en breve, seguro.
El jueves, en Alvarado, Veracruz, en la graduación de la generación 2011-2016 de los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, fue ignorado por Enrique Peña Nieto.
Sentado a cuatro sillas del mexiquense en el presídium, Duarte de Ochoa no sabía si reír, llorar o echar a correr.
Paga los escándalos por presuntas irregularidades, desvíos. Paga su actitud déspota, así como la violencia, narcotráfico y la ejecución de una veintena de periodistas en su sexenio.
Los encargados de la logística le impidieron acudir a recibir a Peña Nieto al aeropuerto y fueron los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Francisco Soberón, los encargados.
En el evento, Peña Nieto ni saludó al aún gobernador -deja el cargo hasta diciembre y lo sucederá un personaje igual o más oscuro, Miguel Angel Yunes-, y pasó de largo a la hora de lo social.
Más aún, gracias al photoshop, Presidencia eliminó de las fotografías al gobernador, quien recientemente presumía la amistad y cercanía con el mexiquense.
Duarte de Ochoa debe estar preocupado.
Las señales, aunque contradictorias ciertamente, porque un día lo maltratan y al otro lo consienten, muestran que, ahora sí, ha sido abandonado.
Primero fue Carolina Monroy en su interinato como líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tras la renuncia de Manlio Fabio Beltrones, cuando aseguró que el partido no respaldaría un solo acto, un solo dicho, un solo hecho que contraviniera el Estado de Derecho.
– Si bien es jurídicamente correcto, habría que revisarse desde el punto de vista ético, advirtió.
Luego, la controversia constitucional de Peña Nieto contra los sistemas anticorrupción de los gobernadores priistas, lo que lo obligó a desistir de su blindaje.
Y ahora, el mensaje inconfundible:
– Cuídate Juan -Javier- que por a’i te andan buscando.
Aunque tarde, porque Veracruz se perdió en la paliza del 5 de junio, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) se llevó siete de doce gubernaturas, un eventual proceso legal en contra del mandatario parece más cercano.
Si el gobierno federal quiere recuperar algo en imagen y credibilidad, entonces deberá actuar, porque permitir la impunidad significará poner en riesgo el Estado de México, elección madre de 2017.
Veracruz, el tercer mercado electoral, ya se perdió y está en manos del PAN y el rémora PRD; la Ciudad de México, la segunda plaza de importancia en votos la dirige el PRD con Miguel Angel Mancera y perder el Estado de México, que aporta la mayor cantidad de sufragios, sería suicida para el PRI y para el peñanietismo rumbo a 2018.
Acuerdan con la CNTE
Y en esa serie de malas decisiones o falta de éstas, el gobierno de Enrique Peña Nieto, con el presunto indomable secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong y el joven secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, ya se entregó a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Ayer se confirmó lo que se sabía y ellos han rechazado: las negociaciones con la disidencia en Bucareli pasaban por la liberación de los líderes de la CNTE, Rubén Núñez y Francisco Villalobos.
La negociación de la ley, que el gobierno dice no negociar -Peña dixit-, prevé el retiro de los bloqueos, una evaluación light y a modo y la suspensión de los despidos de aquellos que o reprobaron o fueron pillados en labores sindicales o administrativas, pero no de aula, así como algo de varo.
Curiosamente, a una semana del inicio del curso escolar, el 22 de agosto, el gobierno deja salir a los dirigentes que, de acuerdo con el libreto, amenazan con mantener las protestas.
Nuño Mayer ha perdido toda posibilidad de ser candidato presidencial en 2018, y Osorio Chong, con todo y las encuestas que le ubican entre los posibles -no olvidemos que éstas dicen lo que quien las paga quiere oír-, no parece bien librado.
Mal humor, desánimo y pesimismo
Justo en el punto más bajo de popularidad desde que asumió en diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto hizo ayer una reflexión.
Acaso ya se dio cuenta de que el mal humor social es porque no se cumplieron las expectativas y pidió a los jóvenes mexicanos no contagiarse ni del desánimo ni del pesimismo, tan vigentes hoy.
En la entrega del Premio Nacional de la Juventud, dijo:
– He decidido hacer a un lado el discurso. Los jóvenes no quieren discursos.
En un salón en Los Pinos, obligado por la contingencia ambiental, deslizó:
– No se contagien ni del desánimo ni del pesimismo, que no debe tener espacio en el corazón de ningún joven.
Sí dar espacio a la crítica, sí dar espacio a rechazar modelos que no sirven; sí dar espacio, precisamente, para aportar a mejorar lo que hoy tenemos.
Pero no dejarnos inundar por pensamientos que nos lleven a pensar en escenarios catastrofistas, pesimismo, porque nada nos alimenta, ni ilumina el corazón cuando así se piensa.
Y es que las malas decisiones, los absurdos y el amiguismo continúan. No se aprendió la lección con la Casa Blanca, con la de Ixtapan de la Sal, la de Malinalco, ni con los ostentosos y multitudinarios viajes a Londres y París.
Tampoco con el mal manejo del asesinato de 3 normalistas de Ayotzinapa y la desaparición y presunta ejecución de otros 43.
La información del diario The Guardian, que esta semana reveló el uso de un departamento en el conjunto Ocean Towers de Cayo Bizcayno, allá por Miami, Florida, por parte de Angélica Rivera, esposa de Peña Nieto, propiedad de Ricardo Pierdant, amigo del mexiquense desde la universidad y empresario con negocios en México, revivió la polémica por un presunto conflicto de interés.
Como dijera un clásico:
-¿Pero qué necesidad?
Vámonos:
Demencial, lo descubierto por la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México.
En la colonia Santiago Sur, en Iztacalco, fueron rescatados nueve perros pitbull que eran maltratados y presuntamente sometidos a actos de ¡zoofilia!
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