El próximo lunes cuando usted lea esta columna habrá ganadora de la elección presidencial.
Y ese resultado lo definirán 15 millones de jóvenes que votarán por primera vez y el llamado voto oculto, que se calcula en el diez por ciento del total de votantes, lo que significa seis millones, ya que el promedio de participación en los comicios presidenciales ronda, históricamente, el 60 por ciento.
De 100 millones de mexicanos en posibilidad de votar, 15 millones lo harán por primera vez.
La elección del 2 de junio definirá el rumbo de México, porque la ganadora mantendrá la política de austeridad, de recortes generalizados y de ahorros obsesivos para tener los 922 mil millones de pesos anuales que significan las becas y pensiones, así como los abrazos, no balazos, o volverá al Seguro Popular, a las guarderías de tiempo completo, a la capacitación y equipamiento del personal de salud y a enfrentar al crimen y al narcotráfico.
Hace seis años, antes de la llegada de Andrés Manuel López Obrador, uno de los peores presidentes que ha tenido México, no existía la polarización que hoy se vive y que significa un peligro para la estabilidad y para la paz social, porque en sus simpatizantes se respira, se percibe, se siente un ánimo de revanchismo, azuzado desde Palacio Nacional.
¿Cuál México prefiere usted?
El próximo miércoles terminan las campañas y comenzará una caducay poco útil veda, para que, argumentan los partidos políticos -que son los que promueven y votan las leyes-, el electorado razone su voto.
Y pregunto: ¿acaso esos tres días servirán para que alguien modifique su intención de voto?
Absolutamente no.
Los mexicanos a estas alturas saben perfectamente a quién darán su sufragio.
Será una semana complicada, sin duda, en la que lloverán mentiras, ataques y toda clase de descalificaciones, principalmente en las benditas redes sociales, esas que cuando no le conviene al señor que cobra como presidente ya no lo son tanto.
La ridícula Sheinbaum
Más tardó Xóchitl Gálvez en reunirse con 250 intelectuales, quienes firmaron un desplegado en su apoyo, que Claudia Sheinbaum en copiarle y, ridícula como es, reunir a ¡900!
Así sucedió con la visita de la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por PRI, PAN y PRD, al Papa Francisco en el Vaticano.
La candidata de Morena y rémoras – PT y Verde- es judía, no es católica y utiliza los símbolos y las creencias del catolicismo, principal religión entre los mexicanos en la actualidad.
Sheinbaum y su proyecto significan una farsa.
Vámonos: Concluyen las campañas y el aprendiz de dictador no suspendió jamás la conferencia matutina, porque a él que no le vengan “con que la ley es la ley”.
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex