*La calma chicha que vivimos con la pandemia nos hace flexionar sobre el rumbo que debemos tomar
* Los empresarios somos la fuerza para salir adelante
“Pueblo, estás quieto, esperando a que el viento doble tus ramas, que el nivel de las aguas llegue a tu arena, esperando que el cielo forme tu barro, ¿Cómo no sabes todavía que eres el viento, la marea, la lluvia, el terremoto?”
Mario Benedetti
Así estamos los mexicanos, en una calma chicha donde no sabemos si venimos o vamos, una pandemia que no tenemos claro si comienza o se termina, un cambio de régimen (así como lo exponen los gobernantes), un reacomodo de las fuerzas geopolíticas y una depuración de s quieto, esperando a que el viento doble tus ramas, que el nivel de las aguas llegue a tu arena quienes esperan a que venga unalo viejo por lo nuevo.
El cambio de un sistema político y económico por algo desconocido nos lleva a reflexionar hacia que rumbo dirigirnos. Hay quienes esperan a que venga una tormenta, llamémosle una caída en el PIB de rangos de entre el 6.5 y 12.5%, bajas en las calificaciones del país, nuevas ideas con respecto a organismos autónomos, energías renovables, etc.
Y así como Mario Benedetti nos lleva a darnos cuenta que somos el motor que hace que las cosas sucedan, a pesar de las tormentas, tempestades o retos en materia económica y social que nos pudiéramos llegar a enfrentar, nuestra misión como empresarios y seres humanos es sobreponernos a ellas sacando la casta con fortaleza, creatividad, orgullo y entrega.
En México nos podemos decir campeones en una cosa y además de serlo, nos volvimos expertos en ello, hemos atravesado tantas crisis que somos los mejores en sortearlas y sobrevivirlas, crisis han venido y nuevas crisis vendrán, lo que aquí sigue, es México, su maravilloso pueblo, su incomparable territorio, su diversidad y su cultura.
Hay que aprovechar el final de esta Calma Chicha para plantear, imaginar e implementar quienes queremos ser a partir de este momento y jamás olvidar que somos el viento que dobla las ramas, la marea, la lluvia y el terremoto, pero debemos creerlo y serlo.
La cabeza de una empresa debe hacer lo que siempre ha hecho, trazar un rumbo y un destino, aun cuando los gobierno no lo tengan claro, seguir avanzando, innovando y adaptándose a las nuevas realidades y circunstancias.
Nos enfrentamos a una nueva normalidad que ya nos cambió y aún cuando aparezcan la cura y la vacuna contra el virus que congeló al planeta entero, el silencio y los momentos de reflexión que nos regaló nunca debemos olvidarlos, porque fueron algo que muy probablemente nunca volvamos a vivir, ¿Cuántas veces en una vida se le da la oportunidad a un ser humano de darse cuenta que tiene la capacidad de volverse a encontrar, de realmente valorar lo que es importante en su vida, de volver a la esencia de lo que es y mas aun, la oportunidad de replantear si quiere seguir haciendo lo que hacía y cómo lo hacia?
Y retomando el poema de Benedetti, no solo somos la fuerza de la acción, en esta vida, también somos la calma, que nos puede llevar al estancamiento, a la acción o quizá a una inacción, pero por decisión propia, al fin al cabo, ya nos lo enseño una pandemia.