“El Gobierno de México alcanza por segundo año consecutivo, en beneficio de millones de trabajadores y trabajadoras, los consensos necesarios con los sectores obrero y empresarial para lograr un aumento de 20% al salario mínimo en 2020, cuyo monto fijo será de 123.22 pesos diarios.”
Así anunció con bombo y platillo, el gobierno de 4ta., el aumento al salario mínimo fijado para 2020. Pero, sin advertir a la opinión pública del consecuente incremento en los precios que origina el incremento de salarios por decreto y no por productividad.
Y es que, para aquel que en su vida no ha emprendido ni un changarro y se la ha vivido de “luchador social” con sueldo garantizado, es difícil predecir las consecuencias de alterar las variables de costos en las actividades productivas del país.
En un ejemplo simple, como el de administrar una papelería o la tiendita de la esquina, en el que el propietario del negocio se apoya de un ayudante, en el supuesto de estar obligado a pagarle conforme al salario mínimo oficial, al incrementarse dicho indicador en 20%, por lógica elemental dicho empleador no absorberá el impacto del aumento con cargo a su ganancia personal –que generalmente es el sustento de su familia-, sino que trasladará ese costo hacia el precio de los productos que vende al público.
En síntesis, el incremento por decreto de los salarios lo pagarán los consumidores en el mercado, no los empresarios, ni los intermediarios que ofertan sus productos en el mercado de bienes y servicios.
Caso contrario, cuando se incrementan los salarios en base a la productividad de las empresas y negocios nacionales: cuando aumenta la producción en una empresa o la eficiencia en un negocio comercial o de servicios, por tanto, aumentan las ganancias y estás se redistribuyen, tanto en las utilidades para los inversionistas, como en mejorar las remuneraciones del personal.
Así, para 2020 está a la vista el incremento de precios de manera gradual, en los bienes y servicios que encontramos en el mercado. Éste aumento de precios terminará pulverizando el tan presumido aumento del salario mínimo, con el re-etiquetado de nuevos precios en los productos básicos, así como de bienes y servicios.
Pese a que no se ha disparó la inflación, ya en enero se registra una cascada de aumento de precios en diversos productos, así como en insumos energéticos como la gasolina, el gas y la electricidad. Aunado que varios gobiernos estatales han dado madruguete con incrementos de impuestos locales y, los gobiernos municipales, con el incremento de predial y tarifas de agua.
El pasado 3 de enero, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), difundió los nombres de las marcas que elevaran sus productos, con lo que prácticamente queda pulverizado el 20 por ciento de incremento del salario mínimo.
Marcas como Bimbo, Gamesa, Modelo, Sabritas, Barcel, Lala, Alpura, Nestlé y Marinela, así como todas las marcas de refrescos, cigarros y cervezas, tendrán un incremento en el etiquetado de sus precios, con variaciones de entre uno y tres pesos, en sus respectivos productos.
En tanto, el precio de la gasolina comenzó 2020 con un ligero incremento, luego de que entrara en vigor el alza al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se paga por cada litro de combustible, lo que provocó temores de un nuevo gasolinazo.
Mientras, CFE también eleva sus tarifas de luz en un promedio de 4.8%, La cifra representa un alza de 0.035 pesos, en comparación al que se había mantenido sin variación durante el sexenio pasado, como parte del apoyo a las familias de menores recursos.
Nuevamente el presidente López exhibe su desconocimiento en los riesgos de alterar las variables económicas por capricho u ocurrencia, pues al incrementar por decreto los salarios mínimos, en la búsqueda del aplauso fácil a sus medidas demagógicas, a la larga termina afectando a las familias mexicanas quienes, como consumidores de productos básicos, bienes y servicios, terminarán pagando las medidas populistas de la 4ta., a través del incremento hormiga de los precios en el mercado.
“El socialista, el demagogo y el populista fracasan, cuando se les acaba el dinero de los demás”. -Margaret Thatcher-