A mano alzada y a oscuras.
El apagón de ayer en la mañanera sirvió para la broma, para el meme, para volver a comparar a Venezuela con México.
Y para ver los claroscuros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El tabasqueño no quiere enfrentar a Donald Trump.
Le rehúye, lo evade, le da la vuelta.
Pero tarde o temprano tendrá que contestar y con energía.
El jueves lo hizo, aunque con tiento.
En campaña prometía responder tuit por tuit hasta casi hacerlo llorar.
-Vamos a respetar al presidente Donald Trump, pero va a tener que respetarnos. No va a agarrarnos siempre de escarnio. No es que se levantó en la mañana y voy a poner “los mexicanos son muy malos”, porque se lo recomendaron sus publicistas. Cuando diga algo va a tener una respuesta. No es que le voy a mandar a decir con el canciller. No. Yo también le voy a decir lo que pienso, prometía.
-Porque Peña no contesta, a Peña lo asustó Trump desde que le habló por teléfono. Le alzó la voz, lo cayó, pero con nosotros es distinto. Sin faltarle al respeto, lo vamos a poner en su sitio, lo vamos a hacer entrar en razón, presumía.
Y no se trata aquí de pretender que, como bravucón de barrio, saque los chacos o el puño de acero para enfrentar al patán presidente.
Tampoco de asumir una posición presuntamente patriótica, pero en realidad patriotera.
¿Declararle la guerra?
Sería un absurdo, una desproporción.
Porque debe quedar claro que Trump ha vuelto a utilizar a México para ganar simpatías y apoyo con la reelección de 2020 en la mira y no le importará pasar por encima de quien sea con su discurso clasista y xenófobo.
Se trata, sí, de fijar posición, de responder con firmeza.
¿Y a qué vino entonces Jared Kushner, yerno y operador del mandatario?
El escándalo de 2016 cuando Enrique Peña Nieto recibió a Trump en Los Pinos como si fuera presidente, cuando era candidato, y fue maltratado por la exigencia de éste de que México debía pagar el muro, es ejemplo de cómo las benditas redes sociales son incongruentes.
Entonces, se tildó al mexiquense de timorato y se le acusó de no defender la soberanía, al permitir, incluso, que el bipolar estadunidense reiterara, en su cara, que México pagaría tarde o temprano por el muro, que miles de connacionales serían expulsados y que se renegociaría el TLC.
Hasta Luis Videgaray Caso, posteriormente aprendiz de canciller, fue despedido por Peña Nieto –era secretario de Hacienda, pero vicepresidente de facto–, debido a la presión mediática.
¿Se equivoca López Obrador al no contestar los ataques del mandatario?
Ayer, en Poza Rica, Veracruz, lo sometió a consulta -obvio sin el menor rigor científico- y el venerable contestó a mano alzada que no, que deje pasar los ataques.
En términos reales es una batalla desigual.
La dependencia económica de México con Estados Unidos es indudable.
Y las consecuencias de un eventual rompimiento incalculables, pero ciertamente cuantiosas y con visos de desastre.
Y para ambas naciones.
Cuando allá hay un resfriado, aquí hay pulmonía.
(Cabe recordar el error de cálculo de Agustín Carstens de 2008, cuando como secretario de Hacienda del nefasto Felipe Calderón, dijo que si Estados Unidos tenía neumonía, México sólo un catarrito).
No es fácil, cierto, pero lejos de demagogia y discursos encendidos, pero poco efectivos, a López Obrador y a los mexicanos le caería bien una respuesta con fuerza y energía al autoritario.
Hasta los animalitos tienen sentimientos
En su sobreexposición mañanera, Andrés Manuel suele equivocar sus respuestas.
Acaso sea la premura o la presión de responder al momento, porque preparación, cultura e inteligencia le sobran.
Ayer cometió un error grave, que la bestia de internet no dejó pasar y lo convirtió en trending topic:
Cuando criticaba la voracidad de los conservadores (sic) y de los neoliberales, que todo quieren cobrar y odian la gratuidad, puso un ejemplo poco afortunado:
Comparó la ayuda social que los gobiernos están obligados a dar a la población, principalmente a la de escasos recursos, con alimentar a una mascota.
– Pusieron de moda una frase ‘enseña a pescar, no regales el pez’.
¿Cuántas veces usaron eso?
Claro que hay que enseñar a pescar, pero también la justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno.
Hasta los animalitos -que tienen sentimientos, ya está demostrado- ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’.
Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo.
Y estallaron las redes.
A favor y en contra.
Como sucede siempre.
Jesusa Rodríguez, senadora de Morena, continúa con sus dichos.
-Sentirse superior a las otras especias por ser humanos es tan estúpido como sentirse superior a otros seres humanos sólo por ser blancos o ricos, dice en un video.
Vámonos:
Mañana arranca la campaña en Puebla
Luis Miguel Barbosa –o quien fuera el candidato de Morena–, arrasará.
Alejandro Rojas Díaz Durán cita mañana a conferencia en el Senado.
¿El tema? Yeidckol.
albermontmex@yahoo.es @albermontmex