TULTITLÁN, Méx. La Iglesia Católica también sufre el embate de la crisis económica y las limosnas son insuficientes para atender las necesidades de los templos, muchos de ellos, sobre todo los más antiguos, que requieren rehabilitación urgente.
“La crisis que pasa México también a la iglesia le está pegando”, reconoce el padre Juan Morales, de la parroquia de San Francisco de Asís, ubicada en San Francisco Chilpan, en Tultitlán.
El párroco asegura que el número de feligreses crece, pero el monto de las limosnas disminuye. Y no por falta de voluntad de las personas, sino porque el dinero no les alcanza para cooperar y menos generosamente.
En Naucalpan, el diputado local Enrique Vargas del Villar, del PAN, apoyó la rehabilitación de 28 iglesias de Huixquilucan, sobre todo con trabajos de impermeabilización y pintura de los templos.
El alcalde de Tlalnepantla, Pablo Basáñez García, relata que en ocasiones recibe solicitud de ayuda para iglesias del municipio y la brindó a las de las colonias Jorge Jiménez Cantú (Caracoles) y El Mirador.
SON MUCHAS LAS NECESIDADES
El padre Juan Morales muestra la iglesia de San Francisco Chilpan, uno de los pueblos de Tultitlán, que posee un retablo único, viejo y hermoso, pero con gran deterioro.
“Hay muchas necesidades, no podemos decir que vaya por prioridades, aunque sí, podemos empezar a hablar del retablo, que es aproximadamente de los siglos XVIII y XIX, junto con sus imágenes, es una pieza única”, asegura.
Añade: “Todo lo de los muros, hay que empellarlos también, la bóveda hay que limpiarla, todo que quede muy bien. Los trabajos son demasiado costosos, los recursos son insuficientes”.
El párroco relata que el proceso para realizar obras a un edificio antiguo es difícil.
Primero es necesario elaborar un diagnóstico de lo que se tiene que reparar, luego los materiales que se emplearán y finalmente conseguir la anuencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como de la propia Diócesis de Cuautitlán.
Insiste que los recursos son escasos para hacer frente a los gastos de rehabilitación del templo, por lo que es necesaria la participación de los gobiernos federal, estatal y municipal, así como de la iniciativa privada, pero sobre todo de la comunidad.
“Se necesita ayuda y no las podemos hacer a un lado, pues son valiosas”, subraya.
Reitera: “Me atrevo a decir y lo pongo a nivel estándar que la crisis que pasa México también a la iglesia le está pegando en esa línea. La gente coopera menos, se ha reflejado demasiado”.
Afirma que el número de fieles que asiste a las misas crece, pero las limosnas se mantienen o incluso disminuyen, lo que pone en problemas la operación y el propio mantenimiento del templo.
AYUDA GUBERNAMENTAL
El diputado local Enrique Vargas del Villar, del PAN, ayudó económicamente a 28 iglesias de Huixquilucan durante el 2013, sobre todo con trabajos de pintura e impermeabilización.
El legislador mexiquense asegura que algunas de las parroquias estaban “en estado muy triste” y los feligreses le solicitaron apoyo, que en muchos de los casos fue con recursos propios.
Vargas del Villar reconoce la importancia de la Iglesia Católica en México y en el caso de Huixquilucan las fiestas patronales constituyen una tradición para la comunidad.
En ese municipio mexiquense sólo dos fines de semana de todo el año no se festeja a ningún santo patrono, lo que demuestra la importancia del catolicismo entre la población.
Vargas del Villar menciona que Huixquilucan tiene 58 iglesias, de las cuales 28 recibieron algún tipo de apoyo. En un caso ayudó para la el remozamiento de una fachada, aunque en lo general fueron instalación de pisos, pintura e impermeabilización, así como entrega de pizarrones y bancas para niños de la doctrina.
Afirmó: “La fe que hay en Huixquilucan es algo cultural y hermoso”.
Entre las ayudas que otorgó destaca la de la capilla de la Virgen del Maguey, ubicada en la zona de Dos Ríos. En 1993 la Virgen supuestamente se apareció en un maguey, que hasta el momento es conservado por los pobladores y tiene su capillita.
El alcalde de Tlalnepantla, Pablo Basáñez García, reconoce que en ocasiones la ciudadanía le pide apoyo para las iglesias, por lo que el gobierno local ayudó las ubicadas en las colonias Jorge Jiménez Cantú y El Mirador.
GRANDES NECESIDADES
Los templos católicos se sostienen con las colectas o limosnas de los feligreses y otras aportaciones, como bautizos, bodas y 15 años, recursos que son utilizados para el pago de energía eléctrica y agua potable, entre otros.
El folleto “El dinero de la iglesia”, editado en 1993 por el Arzobispado de México, afirma que los “enemigos” del clero católico atacan sobre todo por el lado de la economía.
“Al contemplar la suntuosidad de catedrales, santuarios y basílicas, protestan airadamente de ‘la riqueza de la iglesia’”, dice el documento, aunque aclara que los “enemigos” fijan sus críticas hacia el clero, “del Papa hacia abajo”.
Pregunta: “¿Cuánto vale la Catedral de México? ¿Cuánto San Pedro en Roma? Y estamos tentados a sacar falsas conclusiones…”
Añade: “El primer error de apreciación es creer que los templos son del clero. En realidad los ha construido el pueblo de Dios y son del pueblo de Dios. Por cientos de años los católicos hemos ingresado a la Basílica antigua y ahora a la nueva a dar culto a Dios y a la virgen Santísima, como quien entra a su casa. Los peldaños desgastados dan testimonio de ello. Y nadie ha pensado que se está metiendo a la casa de un cura o de un obispo. Son patrimonio no tan solo de la Iglesia Católica, sino de la humanidad entera”.
Y continúa: “¡Si se cobrara la entrada a los turistas como se hace en el Templo Mayor azteca o en el Museo de Antropología! ¡Eso sí que sería negocio! La Iglesia Católica tiene abiertos sus templos, con todas sus obras de arte al alcance de todos los fieles (o simples turistas), porque son nuestros, de todos sin distinción. No son del clero. Hay en los templos alcancías, pero el que no quiere no deposita nada. ¡Y lo que cuesta el mantenimiento de un templo!”
El documento afirma que los sacerdotes son profesionistas que requieren el pago de honorarios acordes a la labor que desempeñan. Aclara que los sacramentos no se venden, pero la ceremonia religiosa sí tiene un costo, que debe cubrir el solicitante.
“Pero además las bodas incluyen muchas cosas que hay que pagar honestamente: flores, cantores, alfombras, luz, empleados, trámites, limpieza, etc. El mantenimiento de un templo también exige cosas como impermeabilización, reparaciones, reformas, que deben salir, de los usuarios. Eso es común en restaurantes, cines, teatros, hospitales, transportes, etc. En un restaurante por ejemplo, no tan solo estamos pagando el costo de los alimentos sino todo el servicio y el inmueble”, argumenta el escrito.
Agrega que “hay muchas personas que creen que las limosnas que se recogen en las Misas suman millones; lo que suman son kilos de morralla; se da de limosna lo que no nos atreveríamos a dejar de propina”.
Concluye: “De todos los ingresos de una Parroquia, el Sr. Cura sostiene empleados, debe separar una parte para los gastos de la Diócesis, mantenimiento del Templo, etc., y ¡sólo Dios sabe, cuántas personas pobres dependen de la ayuda de los Sacerdotes! Así pues, hacemos una verdadera exhortación a los fieles a que sean generosos con sus limosnas, pues hay un hecho: la Iglesia Católica, debe vivir de los católicos”