NAUCALPAN, Méx.- La primera vez que Antonio Saucedo Romero asistió a una exposición supo que quería pintar, y no lo impidió la distrofia muscular que padece de nacimiento. Estudiaba en la secundaria Isidro Fabela, de la Cabecera de Naucalpan, cuando visitó una muestra que se montó en la Unidad Cuauhtémoc y sintió que eso era lo que quería hacer el resto de su vida.
A sus 49 años, Antonio ha expuesto en el antiguo Museo Tlatilca y en el Adolfo López Mateos; la Unidad Cuauhtémoc, Teatro Bicentenario, la Casa Museo León Trotski, y las Casas de Cultura Azcapotzalco y de Tlalpan. “Al principio pintaba paisajes, ahora busco que la gente conozca lo que es vivir con el Síndrome de Charcot-Marie-Tooth (CMT)”, enfermedad degenerativa por la cual usa silla de ruedas desde los 17 años.
“Tuve que decidir entre mis aparatos ortopédicos que hacían que me trasladara en forma muy lenta o la silla de ruedas con la que iba y venía más rápido y podía ir al taller de dibujo y pintura de la Unidad Cuauhtémoc”, que se encuentra cerca de su casa y ha sido determinante en su vocación, ya que ahí conoció este arte, estudió y expuso.
La enfermedad que padece el pintor naucalpense afecta las células nerviosas periféricas, las cuales no pueden activar los músculos o retransmitir información sensorial de las extremidades al cerebro, esto le ha causado pérdida de masa en pies y manos.
A falta de fuerza muscular, Antonio Saucedo Romero tiene fe y voluntad. “Son muchas cosas que me motivan, la primera, tener la convicción de que si despierto es por alguna razón, que todavía hay algo que tengo que hacer y de la mejor manera posible, Dios es tan grande que me da la posibilidad de demostrarme a mí y a los demás que las cosas se pueden realizar”.