“¡Estamos hasta la madre!”, gritó hace días Javier Sicilia. “¡Si no pueden renuncien!”, exigió Alejandro Martí, en 2008. “¿No tienen nada?, ¡No tienen madre!”, sollozó Nelson Vargas, igualmente en 2008. “¡Hasta el último aliento de vida que tenga voy a luchar por mi hija!”, advirtió Marisela Escobedo el año pasado.
¿Quién o qué sigue?…
“¡Estamos hasta la madre!”, es la frase que se ha convertido en estandarte y que gritaron los marchistas el miércoles pasado en 38 ciudades de México y cinco del resto del mundo a raíz del asesinato de siete personas en Morelos, entre los que se encontraba el hijo de Sicilia, escritor, poeta y periodista.
Y a la lista se suman Eduardo Gallo, Isabel Miranda de Wallace y José Luis Belmar y Silvia Suárez, así como cientos de padres que perdieron a sus hijos a manos de la delincuencia o fueron daños colaterales en esta guerra.
Efectivamente, los mexicanos estamos hasta la madre, pero no sólo de esta violencia y criminalidad desatada por el combate al crimen organizado que, ciertamente, no surgió por generación espontánea con la llegada del panismo, pero sí se agravó hasta el grado de la intolerancia.
Estamos hasta la madre por la crisis económica, por la pérdida de valores, por la incapacidad de los políticos para gobernar y dejar de pensar sólo en el poder y el dinero y porque el país se nos ha ido –sí, se nos ha ido, ya que aquí todos somos responsables, no sólo el presidente Calderón, o los gobernadores, o los presidentes municipales, o los legisladores, o los empresarios, o el PAN, o el PRI, o el PRD, o el vecino-, de las manos, como el agua entre los dedos.
Y aún no concluían las marchas y movilizaciones, cuando el país y el mundo se sacudieron con una nueva noticia de sangre y barbarie: 59 cuerpos hallados en ocho fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas, a unos pasos de donde el 24 de agosto de 2010 fueron descubiertos 72 migrantes, en su mayoría centroamericanos, ejecutados en una bodega abandonada.
Y lo que es peor: en aquella ocasión, sin que se justifique, por supuesto, los muertos fueron secuestrados de un camión de redilas que los transportaba hacia la frontera con Estados Unidos, pero esta vez los plagiados fueron bajados de autobuses de pasajeros de línea, no de una empresa fantasma o de excursiones -Omnibus de México-, lo que ya significa descaro, cinismo y segura complicidad de la policía.
¡Cuánta impunidad!
¿Y el gobierno federal? ¿Y el gobierno estatal? ¿Y el gobierno municipal? No existen, no pesan, no operan, no dan resultados. Y ayer, otros 13 cuerpos, que suman 72, coincidentemente la misma cifra del año pasado.
No me ayudes, compadre
Y como si el gobierno de Calderón y el panismo no tuvieran suficiente, ayer en Acapulco, Guerrero, en un debate entre líderes de partidos al que, por cierto, no asistió Humberto Kid Moreira, en la convención bancaria, el dirigente nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, reveló que durante los diez años del albigris, perdón albiazul, se han registrado 102 mil 995 asesinatos -más los acumulados-, mientras que en la última década del priísmo hubo 128 mil.
¿Significa entonces que, si Pitágoras no estaba loco, a los 103 mil muertos del panismo le restamos los 36 mil de la era Calderón, con Vicente Fox hubo 67 mil? ¡Ooorale! Qué guardadito se lo tenían.
Huele como a venganza, por aquello de que con Calderón ya son más de 40 mil muertos, según acusó el guanajuatense la semana pasada en su rancho de San Cristóbal. ¿O no? Todos son iguales.
¿Qué tal con lo que dijo la CNDH?
Más de cinco mil desaparecidos este sexenio y nueve mil cuerpos no han sido identificados, afirmó la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) el sábado pasado y esa acusación se suma a la de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de que en México no se combate la trata de personas ni el tráfico de migrantes y la demanda de que el Ejército sea retirado de las calles, “por los abusos, violación de los derechos humanos y desapariciones forzadas”.
“De 2006 a lo que va de 2011, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos registró 5 mil 397 expedientes de personas reportadas como extraviadas o ausentes”, advirtió la CNDH en su comunicado del sábado.
La información, aunque un secreto a voces y hasta lógica en esta política de “guerra contra el enemigo para salvar a la Patria y a la Nación”, no deja de sacudir y causar estupor.
La CNDH asegura en el documento que cuenta con información de “8 mil 898 personas fallecidas que no han sido identificadas”.
Tamaulipas es sólo punta de la madeja. Ya lo verá usted.
La guerra se queda
El presidente Calderón, no satisfecho con la guerra que lanzó en México sin estrategia y sin medir el tamaño real del enemigo, fue el jueves a Cancún, Quintana Roo, a pedir a los representantes de 103 países que asistieron a la Conferencia Internacional para el Combate a las Drogas, que apliquen una estrategia común al enfrentar al crimen organizado.
Y ayer, en Acapulco, advirtió que en México ni pensar en un repliegue del Ejército “hasta que haya 32 policías confiables y capaces”, lo que significa, sin duda, que los 20 meses que restan de su administración serán sangrientos.
Carlos Pascual parece otro, de hecho es otro.
El discurso del embajador estadunidense –aunque haya por ahí quien diga que ya no es-, cambió radicalmente, después de su despido-renuncia por orden de Washington vía Hillary Clinton.
Según el chismógrafo más grande del mundo, WikiLeaks, los cables que envió Pascual al frente de la embajada estadunidense desnudan al gobierno mexicano y su infructuosa e infructífera lucha contra el “crimen organizado”.
Y en la cumbre antidrogas, en meritito Cancún, Quintana Roo, Pascual no se cansó de alabar al gobierno mexicano y, sobre todo, a Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal, “por su extraordinario poder de convocatoria y su labor al frente de la lucha anticrimen”.
¿Pos guat japen mai fren? Como dijera aquél de “¿Juay de Rito?”
La alianza que fue
PRD y PAN no se unirán en el Edomex, luego que el Consejo Nacional del Sol Azteca desechara esa propuesta, pues no alcanzó los votos necesarios, de dos terceras partes de mayoría, para establecer la coalición electoral en la entidad mexiquense.
Y hasta el 15 de mayo
Ya ungidos como candidatos, Eruviel Avila -él ya segurito-, Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo deberán aguardar hasta el 15 de mayo para comenzar su campaña.
¿Corte y fuera?
Y las malas lenguas especulan, chismean, que durante la visita de Andrés Manuel López Obrador a la Cámara de Diputados el jueves, se dio un extraño “corte de señal” en el canal del Congreso, que evitó la transmisión de la exposición del Pejelagarto en torno a la reforma laboral que ya plancharon PRI y PAN. ¿Acaso fue coincidencia? ¿O una orden del priísta, Jorge Carlos Ramírez Marín? Es pregunta.
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