Apoderarse de un partido para agandallarse la candidatura presidencial no es buena idea.
El más reciente caso lo confirma:
Ricardo Anaya Cortés, candidato perdedor en la elección presidencial de 2018, se adueñó del Partido Acción Nacional (PAN) y de la candidatura.
El resultado es de todos conocido.
En el Partido Revolucionario Institucional (PRI) está a punto de consumarse otro agandalle.
Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, llegó al mando del PRI en agosto de 2019, con la firme idea de ser presidente de México.
Sí.
Para tal efecto, comenzó a integrar su gabinete en el tricolor.
Puros cuates.
Promover e impulsar a la mujer, decía.
Era su lema.
Pero comenzó a perder la ruta, el objetivo.
Y ahí se desvirtuó.
Y así pretende competir en la presidencial de 2024, donde no tendrá la mínima probabilidad de ganar.
Parece haber olvidado que en junio de este año arrebataron a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) alcaldías en la CDMX y el Estado de México, pero en una alianza llamada antinatura entre PAN-PRI y PRD.
Si existe alguna posibilidad en 2024 para la oposición es sólo esa: en alianza, no solos.
Basta recordar las becas que Andrés Manuel entrega a todo aquél que se deja.
Y que en ese año la de adultos mayores ya será de 6 mil pesos bimestrales.
Compra el voto, obvio.
Porque Andrés Manuel López Obrador será candidato -sí, ya sé que no hay reelección- porque no ha dejado de andar en campaña, incluso cuando surgen notas muy fuertes.
La máxima de los sexenios señala que el último año de los presidentes es el más difícil, porque, aunque continúan en el cargo, en realidad han dejado de ejercerlo a plenitud.
Basta con que haya candidato presidencial para que, en automático, el que está en funciones pase a segundo término y sólo cierre su gobierno.
Hoy no es así.
El candidato aún no se elige, pero, además, Andrés Manuel continuará en campaña, tal como lo hace ahora.
Esta administración concluye en septiembre de 2024, dos meses antes -diciembre- para sincronizar los procesos en las urnas.
Eso no le interesará a López Obrador.
Seguirá en campaña cueste lo que cueste.
Así.
Los muertos, muertos están
Qué rápido se les olvidó la muerte de 55 personas y las lesiones de cien.
Todos, hijos, padres, hermanos, hermanas, nietos.
Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, dijo al otro día que el tráiler volcado no pasó por ningún retén donde estuviese personal de ese cuerpo militar, presuntamente civil.
Luego lo secundó.
Ayer, Alejandro Encinas Rodríguez, subsecretario de Gobernación, se unió a la tendencia, al asegurar que en la ruta en la que volcó el tráiler “ni había puestos de revisión de la Guardia Nacional.
¡Ah!, ya sé.
Era un tráiler invisible.
¿Por qué no lo habían pensado?… chale.
Mientras, familiares de los centroamericanos mayoritariamente sufren maltrato de los agentes migratorios .
Vámonos: El jueves aumentará la tasa de interés el Banco de México.
Es que no cede la inflación.
Y todo por los remedios mágicos financieros como aumentar el salario mínimo a niveles no vistos jamás.
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