El mensaje en video que publicó en redes terminó, de una vez por todas, con las noticias falsas, con las especulaciones y con las voladas en torno a su estado de salud, al contagiarse de Covid-19.
Se lo dije en la entrega del jueves:
“Se necesita una fotografía de Andrés Manuel, un mensaje en video o uno de voz para no generar especulaciones y hasta mentiras, como las que ya ha tenido que enfrentar Jesús Ramírez Cuevas, vocero presidencial”.
Tardó en hacerlo, pero fue porque su estado físico no era el óptimo y no se lo permitía.
Visiblemente afectado y con abrigo, agradeció las muestras de solidaridad hasta de los adversarios políticos y dijo que se recuperará, porque hay que concluir el proyecto: acabar con la peor pandemia: la corrupción.
Andrés Manuel, bienvenido.
Y es que, independientemente de si su desempeño ha sido bueno o malo, si ha cometido errores, si sus decisiones han contribuido a la grave crisis económica que azota a México, a la polarización, a la división, a nadie conviene, al país, a los mexicanos, un presidente enfermo y, mucho menos, muerto.
Y la Covid-19 mata.
Ha matado a más de 200 mil personas en México, según las cifras reconocidas por la Secretaría de Salud (SSa) y por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Y ha contagiado a dos millones.
La salud de un primer mandatario, de un jefe de la nación, no es cualquier cosa.
También se lo dije: la salud del presidente es un tema de Estado, es asunto de seguridad nacional y, en consecuencia, no puede ni debe mantenerse en secreto, en la opacidad, porque comenzarán las especulaciones.
La única manera de terminar con esos rumores, en caso de serlo, es que se dé información clara, transparente, o que el mismo Andrés Manuel envíe un mensaje, una foto, un video.
En alguien cupo la sensatez y el presidente aceptó hacerlo.
Jesús Ramírez tuiteó ayer:
-Convocamos a medios de comunicación y a la ciudadanía a evitar difundir versiones no confirmadas por el @GobiernoMX sobre la salud del presidente. Hay versiones de mala fe y desinformación con intenciones políticas, que buscan dañar la imagen del mandatario. No a la infodemia.
Tiene razón, pero si alguien provocó esas versiones no confirmadas sobre la salud de Andrés Manuel fue el gobierno, con sus mensajes vagos, sin detalle, con el argumento de que se violentaba su privacidad.
Hasta los adversarios políticos, como Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto mostraron civilidad y altura de miras y que grilla y salud son temas distintos.
Las noticias falsas, las voladas no han sido de personajes serios, sino una constante de las benditas redes sociales, donde cualquiera puede convertir en tendencia o trending topic una ocurrencia.
Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, con su discurso que raya en el exceso de cortesía -“hoy tuve el privilegio de… hoy tuve el honor de hablar con el señor presidente”- dijo el lunes, un día después de que se conoció el contagio, que no se revelarían detalles clínicos.
Luego, el señor presidente (sic) autorizó -ordenó- transparencia, pero jamás se cumplió.
No pasaba de “el señor presidente presentó episodios de febrícula; está de buen humor”; hasta el “prácticamente está asintomático”, del jueves.
Andrés Manuel estará fuera de circulación otra semana cuando menos.
Trabajando, dice.
Y qué bueno, porque el panorama, aunque lo niegue, es poco prometedor.
Golpe de Canadá
Justin Trudeau, el bien parecido -derrite a las reporteras, basta recordar cuando vino a México en el sexenio de Peña Nieto- primer ministro de Canadá dejó helados a quienes escucharon su inglés afrancesado:
-Canadá suspende todos los vuelos hacia México y el Caribe desde ahora y hasta el 30 de abril, para evitar más contagios y la importación de los nuevos tipos de virus, dijo en un mensaje la mañana del viernes.
Y aquí, con el desplome de 44 por ciento en el turismo, el golpe comenzó a hacer efecto.
Se acabaron los springbreakers -los viajeros, en su mayoría jóvenes preparatorianos y universitarios que llegan en la primavera- que, aunque ciertamente gastan poco, en esta época de crisis y desplome económico sus pocos dólares son absolutamente valiosos.
Aeroméxico anunció entrada la noche que cancelará todos sus vuelos a Canadá a partir de la semana próxima -entre 8 y 10 de febrero- a raíz del anuncio del premier canadiense.
¿Y qué ha hecho el gobierno mexicano en el tema?
Nada, cero.
Porque el señor subsecretario López-Gatell dijo -tal como con la aplicación de pruebas para detectar Covid y dar seguimiento a los contactos- que no, que para qué, que no es necesario y, entonces, no existe un control en la llegada de vuelos y viajeros a suelo mexicano.
Total, el virus y sus variantes de cualquier forma van a meterse.
Eso dice él, no yo.
El desplome
Y la caída del Producto Interno Bruto (PIB) es el remate al optimismo presidencial.
Nomás -8.5 por ciento en 2020.
Crisis agravada por el decrecimiento de 2019, el primero del sexenio, cuando el resultado fue de -.1 por ciento.
¿Lo recuerda?
López Obrador dijo ayer en el videomensaje que en enero se recuperaron 75 mil empleos, del millón 400 mil que se perdieron el año pasado.
Que sólo faltan 800 mil para regresar a los 20 millones 500 mil que había registrados en el IMSS en 2018.
No se ve cómo.
Y la Sputnik
El remate del mensaje fue la vacuna rusa, Sputnik V, que Vladimir Putin generosamente enviará en breve.
Serán 24 millones de dosis de una vacuna que no ha cumplido satisfactoriamente la fase 3 -última y que las de Pfizer y AstraZeneca aprobaron- y que la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) no ha avalado.
Y por eso se ha desatado la polémica.
Porque el gobierno mexicano traerá -comprará- una vacuna que no tiene el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni de los organismos de salud de países de primer mundo.
Evidentemente, Rusia defiende su invento.
La embajada en México salió a enfrentar las críticas.
Y López-Gatell -oootra vez, ni modo- en franca contradicción: el año pasado decía que no se podía comprar ni aplicar una vacuna sin aval de los organismos de Salud y, tres doritos después, dice que es buena, excelente, y que las críticas son malintencionadas y que tienen trasfondo político.
¿Usted se pondrá la rusa?
Vámonos: “Me siento cómoda”.
Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, ha convertido las conferencias matutinas o mañaneras en, cuando menos, digeribles, aceptables.
Con todo y que, tal como el señor subsecretario, no se atreve a contradecir a su jefe.
Ni tantito.
Feliz sábado.
albermontmex@yahoo.es @albermontmex