Sólo hay una manera de que la devastada economía nacional se recupere, según los expertos en finanzas: consumiendo.
Sí, comprando, gastando dinero.
Aunque es complicado para la mayoría de los 125 millones de mexicanos porque al menos 12 millones se han quedado sin empleo y, en consecuencia, sin ingresos, lo cierto es que, independientemente de cubrir las necesidades básicas, salir a un restaurante, a una fonda, a un puesto de comida, cualquiera, significa movimiento, reactivación.
Ayer, la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) informó que al menos 90 mil restaurantes quebraron ya debido a los cuatro meses de confinamiento y a que los clientes tienen aún miedo a asistir, pese a que han implementado todas las medidas de higiene y prevención que las autoridades les han impuesto.
Francisco Fernández, presidente de la Canirac, asegura que el aforo de 30 por ciento es insuficiente para que los negocios se recuperen y señaló que se requiere, cuando menos, 60 por ciento.
Si está en sus posibilidades, si usted es de los afortunados que recibe su salario puntual cada quincena porque la empresa en la que trabaja ha sido consciente y solidaria o porque es empleado del sector público, entonces compre, gaste, ayude, contribuya.
Es verdad que la incertidumbre por el futuro ha generado un cambio de hábitos en el consumo, pero también es verdad que si usted trabaja en casa y recibe su pago, entonces ha ahorrado lo que antes destinaba a transporte, alimentos y chatarra en la oficina.
De esos recursos bien puede destinar una parte para consumir en un negocio de alimentos, de cualquier clase, para reactivar al sector y para ayudar a que esos millones de mexicanos que trabajan en éste puedan mantener su empleo y, sobre todo, llevar dinero a casa.
Ayer, el gobierno de la Ciudad de México dio a conocer que los restaurantes y bares ya pueden tener música, en vivo y grabada, con un volumen limitado.
Esa decisión beneficiará a los negocios, porque es parte del ambiente y estar en silencio no es atractivo para muchos de sus clientes.
Se prohibió en la reapertura, que ocurrió en junio, para evitar que los asistentes cantaran o elevaran la voz en su conversación y expulsaran gotas de saliva, lo que podría generar contagios de coronavirus.
En la zona de La Condesa, la Roma y Polanco los restaurantes lucen semivacíos.
Los propietarios aseguran que las ventas no han alcanzado el nivel que creyeron y que, de continuar así, habrá más quiebras.
Fernández, por su parte, acaso en un intento por convencerse a sí mismo, dice que la quiebra de miles de negocios significará que los otros incrementen sus ventas.
Pero advierte que esa ansiada recuperación tardará, cuando menos, un año.
Y eso si la economía retoma su ritmo.
Farmacéuticas, listas
La Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (AMELAF) quiere ser considerada en el concurso para la compra de medicamentos que hará el gobierno federal y, para ello, ya se puso en contacto con la UNOPS en México para reunirse y exponer el tamaño de la industria y la formalidad con que opera.
Luego de la firma del convenio de colaboración entre el gobierno federal con la ONU, a través de la UNOPS y la OPS, para la compra de medicamentos en el extranjero y de que Jorge Alcocer, secretario de Salud, afirmara que la industria farmacéutica nacional podrá participar en las licitaciones, a las que dichos organismos internacionales convoquen, la AMELAF y su director ejecutivo, Juan de Villafranca, se movilizaron.
Así, contactaron a Fernando Cotrim, a quien se le solicitó una reunión con el Presidente y Director Ejecutivo de AMELAF, Arturo Morales, y con Juan de Villafranca.
La industria aglutina más de 70 plantas en todo el país y genera más de 40 mil empleos calificados.
Vámonos: El tapabocas es un asunto político.
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