¿Cómo puede circular un tráiler cargado con al menos 150 personas en la caja por una autopista o carretera y pasar retenes y filtros de la policía sin ser detectado?
¡Exacto!
Nadie lo cree.
Es imposible.
La corrupción no se ha terminado, como asegura Andrés Manuel López Obrador.
Tan difícil es que no sea detectado un vehículo de ese tamaño, como terminar con la corrupción policiaca.
Luis Rodríguez Bucio, jefe de la Guardia Nacional, creada por el gobierno de Andrés Manuel para vigilar, cuidar y proteger a los mexicanos, dijo ayer en conferencia que el camión no pasó por ningún retén o puesto de la Guardia.
“El objetivo de la Guardia Nacional es realizar la función de seguridad pública a cargo de la Federación y, en su caso, colaborar temporalmente en las tareas de seguridad pública que corresponden a las entidades federativas o municipios”, dice su página de internet.
¿Entonces?
El tráiler no salió de Comitán, sino de San Cristóbal de las Casas, informó el jefe militar.
Pero resulta que en el kilómetro 46 hay un retén del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional.
Y, más adelante, hay otro con agentes estatales y federales.
Los traficantes de migrantes, de pollos, como les llaman, saben perfectamente que no pueden cruzar desde el sur hasta el norte sin pagar.
Cruzar hacia Estados Unidos es hoy muy caro.
Argumentan los coyotes o polleros que cada vez es más complicado y por eso cobran entre 3 y 4 mil dólares –a veces más- por llevarlos ilegalmente.
Obvio, tienen que repartir los billetes verdes para que los dejen pasar.
Y no es cualquier limosna.
Los entres van desde 20 hasta 50 dólares o más por pollo y según el retén y zona donde se encuentre.
Saque cuentas.
Esta vez eran al menos 150.
Son 450 mil dólares, si es que el pago era de 3 mil dólares.
Son 9 millones de pesos, con base en cotización de veinte pesos por dólar.
Buen negocio, sin duda.
Porque aunque repartieran la mitad –que no lo hacen- las ganancias son impresionantes.
Un camión semanal, promedio y con cálculos conservadores, significa 18 millones de pesos mensuales.
Por eso no se termina el negocio.
Por eso existen los coyotes o polleros.
Por eso la policía los deja pasar.
Se disparó el cruce por México
El flujo de migrantes, principalmente centroamericanos, no es de ahora, ciertamente, pero sí se incremento fomentado por el propio Andrés Manuel, quien desde que ganó la elección en julio de 2018, incluso antes, llamaba a los migrantes a venir a México.
Les prometía empleo, bienestar –como el banco que inventó y que no funciona- y, en caso de interesarles, establecerse en México.
De lo contrario, si su objetivo era, como ha sido históricamente, llegar a Estados Unidos, les ofrecía ayudarles a conseguir su objetivo hasta con guías y escoltas.
Cuando Donald Trump se cansó de que se disparara el flujo de indocumentados y las solicitudes de asilo dio un ultimátum a López Obrador: o bloqueaba las caravanas o incrementaría los aranceles a productos mexicanos.
¿Lo recuerda?
Marcelo Ebrard tuvo que ir en su calidad de vicepresidente de facto –en realidad es canciller- y ceder ante el güero del copete:
México envió a 27 mil elementos de la Guardia Nacional –sí la que niega que el tráiler haya pasado uno de sus retenes- a cuidar tanto la frontera sur como la norte.
Y Trump lo presumía cada que podía en sus discursos:
-Tenemos a 27 mil soldados cuidando nuestras fronteras, decía… y dice.
Y se intensificó el maltrato a los mayoritariamente centroamericanos –aunque ahora también cruzan México sudamericanos- igual o peor que Estados Unidos hace con los mexicanos que cruzan la frontera ilegal o legalmente.
Racismo, le llaman.
Xenofobia, los exquisitos.
Por supuesto, Andrés Manuel lo niega ahora.
Pero basta con revisar las versiones estenográficas de sus discursos para hallar sus invitaciones reiteradas a los migrantes.
La corrupción no se ha terminado.
Esa es la respuesta a la pregunta “¿cómo puede circular un tráiler cargado con 160 personas y no ser detectado?”
Vámonos: Empleo que supera cualquier cifra del actual gobierno. Buena noticia, aunque hay que recordar que en noviembre y diciembre se contrata a más personal por la temporada navideña.
En enero los despiden.
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