Siempre le pesaba lo inesperado al Tenoch, al afamado Guitarrista Fantasma, que perdió su alma en un juego de póker, está escrito en el viento y en el más allá, está es la historia del también llamado Fantomas que perdió el orgullo por un par de copas…. El tatataranieto del Gran Tlatoani, el Rey Xólotl, el Tenoch, trato de guardar la calma a bordo del autobús Indios Verde-Tlalneyork, no era grato ver rodar las lágrimas de aquella “Pantera”, ojos negro cabellera negra, después de haber covereado una del ídolo del Jaripeo, del oriundo de Juliantla, Joan Sebastián, uno de los compositores más populares, que más le pedía el público conocedor en sus andanzas de guitarrista errante. Las manos de la pantera cogieron las suyas y se las puso en su corazón, en la blusa casi transparente de turgentes accidentes naturales de la geografía femenina, le aceleraron el pulso y también su corazón al músico neochichimeca, le hizo recordar aquella frase que no recordaba donde la había escuchado, pero que le llegaba en aquel instante: “el corazón es el lugar más sagrado de todos ve allí y recórrelo”
Siempre lo quería encontrar pero truncaba el camino, como un maldición gitana, y lo sentía seco, más desolado, la sensación era de una melancolía, como aquella melodía que le seguía retumbando a la pantera “no es que extrañe el sol de tu mirada ni el roce de tu piel/ sencillamente es que amaneció nublado y el cielo gris, el cielo gris me pone el corazón sentimental…” Algo así también sentía el rasgacuerdas, los días nublados, lo invitaban a enchufarse en la Estación Melancolía, en los callejones del desamor, yéndose directo al laberinto de los solitarios, que nublaba aquel lugar sagrado. El guitarrista le ofreció el paliacate morado a la nostálgica felina, que ni tarda ni perezosa lo tomo para sonarse la congoja, mientras que el Tenoch hacia lo indecible porque no se le humedecieran los ojos, pero se soltó, cuando se dio cuenta que ya medio transporte público de manera insólita , también dejaba rodar las perlas húmedas del alma, dejando también patidifuso al músico que por lo general topaba con pelotones de zombis a bordo siempre en el bus de los tiempos del caos que abordaba para corretear loa chuleta… Pero la escena no duro tiempo de más, cuando la Pantera lo jalo para bajarse en la siguiente parada sin que opusiera resistencia.
El Tenoch amacizó su amuleto y afianzó la guitarra. ¿Qué onda morena porque te pusiste así? Es que me recordaste a un canijo que desapareció, contesto la aludida, ¿se fue al viaje al mas allá o que transa? no nomas dijo que iba por unos cigarros a Honkong y todavía no regresa, eres casi idéntico, y hasta cantas igual de ronco, le dijo la morena quien lo abrazo sin recato alguno. Haber-haber, no puede ser que existan dos guitarritas fantasmas, reflexionaba el Tenoch, quien agüitado y con frío no se hizo del rogar, un largo rato se franquearon en un reconocimiento de la topografía humana. De las abrazos fueron subiendo de frecuencia, a los besos, olvidándose que estaban en el bulevar de los corazones rotos, la vía pública, hasta que una devota de la vela perpetua que iba pasando por la avenida se santigüo y les dio dijo ¡Vade retro sátanas! ¡Váyanse a hacer sus cosas a otro lado, no ven que por aquí pasan los niños, pecadores! En el momento reaccionó el Tenoch y le respondió:- pues para que aprendan- para que de inmediato recibiera unos paraguazos de la misma fisgona en calidad de censora de las dizque buenas costumbres.
Ven para acá papito. Le dijo la Pantera, me llamo Tenoch y tu, a lo que con una sonrisa maliciosa le contesto “soy tu peor pesadilla” jajajaja. Ya bien cachondeado el Tenoch se dejo llevar por el canto de la sirena, cuando se dio cuenta ya estaba en una calle solitaria arbolada por ahuehuetes y eucaliptos, un lugar que parecía remanso de paz, se aplastaron en uno frondoso, el Guitarrista Fantomas se prendió comenzó con las clásicas el RocKdrigo, para que no me nades confundiendo se arrancó “Oh yo no sé porque no me las sueltas si te aviento choros y te llevo a fiestas/ si hasta soy cuaderno de tus papas, le doy pa su chela a tu hermano el rapaz/ si te doy mil vueltas y si me las sueltas al grito zas en un viaje muy chido tu meterás….con solo tantito nada va a pasar, nada va a pasar con solo tantito…” y como si nada continuo con la memorable “Estaba yo sentado leyendo la Familia Burrón, cuando vi salir pescados que caían sobre el otro balcón/ le apaga a la estufa y me pare de volón/ quite mis lagañas solo para ver mejor, revise el tabaco para ver si no tenía otro color/ cuando vi caer a mi suegra y el ventilador/ era vedad que llovía sueños, roperos y locos/ luchas de clases había y se sacaban los mocos, perros, gatos y autobuses, leyes dos y tres cocos/era verdad que llovía proletarios y colchones, rameras y artistas burócratas por montones, calles de atracadores jugaban a pares y nones/ no yo no estoy loco señor se lo puedo demostrar/ yo soy fulano de tal y vivo en aquel lugar también uso pantalones y hasta zapatos/, me gusta eructar canciones y dibujar garabatos/ y si acaso usted no cree le diré que aquello es un cuadro, aquellos una silla y su abuelita achaco… Si que eres raro, tus canciones le dijo la Panter, quien lo miraba de tal forma que el Tenoch se sintió en la piedra de los sacrificios, sin embargo, repuso, ¡Va que va! para terminar la segunda tanda de este recital para todos aquellos que están zafados, desenchufados del tiempo real y los realitis-show-de- zombis, de la ciudad amurallada recordando al Profeta del Nopal: “Camino sobre sueños innecesarios y rotos, prisionero iluso de esta selva cotidiana/ y como hoja seca que vaga en el tiempo/ vuelo imaginario sobre historias de concreto/ navego en el mar de las cosas exactas/ muy clavado en momentos de semánticas gastadas/ y cual si fueras una nube esculpida sobre el cielo/ dibujo insatisfecho mis huellas en el infierno/ no tengo tiempo de cambiar mi vida/ la máquina me ha vuelto una sombra borrosa/ y aunque soy la misma cuerda que ha negado tus ojos sé que tengo tiempo para atracar en un puerto/ caminos automático en una sombra de estatuas masticando en mi mente las verdades más sabidas/ y como un lobo salvaje que ha perdido su camino he llenado mis bolsillos con escombros del destino/ manejo implacable mi máquina cibernética entre los laberintos de los planetas muertos/ y cual si fuera la espuma de un anuncio de cerveza/ una maraca ya me ha vendido la forma de mi cabeza/ya que no tengo tiempo de cambiar mi vida, la máquina me ha vuelto una sombra borrosa y aunque soy la tuerca que ha negado tus ojos sé que tengo tiempo para atracar en un puerto…la Pantera se desperezó, intranquila y ya no tan cariñosa le soltó al Tenoch, tú no eres el hombre de mi vida, los siento para darle un beso y alejarse como había llegado, dejando más que melancólico al Guitarrista Fantasma, quien para no entumirse empezó a caminar en sentido contrario, y doblar a otra callecita donde unas sombras rodeaban una fogata se acerco a los tunantes quienes se compartían “una patona” de “Tonaya”, el mezcal más bravo de la comarca. El que parecía el padrino del grupo lo reconoció de inmediato, con una voz de ultratumba de espetó ¡que bueno que llegaste mi Guitarrista Fantasma! te estamos esperando desde hace un buen rato, ¿si recuerdas que tenemos un asunto pendiente? Pero esa es otra historia…