El regreso a la normalidad aún está muy lejos.
Habrá que pasar por escenarios dolorosos y miles de muertos más por Covid-19 y sus variantes.
Ojalá no fuera así pero, desafortunadamente, lo será.
A Andrés Manuel López Obrador le urge regresar a esa normalidad.
Y a decir verdad, a todos.
Pero no así, no a costa de poner en riesgo la salud de miles de mexicanos.
El regreso a clases en las escuelas, por ejemplo, sin importar que los niños, como está comprobado científicamente, también enfermen y mueran o que sean transmisores del virus, es una decisión muy arriesgada y que tendrá costos altos.
No me importa que la mayoría no quiera, es indispensable regresar a clases, dijo el jueves.
Ayer matizó:
– Podemos regresar.
¿No quieren que vayan?
Pues no los manden.
Ciertamente hay que echar a andar la economía, porque cerrarla de nuevo, como sucedió en la primera oleada, allá por junio de 2020, sería enviar a la quiebra a más negocios y a familias enteras.
No obstante, habría que hacerlo con un plan, con una estrategia, corrigiendo los errores que se cometieron en más de un año de estar confinados y enfrentando la peor crisis mundial desde la Gran Depresión de 1929.
Andrés Manuel jamás reconocerá que se equivocó en sus decisiones y que, en un afán por mantener sus becas, que significan votos, ha hecho recortes obsesivos y excesivos.
Por eso no aceptará que debió hacer pruebas, dar seguimiento a casos y utilizar el cubrebocas desde el principio para enviar esa señal de protección. Y que Hugo López- Gatell Ramírez no ha sido lo mejor como zar anticovid.
Pero no.
No quiso colocárselo, porque -dicho por él- afecta la imagen presidencial, de fortaleza, y salud ante una pandemia.
Error.
Hoy, pese a que sí pide utilizarlo, lo que es ya un avance, insiste en no portarlo.
López Obrador quiere mandar esa señal positiva. Que haya una percepción de fortaleza y de aquí no pasa nada. Por eso se ordena el regreso de los burócratas a las oficinas a partir del 2 de agosto.
Y aunque con orden y reglas que cumplir, la decisión también es arriesgada.
Además de tener el cuadro completo de vacunación, deberán portar cubrebocas y presentar una prueba de covid con resultado negativo.
¿Y quién pagará por esa prueba?
¿O colocarán quioscos y centros de aplicación?
Porque no cuestan un peso.
Su costo, en el mejor de los casos, es de 500 pesos. Y sólo de detección de anticuerpos, lo que no garantiza estar libre de contagio.
Llegó la fecha
Mañana se llevará a cabo la consulta ciudadana para decidir si se enjuicia a los expresidentes.
Pregunta enredada -redactada por los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación – y un sin sentido.
Los delitos, en caso de haberse cometido, ya prescribieron. Caducaron, pues.
Sólo servirá para el discurso político.
No más.
Vámonos: Un clericot mandó al Torito al diputado de Morena por Guerrero, Rubén Cayetano.
-No soy un briago. De hecho, soy el único que ha asistido a todas las sesiones y cuatro veces he sido el más puntual.
Pues sí, pero chupaste y manejaste tu auto, mi hermano.
albermontmex@yahoo. es @albermontmex