A muchos les parece digno de llamar la atención que la delincuencia femenina haya tenido un crecimiento enorme, para decir verdad, todo el delito ha aumentado en nuestro país. ¿Por qué no el que comenten las mujeres?
Lo que sí es novedoso es que su amento es mucho mayor en comparación con la tasa masculina. El Instituto Nacional de las Mujeres sostiene que en la última década y media la población penitenciaria femenil ha crecido en casi 200% y eso que no todas son detenidas.
Las mujeres como victimas del delito, como sobrevivientes del mismo o como infractoras, padecen la situación del desconocimiento de sus derechos, carencia de servicios adecuados y gratuitos, carencia de infraestructura y servicios especializados, vejaciones y trato discriminatorio.
Un estudio realizado por el Centro de Estudio para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG) en su diagnostico sobre la incidencia de los delitos cometidos por las mujeres privadas de su libertad, procesadas y sentenciadas, menciona que el sistema de opresión en que viven las mujeres bajo el control y subordinación del sector masculino incide en que se vinculen a hechos delictivos por sus condiciones socialmente asignadas dado el rol que desempeñan en la sociedad, lo que profundiza la desigualdad e inequidad entre los sexos al momento de pretender acceder a la justicia penal y al debido proceso.
El poder punitivo en México se ocupa preferentemente de los hombres jóvenes y adultos. Los hombres, a través del sistema de opresión, inciden en que las mujeres se involucren en los hechos delictivos. Basta remitirse a los múltiples testimonios de mujeres que han enfrentado o enfrentan una acusación penal para notar como los hombres se encuentran, por diferentes razones, involucrados en los hechos delictivos que se les imputan a las mujeres e incluso, como inciden en su comisión.
En la actualidad, el porcentaje de mujeres involucradas en una acusación penal en México ha aumentado en un índice mayor que el de los hombres, según un estudio Mujeres en el sistema de prevención y readaptación social, del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP)
De acuerdo con las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2007), los tres delitos de mayor incidencia atribuidos a las mujeres son: en primer lugar los de materia de narcóticos; en segundo robo y en tercero lesiones.
Se hace necesario el estudio de la condición y posición de las mujeres frente al hecho delictivo a efecto de explicar cómo dicha circunstancia incide en la comisión del delito y cómo es perfectamente utilizado por los hombres para salvaguardar su libertad e involucrar a las mujeres en la mayoría de los delitos en que se ven envueltas y principalmente en los primeros tres mencionados anteriormente.
Las variables claves que contribuyen a que las mujeres aumenten su incidencia delictivas en ciertos delitos son:
§ Las mujeres son educadas para obedecer, ser recatadas, propias, el rol de obediencia y subordinación hacia los hombres. Sobre la comisión de los hechos delictivos, muchos estudios han dado cuenta de que regularmente cuando una mujer comete un hecho delictivo, es siempre por influencia de un hombre.
§ Generalmente, los hombres incitan a las mujeres a cometer delitos, les piden que los apoyen, las obligan, amenazan, un factor crucial es la evidencia de violencia de género ejercida por los hombres hacia las mujeres cuando éstas comenten un hecho delictivo.
§ La pobreza que viven las mujeres, donde a menudo se ven privadas del acceso a recursos de importancia como la atención a la salud y nutrición, carecen de acceso a la educación, su participación en la toma de decisiones en el hogar y en su comunidad es mínimo.
La participación de las mujeres en los delitos en materia de narcóticos se ha incrementado, ya sea acusadas por posesión, venta o trasportación. En su mayoría son mujeres enganchadas en el narcotráfico por necesidad económica, por dependencia afectiva, se ligaron a las drogas por ser esposas o amantes de narcotraficantes.
En este delito se encuentran involucradas mujeres que apoyaban a sus esposos en la venta, encubrían a los hijos o introducían drogas a los centros penitenciarios a solicitud de sus parejas que se encontraban dentro, bajo la amenaza de abandonarlas o de que a ellos les pasaría algo si ellas no introducían la droga, o bien porque la droga se encontraba en su hogar.
En el caso del delito de robo, las mujeres se involucran principalmente en el robo en pequeña escala en establecimientos comerciales grandes, donde roban prendas de vestir, cosméticos y artículos de belleza, productos de despensa básica, solo por apoyar su economía familiar.
De manera general, entre los 20 y 44 años de edad se registran un mayor índice delictivo por parte de las mujeres procesadas y sentenciadas.
La mayoría de las mujeres que se encuentran privadas de su libertad lo están, entre muchas otras razones, por una nula o mala defensa jurídica de sus casos, por no contar con los recursos económicos para sostener los gastos de su defensa y carecer de redes de apoyo que las ayuden económicamente, y la falta de mecanismos judiciales idóneos en la normatividad penal mexicana que les permita acceder a la justicia penal.