QUITO, Ecuador.- La fulminante propagación del coronavirus en la provincia de Guayas, cuya capital Guayaquil es una de las ciudades del mundo más castigadas por el coronavirus per cápita, ha creado una situación de abandono de cadáveres, en medio del nerviosismo de la población y las críticas contra el gobierno de Lenín Moreno, desbordado por la magnitud de la crisis.
Por poner en relieve la magnitud de la tragedia, sólo en Guayaquil hay 1,301 contagiados y, hasta el 31 de abril, se contabilizaron 60 muertos, el doble que en México y bastante más que en el resto de naciones latinoamericanas, con la excepción de Brasil, donde la cifra de muertos hasta ayer era de 206 fallecidos.
Cuerpos de enfermos fallecidos de covid-19 se han visto en la última semana en las calles de Guayaquil, Ecuador pic.twitter.com/VKYa2MLdfv
— RT en Español (@ActualidadRT) April 1, 2020
“El olor es putrefacto”
La desesperación es tal entre los habitantes de la ciudad más poblada de Ecuador (2.7 millones de habitantes) que familiares de fallecidos por coronavirus han empezado a quemar sus restos en la calle y a colgar videos para denunciar el abandono en el que se encuentran y la falta de respuesta por parte de las autoridades.
Otro denuncian que se han visto obligados a vivir en la calle, luego de convivir cinco días con los restos de un familiar envuelto en un plástico, dentro de la casa. “Hace cinco días que esperamos que vengan los servicios funerarios a recoger los restos de mi madre. Nadie ha aparecido”, se lamentó un hombre junto a su mujer y sus tres hijos, sentados en el muro exterior de su vivienda.
Estefanía Guerrero contó al diario “El Universo” que su padre falleció el sábado por la mañana y hasta el mediodía del lunes el cuerpo no había sido levantado.Explicó que llamó a la ambulancia porque su padre presentaba problemas respiratorios. Como los paramédicos no llegaban a su casa, decidió llevar a su padre a una clínica, pero no lo dejaron ingresar. Luego lo llevó a un hospital, pero murió en el camino. Un policía le dijo que reportara el fallecimiento al 911, pero nunca tuvo respuesta. “Yo ya no sé qué hacer, el olor es putrefacto”, dijo llorando.
Otra joven guayaquileña y quien pidió que no se difunda su nombre, relató a la BBC que su padre murió en sus brazos y estuvo 24 horas en la casa. “Nunca le hicieron la prueba del coronavirus, solo nos decían que nos podían agendar una cita y que tome paracetamol. Tuvimos que retirar el cuerpo por medio de particulares porque no tuvimos respuesta del Estado. Uno siente impotencia al ver a su padre así y tener que salir a pedir ayuda”.
Decenas de videos dan cuenta también del drama de la colapso en los hospitales, donde se puede ver a personas siendo atendidas en sillas y en el piso, sin ningún tipo de protección.
A las funerarias desbordadas de trabajo, se sumaron otras, generalmente pequeñas, que se niegan a seguir los procesos por temor a contagios al desconocer la causa del fallecimiento.
Y a esto, se sumó la dificultad que conlleva el toque de queda, por quince horas, a partir de las 14.00 hora local, en todo el país, que complica los trámites de defunción, algo que intentan solucionar ahora con la extensión de ciertos horarios de trabajo.
El lamento de la alcaldesa.
“¿Qué está pasando en el sistema de salud pública del país?. No retiran a los muertos de las casas, los dejan en las veredas, caen frente a hospitales, nadie los quiere ir a recoger”, alertaba el fin de semana la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, desde el aislamiento en su casa por ser una de las contagiadas de COVID-19.
En respuesta al colapso del sistema funerario producto de esta crisis es de tal magnitud que el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, debió conformar una fuerza de tarea conjunta para facilitar los trámites y poder enterrar a todas las personas fallecidas.
Entre el lunes y martes “hemos sepultado aproximadamente cincuenta personas”, anunció el responsable de la recién creada fuerza de tarea conjunta, Jorge Wated.
“Los casos que nos reportan, sobre todo en redes sociales, nos han informado eso, de que han estado cuatro días, cinco días esperando (para el levantamiento de cadáveres)”, admitió Wated.
Las autoridades intentan facilitar los procesos para evitar que la gente salga de sus casas a hacer filas por trámites legales para los entierros o las cremaciones. Hay gente “que ha logrado sacar el documento, que ha logrado comprar el cajón mortuorio, pero que no tienen un lugar donde enterrar”, y en ese caso, las autoridades pueden apoyar gratuitamente con un camposanto ya establecido para darles un entierro “digno”, apuntó Wated sobre una iniciativa del presidente Lenín Moreno.
Con el nuevo macrocementerio, el mandatario anulaba la idea inicial de crear una fosa común en la que enterrar a todos los fallecidos del coronavirus, porque le pareció poco digna.
Fuente: Agencias en Guayaquil