Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano perdió toda credibilidad y dignidad cuando reveló que se reunió con Carlos Salinas de Gortari después de que se le cayó el sistema a Manuel Bartlett y el candidato del PRI le robó la Presidencia de México en 1988.
¿Cuántos habrán votado por el llamado ingeniero y se habrán arrepentido?
Yo lo hice, tenía 18 años y era mi primera vez.
Y aunque el movimiento se desvirtuó hasta lo que hoy es Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y un desquiciado alcanzó la Presidencia de México gracias al trabajo de personajes como Cárdenas, no me arrepiento de haberlo hecho, porque fue el principio real, tangible, de la democracia que hoy, reitero, ha devaluado Andrés Manuel López Obrador.
Pero algo es cierto: si hubiera sabido que ese sueño de democracia y de fin del autoritarismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) era posible pero que se prostituiría hasta llegar a lo que es hoy, entonces sí me hubiera bajado del tren.
Eran otros tiempos y los entonces jóvenes luchábamos por el fin de la dictadura perfecta, como llamó Mario Vargas Llosa a las siete décadas de gobiernos del priismo
Cárdenas, candidato presidencial del Frente Democrático Nacional (FDN) traicionó a la causa, se dobló ante Salinas de Gortari y lo ocultó por lustros hasta que alguien lo descubrió y se lo preguntó, lo que él, parco como siempre, se limitó a justificar al asegurar que lo hizo para evitar la muerte de decenas de seguidores cuando en un mitin en el Zócalo capitalino desactivó un movimiento interno que le pedía, le exigía tomar Palacio Nacional en protesta por el fraude.
La respuesta, narró en su momento el llamado ingeniero y Líder Moral de la izquierda, fue formar el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que perdió su registro en la elección del 2 de junio, por no alcanzar el 3 por ciento de los votos como ordena la ley.
López Obrador se apoyó en Cárdenas cuando comenzaba a crecer como político y fue así como llegó al gobierno del entonces Distrito Federal en 2000, luego de que en 1997, el hijo del presidente Lázaro Cárdenas del Río ganara la primera elección de jefe de gobierno.
Fue un triunfo histórico para la presunta izquierda -al menos en México la izquierda no existe-, porque se impuso al sistema presidencialista, en el que el titular del Ejecutivo escogía al jefe de gobierno capitalino.
El a la postre líder moral del PRD fue candidato presidencial del Sol Azteca en 2000 –su tercera postulación-, pero, desgastado por tres intentos, terminó por perderse en la oscuridad de su vida personal y ser traicionado por López Obrador.
Todo eso no importa. Cárdenas apoyó a López Obrador en 2000, 2006, 202 y 2018 y todo para que su hijo, que vive del apellido de su abuelo y padre, tuviera trabajo.
Lázarito fue coordinador de asesores con Andrés Manuel y hoy será jefe de la oficina der la Presidencia, con Claudia Sheinbaum.
Parco, pero no tonto, Cuauhtémoc pasó de líder moral a coyote del empleo, porque su hijo jamás lo hubiera hecho solo.
Lázaro, en el retiro prácticamente porque salió del gobierno de Andrés Manuel para irse a la CELAC como representante de México, cuando éste acusó de traición a su padre por asistir a un evento de Movimiento Ciudadano -lo cual era falso- volverá a Palacio Nacional.
Intervino AMLO en elección, violó la ley… pero quedará impune
Como sucedió con Vicente Fox cuando Felipe Calderón derrotó con 0.56 por ciento de diferencia a Andrés Manuel López Obrador, el Tribunal Electoral concluyó que López Obrador se entrometió en la elección presidencial, utilizó todos los recursos a su alcance indebidamente para hacer campaña a favor de Morena y su candidata y abusó del poder y la ventaja que significa ser el presidente… pero quedará impune –como con Fox– porque tiene fuero.
Así que consumado está: Claudia Sheinbaum recibirá su constancia como ganadora de la elección del 2 de junio.
Vámonos: ¿Y dónde anda Delfina Gómez?
Nadando de a muertita, porque se avecina su primer año en el cargo en el Estado de México y nomás no aparece por ningún lado.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex