El ruido alcanzo los neurotransmisores del Juan Barrancas esa horripilante rola de los ochentas “El conde Drácula lloraba al compas del cha-cha-cha/ mientras el Hombre lobo aullaba sin cesar, en una jaula pendiente de un balcón estaba otro dragón bailando rock and roll… su mente siempre pertinaz no podía estar en paz, tenía que cruzar una y otra vez la línea, era un delicada línea que bordeaba la frontera de la luz y la oscuridad, “…que Moustroson/ que Moustroson auuuuu auuuuuuu…” gorgoreaba el Luis “Vivi” Hernández que se filtraba de un autoparlante, cuando iba caminando Juan por la avenida superMario Broscolin y la llovizna comenzaba en aquel verano, atisbo que no viniera la patrol, saco el Bic que no sabe fallar y prendió el minicigarro marca “Carcelero” sin filtro, jalo y jalo para calmar la ansiedad que le provocaba el orden inhumano, pero la adrenalina lo alcanzo, mientras las negras nubes que se alejaban. De cualquier manera le valía madres, había aspirado el soma y como decía la leyenda: ojos rojos corazón contento. Ya a paso lento arribo a la altura del Tec de la Terra Media y abordó el bus del blues de la distopía, dirección Indios Verdes, para ir a la ciudad amurallada y se empezó a serenar con aquella rola ochentera que sonaba de las bocinas del “guajolojet”: “rock-lobster rock-lobsteraaaaaaaaaaa rock-lobster tututututurururuuuuuu y se bajo prendido por la pirámide de Tenayuca, a “San Lucas Matoni” se encamino por la vía del tren que pasaba baja velocidad, y trepó cual mosca panteonera, al igual que otros tramperos, el Navajas y el Cuco, que guardaban el equilibrio en el expreso y tiraban como desesperados de las góndolas a la velocidad de su fuerzas lamina y fierro, que transportaba la maquina 501, “…que corrió por Sonora/ por eso los garroteros el que no suspira llora… y Barrancas en plan de pirata empezó a expulsar del convoy el preciado acero, camino a reciclarse, se bajaron por Temoluco cuando los garroteros del cabuz, “bien peinados de raya en medio”, ya traían su mazo para “partirles su mandarina en gajos”, los filibusteros corrieron a guarecerse por los frondosos pirules y eucaliptos.
Ya que partió el tren cargaron con el botín al depósito de fierro de Don Abel, donde sacaron para continuar la fiesta. Se compraron una caguamas y brindaron por el reciclaje, un mundo sin contaminación, la despenalización del cannabis y fumaron yesca olorosa, pero al Johnny le empezó a entrar la melancolía, los días nublados le recordaban a Ángel de la Niebla, esa chiquilla que había desaparecido de su vida intempestivamente, se sentía culpable por aquel mal entendido, se habían conocido en el pueblo mágico del Ocelote, donde la niebla y la naturaleza eran inolvidables, regresaron a la ciudad y comenzaron a salir después del flechazo, habían unido sus soledades, el blues de sus agitados corazones y su amor, un loco amor de verano, donde aquel hotel de Luis Moya fue cómplice de aquellos besos y del frenético encuentro de sus cuerpos iluminados por la luna hasta llegar al amanecer. Recordaba el licor dulzón cuando brindaban con las Viñas Real, las Caribe Coller no te olvidare, y un porro de mota para no desentonar, todo era mágico hasta aquel sueño. Por el auricular nerviosa Ángel le pregunto nerviosa ¿Cómo estás? Tuve un sueño horrible, fue tan real, unos guaruras te pegaban salvajemente. -No te preocupes no ha pasado nada, le dijo el Barrancoso. Pero paso lo ineludible cuando iba al taller de su hermano con un taladro, esperaba el microbús, pasaron los tiras, ¡hijos de su puta madre! Regresaron y lo treparon. -Súbete y no hagas pedo, sacaron una megamatota, una escopeta. Así por la buena no empujen, alcanzó a balbucear, el paseo recreativo fue el habitual. Los “cerdos” aplicaban la criminalística. ¡Saca la lengua! ¡! Agáchate perro!! Y cachetadón más cachetadón guajolotero y gancho al hígado, ¡te vas a morir donde tienes el botín! ¡Estas en nuestras manos ya estas muerto! Retumbaba en su cerebro y que sacan el “detector de mentiras” un bat directo en las palmas cual polígrafo hasta que gritó desesperado ¡ya no me peguen, yo soy el culpable Pepe el Toro es inocente! Yo mate a la usurera hijos de la….finalmente soltaron a lo que quedaba del Johnny Barrancas, una larga temporada se enclaustro, no quería ni salir a la calle ni por guarumo, veía un matute y empezaba a sudar frío, pero el acabose fue cuando el Ángel gitano llamo. El Barrancas le comunicó: Tu sueño mi amor, se cumplió al pie de la letra, ando bien traumatizado, sacado de onda, perdóname luego te hablo… Esa fue la última comunicación de aquel amor del verano, la relación se enfrió, cuando curado de espanto el quiso hablarle a su trabajo ella había volado y le dijeron que ya no trabaja allí, su único consuelo era lanzarse aquel jardín en Chimalistac, donde se encontraron cuando comenzó el idilio en la ciudad más grande el mundo…. Hojeó el periódico que estaba que llego a sus manos donde ofrecían un recompensa millonaria por un capo de la mafia casi igualito a su carota poniéndose los pelos de punta pero esa es otra historia…