CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Las bibliotecas digitales no son el futuro, sino el presente de estos recintos, ya que permiten el acceso al fondo patrimonial de sus materiales, como son primeras ediciones y documentos históricos cuya consulta estaba restringida al público y sólo permitida a investigadores y especialistas, destacó Elena Sánchez, jefa de Servicio, Difusión y Gestión de la Biblioteca Digital Hispánica, adscrita a la Biblioteca Nacional de España.
Elena Sánchez participará este miércoles 16 de diciembre en la Primera Conferencia Internacional de Lectura y Tecnología LibrosMéxico, donde abordará el tema de las bibliotecas digitales. El encuentro es organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), a través de la Dirección General de Publicaciones y la colaboración de diversas instancias.
La investigadora refirió que participarán no sólo bibliotecarios y profesionales de bibliotecas, sino también especialistas del mundo de la edición digital, del fomento a la lectura y del mercado del libro para ponerse en contacto y conocer las nuevas tendencias y tecnologías que están extendiéndose.
En materia digital, Elena Sánchez precisó que desde 2008 la Biblioteca Nacional de España inició un proyecto de digitalización sistemática de sus fondos patrimoniales, pues a lo largo de más de 300 años de historia cuenta con acervo de más de 30 millones de piezas. Así surgió la Biblioteca Digital Hispánica que hoy tiene más de 172 mil títulos digitalizados y 22 millones de páginas.
Pero ahora, Elena Sánchez indicó que la digitalización es un proceso ya superado y han surgido nuevas retos en la materia, como es “la preservación digital, qué hacemos con todo eso que digitalizamos, cómo lo preservamos para el futuro, independientemente de los cambios en hardware y software, el almacenamiento, son retos a los que nos enfrentamos”.
Al margen de la digitalización, dijo, lo importante es analizar cómo se da acceso a esos contenidos y cómo se organizan las colecciones, sobre todo porque en años recientes ha cambiado mucho el consumo y el uso que se hace de los fondos patrimoniales.
En este sentido, precisó que se requieren iniciativas de reutilización y recreación de los contenidos, a fin de añadirles valor para no presentar sólo un libro, sino enriquecerlo con diferentes recursos adicionales, como fue el caso de El Quijote interactivo lanzado en 2010.
“Ofrecía no sólo la digitalización de alta calidad de las primeras ediciones que tiene la biblioteca, sino también contenidos temáticos relacionados: libros de caballería, de la España del siglo XVII, de gastronomía, danza, juegos, todo según aparecía en El Quijote”, refirió.
La especialista indicó que esta iniciativa gustó tanto que logró más de 2 millones y medio de visitas y “nos enseñó mucho hacia dónde tenía que dirigirse el trabajo, hoy buscamos herramientas que nos permitan geolocalizar y situar en una línea de tiempo colecciones para crear narrativas y contar cosas sobre la colecciones, no sólo presentarlas, sino decir porqué son relevantes en la cultura y porqué es bueno que se difundan”.