TOLUCA, Mèx.- Desde la mitad de la década de los 80, México está inmerso en una crisis urbana que paulatinamente se profundiza, ya que involucra diversos factores, como el acelerado y descontrolado crecimiento demográfico, con una fuerte tendencia a que la nueva población se concentre en las ciudades, debido a que el campo no ofrece alternativas para vivir bien, alimentarse y tener empleo con condiciones para el desarrollo, afirmó en la Universidad Autónoma del Estado de México el coordinador general de la Organización Nacional de Estudios y Planificadores del Desarrollo Urbano en México FOROPOLIS, Alfonso Iracheta Cenecorta.
Nuestro país, sostuvo, tiene un grave problema con el manejo de la política habitacional, ya que por ejemplo, los últimos 10 años han sido sumamente exitosos en producción de casas, pero los más trágicos en cuanto a su localización, tipo y estructura.
Al dictar la conferencia “Reto urbano en México”, a estudiantes de la Licenciatura en Administración Pública de la Obra Urbana, que se oferta desde hace una década en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UAEM, señaló que hoy la política habitacional es sinónimo de amontonamiento de casas, lejos de la ciudad, sin equipamientos necesarios para la vida urbana y a un costo muy alto.
Puntualizó que las paradojas de la política habitacional dieron como resultado que por un lado existan cinco millones de viviendas desocupadas en el país, mientras millones de personas carecen de una; esto, dijo, es resultado del crecimiento de la pobreza y la falta de una política distributiva en los ámbitos de la economía, el territorio y el ambiente.
El investigador de El Colegio Mexiquense advirtió que las perspectivas demográficas advierten sobre un crecimiento acelerado de las ciudades, en un 90 por ciento de población pobre, de ahí que sea un reto saber cómo manejar el suelo en las ciudades. Lo que sucede cuando el suelo se convierte exclusivamente en una mercancía, es que sólo puede comprarlo el que tiene la posibilidad de pagar lo que le impone el mercado, mientras que la gente que no tiene esta posibilidad, recurre a mercados paralelos ilegales, informales e irregulares, que ofrecen solución habitacional en lugares de riesgo, con tenencia de la tierra insegura, sin servicios y alejada de la ciudad.
Alfonso Iracheta Cenecorta concluyó que por más esfuerzos que se hacen desde la academia y las organizaciones sociales, en el gobierno no alcanza a entenderse cuál es el problema y las políticas de gobierno siguen siendo muy parciales, en consecuencia, no resuelven el problema.