En los últimos dos años, el rancio líder del SNTE en el Estado de México, Rigoberto Vargas Cervantes, protagonizó una bochornosa pugna legal en contra del partido Nueva Alianza, el mismo instituto político que lo hizo diputado y que eventualmente decidió expulsarlo de sus filas ante las denuncias en su contra por motivos de corrupción y acoso sexual.
Durante este tiempo, fue más de una decena de juicios los que Vargas presentó ante diversas instancias con el propósito de desconocer las determinaciones de la dirigencia partidista e imponer en su lugar una nueva directiva afín a sus intereses. No obstante, las resoluciones emitidas por la Sala Superior y por el TEEM en sus sesiones de este miércoles 21 de febrero, son el tiro de gracia que corona una serie de derrotas humillantes en los tribunales, donde sus intentos de desequilibrar la vida interna de su expartido han salido cebados una y otra vez… Hoy más que nunca, Vargas Cervantes ha quedado expuesto como lo que es: un decadente y vulgar impostor, que no tiene empacho en hurtar el dinero de su gremio con el afán de saciar sus caprichos, pues es de dominio público que en su controversia el líder sindical ha desembolsado una millonada en la contratación de despachos, consultorías y abogados de abolengo —que, a propósito, de nada le sirvieron.
Es claro que el “Maestro Rigo”, como también es conocido, ha puesto sus propios intereses por encima de las verdaderas necesidades del magisterio. Su obsesión por ganarse un lugar en la arena política ha eclipsado su deber fundamental ante la base, cuya inconformidad a estas alturas es más que evidente.
Sin lugar a dudas, el futuro político de este farsante está sellado, pues ni la clase política lo ve ya con buenos ojos, al trascender que este personaje incluso ha ejercido presión contra la propia gobernadora por medio del SNTE, para ser ungido como candidato a diputado de morena por el distrito XX de Zumpango, y de paso seguir operando su lucrativo negocio de venta de plazas que logró levantar de la mano del exsecretario de educación, Gerardo Monroy, su verdadero jefe político.
Sin embargo, no debemos perder de vista que una vez que concluya el proceso electoral en la entidad, Rigoberto Vargas Cervantes deberá decir adiós su encargo como dirigente sindical, cuyo sucesor será designado mediante votación libre y secreta del magisterio; dada su desastrosa gestión, es casi seguro que este personaje no tendrá ninguna injerencia en la designación de su relevo.
Rigoberto Vargas tiene frente a sí un destino aterrador; ya sin fuero, deberá de enfrentar las denuncias por corrupción y acoso sexual… seguramente tras las rejas sin clase política que lo cobije, sin una base que lo respalde, sin amigos que den la cara por él… Su gente cercana deberá reflexionar muy seriamente si de verdad desea acompañar a su líder en su viacrucis, cuyo destino final no puede ser otro que la cárcel.