Tras la cancelación y liquidación a inversionistas, de lo que sería el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), los números y cálculos realizados, del costo beneficio de tal decisión, indican que será más caro cumplir el capricho personal de López Obrador, que haber continuado la obra puesta en marcha, que presentaba un avance físico del 33%.
Lo anterior, porque más allá de la retórica puritana y purgante de AMLO, de “cancelar la obra porque sería el monumento a la corrupción del sexenio de Peña Nieto”, los costos que jamás mencionó están presentes y son ineludibles, tales como: los costos de estudios y proyecto de obra; ejecución y avance de obra realizada en los terrenos salitrosos de Texcoco; el pago y liquidación de tenedores de bonos y acciones; costo de desplante, demolición y rehabilitación de la zona afectada (para “regresar la zona a su estado original”, en cumplimiento a la normatividad ambiental); estudios de viabilidad y proyecto de obra para la ampliación del actual Aeropuerto Benito Juárez y del Aeropuerto de Toluca; y habilitación y ampliación, como aeropuerto comercial, de la Base Aérea de Santa Lucía.
Con simple sentido común, se puede reconocer que no es solo cancelar la obra, echarle tierra a lo que se plantó y comenzar a la “viva México” las obras sustitutas, que pretenden palear con la problemática real que sufre la movilidad área en el Valle de México, que es la saturación e inoperancia gradual de las actividades aeroportuarias y flujo de personas, en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez.
Si revisamos todos los procesos y costos que implica el caprichito de López Obrador, podemos cuantificarlo de la siguiente forma:
– La última actualización sobre el costo del NAICM, considerando el incremento de materiales y el tipo de cambio a agosto de 2018, era de 13,000 millones de dólares ($260,000 millones de pesos);
– Costo de avance de obra: A la fecha de la cancelación, se habían invertido $140,000 millones de pesos (53.8% del presupuesto programado), ejecutado a través de 321 contratos repartidos en 292 empresas;
– Costo de indemnización de inversionistas: La liquidación de inversionistas, más bonos verdes, créditos bancarios y multas del 30% por cancelaciones de contratos, representan $202,113 millones de pesos;
– Costo de demandas por incumplimiento de contratos: existe la probabilidad de que inversionistas demanden al gobierno por el incumplimiento de los contratos (aún no cuantificado);
– Costo de Inversión para ampliar Toluca y CDMX: el gobierno estima invertir $5 mil millones de pesos, en la modernización del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, Benito Juárez (AICM) y el relanzamiento del Aeropuerto Internacional de Toluca. ($3,000 y $2,000 millones de pesos, respectivamente);
– Costo aeropuerto de Santa Lucia: El ante presupuesto del llamado “Plan Maestro + Edificio Terminal” de dicha obra, detalla que el costo de la obra sería de $70,342 millones de pesos;
– Costo de estudios de viabilidad de proyectos: Estudios de viabilidad OACI y NAVBLUE $15 millones de pesos;
– Costo de rehabilitación zona de Texcoco: El desplante y demolición del avance de obra, en el desecado y salitroso terreno de Texcoco (costó hundido de obras concluidas) se estima en $58,000 millones de pesos; y
– Costos no recuperables de insumos: $62,000 millones de pesos.
Por tanto, la proyección de costos, por la cancelación del NAICM, representa un Total de $537,470 millones de pesos; mientras, la conclusión de la obra representaba una inversión restante de $120,000 millones de pesos.
Es así, como los caprichos y antojos en el Gobierno de 4ta., por echar atrás una obra tan necesaria en el Valle de México, bajo el simbolismo de demostrar ahora quién manda, hace y deshace en México, le costará a los mexicanos 207% más, de lo que representaba la obra en marcha.
Si el tema real fuera la corrupción, con implementar las revisiones de contratos, las auditorías respectivas y los controles necesarios, para corregir y castigar las irregularidades detectadas, hubiese sido lo más sensato, de un gobierno que se presume austero. Habrá que recordarle al Gobierno de 4ta. que tal despilfarro en caprichos, también es corrupción.