Andrés Manuel López Obrador no puede ni debe andar ya en su jetta blanco.
Ese que se ve muy bonito, sencillo, no lujoso y que le permite cercanía con la gente, con los que le respaldan.
Necesita de las camionetas que subastó, las que utilizaba Enrique Peña Nieto y que tostoneó a finales del año pasado, porque a él lo cuida el pueblo.
Dudo mucho que el pueblo pueda protegerle de un indeseable ataque como el que sufrió Omar García Harfuch, secretario de Seguridad de la Ciudad de México, quien salvó la vida gracias a la camioneta blindada en la que viajaba y que, aseguró Andrés Manuel el fin de semana, le fue entregada cuando se conoció que se atentaría en su contra.
En la lista de atentados que se han evitado y que se han conocido, según Andrés Manuel, y de la que habló Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad, se sabe que en la lista estaban Marcelo Ebrard Casaubon, Santiago Nieto Castillo y el mismo Durazo.
La información se obtuvo porque fueron interceptadas llamadas del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). A Ebrard Casaubon, por su posición clave en el gobierno como canciller y secretario de Gobernación de facto, además de haber extraditado al hijo de Nemesio Oseguera, capo del cártel, a Estados Unidos,.
Rubén Oseguera fue enviado en febrero de este año.
A Nieto Castillo por haber congelado cuentas bancarias de casi 2 mil contactos del grupo, y a Durazo Montaño por ser el secretario de Seguridad federal y por los golpes que ha dado.
Desde el inicio de este gobierno se le ha dicho al tabasqueño que no puede ni debe descuidar su seguridad.
Populista, se negaba hasta que se dio cuenta que es necesario y aceptó la integración de un equipo de hombres y mujeres, que dirige Daniel Asaf, llamado Ayudantía, y del que han saltado a puestos clave algunos como David León, director de Protección Civil.
Eso se acabó desde el viernes.
López Obrador debe entender que representa a una institución, al Estado mexicano y que no puede exponer la investidura -como tantas veces ha dicho- porque en ello lleva la de por sí endeble estabilidad nacional.
Un ataque al presidente sería el tiro de gracia en las condiciones que vive México por la devastada economía, la epidemia de Covid-19 y la delincuencia que, lejos de disminuir, crece cada día.
Nadie verá mal que utilice un auto blindado ni hombres armados.
EL blindaje lo salvó
La camioneta en la que viajaba el secretario de Seguridad es una Suburban premier 4×4,blindada en junio de 2019 por la empresa Abate autos blindados, representada por Automotriz Internacional Polanco.
José Ramón Abraham, director general, asegura que tiene un costo de dos millones de pesos -unos cien mil dólares- y que resiste toda clase de armamento.
El viernes resistió por al menos tres minutos la lluvia de balas de armas como Barret, calibre .50 y rifles M-60, lo que demuestra la fortaleza del material utilizado.
Cierto que finalmente penetraron algunos proyectiles, por lo que el funcionario resultó lesionado, pero si el blindaje hubiese sido de menor nivel o calidad, García Harfuch estaría muerto.
De acuerdo con la ficha técnica de servicio, la unidad, con nivel de protección 5 Plus (BR 7), tiene blindaje de acero balístico Armor 550 de 4.5 y 6.5 mm, respectivamente.
En el frente cuenta con pared de fuego, lienzos en las puertas, traslapes de lienzos, cubre espejos, postes del parabrisas, tanque de gasolina, puertas, conchas y tapones.
FAKErman
Alejandro Rojas Díaz Durán posteó ayer en facebook, que el John Ackerman es en realidad John FAKErman, porque, asegura, no aperece su supuesto doctorado en el Registro Nacional de Profesionistas para ocupar una plaza del mayor nivel de investigador en la UNAM.
Asegura el suplente de Ricardo Monreal en el Senado, que la UNAM debe investigar por qué se le contrató sin el título correspondiente, porque estaría cometiendo fraude y daño patrimonial al erario.
-Estaría cometiendo un delito penal en #México, que amerita hasta con cárcel, de acuerdo con al artículo 250 del Código Penal.
Espero que la UNAM investigue a fondo y en serio.
“Doctor” Fake Ackerman: ¿nos podrías aclarar lo de tu título “patito” por favor?, dice.
Ackerman llamó sicarios a los periodistas la semana pasada, acorralado cuando fue señalado de poseer una fortuna en bienes inmuebles, junto a su esposa, Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública.
Que muestra el título, ¿no?
Vámonos: La OMS es contundente: Lo peor está por venir. Ni siquiera está cerca de concluir. No salga, si puede.
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