En la recta final de su gobierno, caracterizado por escándalos de corrupción, frivolidad y la creciente inseguridad, Enrique Peña Nieto se ha dedicado a defender y a explicar sus decisiones, en el marco de su sexto y último informe.
Como si los astros se pusieran de acuerdo para no alinearse cuando más se requiere, tres hombres y una mujer fueron linchados en Puebla e Hidalgo, en el marco de la descomposición social e institucional, del hartazgo y de la ignorancia en las que se encuentra sumido México.
Y justo el día en que lanza el spot en el que refiere a la Casa Blanca, el inmueble en Lomas de Chapultpec, que, reconoce, marcó su sexenio, y asegura que no debió involucrar a su esposa, Angélica Rivera, una nueva polémica se desata en las benditas redes sociales (AMLO dixit), por un tatuador de estrellas de visita en Los Pinos que dejará su marca indeleble.
Su hija Paulina Peña y Sofía Castro, hija de su esposa Angélica Rivera, despertaron al monstruo de las redes, a esos enfermos chairos que nada respetan y todo critican, al conocerse que el tatuador de las estrellas de Hollywood, Jonathan Valena, mejor conocido como JonBoy, estuvo en Los Pinoles para dejar en ellas su arte.
Valena ha grabado a Justin Bieber y a Paulina Rubio, por citar a algunos, y el cobro mínimo es 500 dólares por sesión, unos diez mil pesitos.
Tras el escándalo, que generó, incluso, el hashtag #JonBoyChallenge, Sofía ofreció una disculpa y dijo que el artista no cobró.
¿Qué necesidad había, cuando la administración prácticamente ha concluido?
Es sólo una muestra de cómo se manejó el poder desde Parque Lira y Molino del Rey.
Sin conciencia. Sin responsabilidad.
Con problemas de comunicación.
Desde aquel retuit en la campaña de 2012, que llamaba prole y pendejos a quienes criticaban.
Y ese fue uno de los motivos por los que Andrés Manuel López Obrador y su partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) arrasaron el 1 de julio.
De 122 millones de mexicanos hay por lo menos 55 millones sumidos en la pobreza, once millones en pobreza extrema, 35 en clase media, más cerca de bajar que de subir, y el resto ni se preocupa.
Y 33.1 millones de ellos aplastaron al PRI, al PAN y al PRD.
Si alguna duda cabe, basta subirse al metro en la Ciudad de México, para darse cuenta cómo y cuántos mexicanos agobiados por la crisis económica, el aumento de las gasolinas, la devaluación del peso, el desempleo y la carestía son agraviados por esa falta de sensibilidad.
Son jodidos, pues.
Peña Nieto ha hecho una especie de mea culpa en las diversas entrevistas que ha dado con motivo de su informe, así como en los spots, aunque también ha defendido lo que considera logros de su sexenio.
Al Pacto por México y a las reformas energética y educativa los califica como lo mejor de su gobierno, además, por supuesto, de los 4 millones de empleos generados, nunca antes vistos, y hasta presume el sistema nacional anticorrupción .
Reconoce que Ayotzinapa y la Casa Blanca fueron puntos de quiebre y que marcaron su administración, pero defiende la verdad histórica de la PGR que ve carbonizados a los 43 normalistas, e insiste en que nada irregular hubo.
Y dice que en materia de seguridad la estrategia fue la correcta, pero insuficiente, aunque acepta que en la recta final el crimen ha crecido.
-Creo que la manera en que manejamos en su momento la explicación del asunto tampoco fue la correcta. Nunca debí permitir que mi esposa diera esa explicación, porque era yo el que tenía esa responsabilidad. El cuestionamiento era sobre el presidente, sobre lo cual además ofrecí una disculpa pública, no tanto porque se hubiese actuado indebidamente, sino por cuanto afectó a la credibilidad, asegura Peña Nieto en el mensaje difundido en redes sociales.
-En todo momento, el quehacer de este gobierno ha sido enriquecido por la crítica y siempre hemos respetado la libertad de expresión, añadió.
En 2014, Angélica Rivera dio un mensaje en video en el que explicó que el pago de la casa, de 54 millones de pesos más intereses, lo había realizado con su salario como actriz, lo que generó más críticas.
Hoy se instalará el Congreso de la Unión con la llegada del sexto y último informe de Peña Nieto, que, desde el sexenio del nefasto e ineficiente Vicente Fox Quesada, no incluye un mensaje del presidente en la tribuna.
La oposición promovió que se terminara con la faraónica ceremonia, llamada Día del Presidente, por ser un innecesario culto a su figura.
Hoy, esa izquierda, personificada por Morena, pretende que regrese el Día del Presidente, para que, argumenta, Andrés Manuel López Obrador pueda enviar un mensaje a la nación.
Cosas de la democracia a conveniencia.
El lunes, al mediodía, en Palacio Nacional, como ha sido igualmente desde entonces, Peña Nieto leerá un mensaje que, dado el desánimo generalizado y el bajo nivel de aceptación, demostrado en las urnas, despierta poco interés.
De nada sirvió el sacrificio
De nada sirvió el sacrificio de la directora del CCH Azcapotzalco, María Guadalupe Patricia Márquez, por cuatro días de paro de labores.
Los encapuchados que cerraron el plantel decidieron ayer en asamblea mantener la suspensión de clases y anunciaron una marcha para el lunes.
Y el rector, Enrique Graue Wiechers, atado de manos por el miedo de siempre a aplicar medidas disciplinarias por temor una revuelta de los presuntos estudiantes, la echó a la hoguera.
Ejemplo de ello es el discurso del médico de profesión cuando buscaba suceder a José Narro en el cargo, cuando prometió desalojar el auditorio Che Guevara, tomado por vándalos desde el movimiento del CGH de 1999.
Hoy continúa invadido y convertido en una cueva de malandros.
¿Y ahora a quién entregarán a los embozados?
Vámonos: Alejandro Gutiérrez está libre. Y el desvío de 250 millones de pesos al PRI en la era de Manlio Fabio Beltrones quedarán sin castigo.
Y hay más nombres. Javier Corral, gobernador de Chihuahua, acusa presión y orden desde Parque Lira.
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