A Andrés Manuel López Obrador parece urgirle que llegue 2024.
Adelantar la sucesión presidencial es extraño, cuando lo hace el mismo presidente.
En los 78 años de gobiernos del PRI, nadie, ningún aspirante lo hacía sin el permiso, la autorización del presidente. Y lo invento Porfirio Díaz.
Quienes intentaron adelantarse, fueron eliminados inmediatamente.
Vicente Fox Quesada rompió ese esquema presidencialista. Ciertamente fue un plan concebido en la cúpula, en el pequeño grupo de empresarios y políticos que mueven al país y fue con otro partido, el PAN.
Esa mafia del poder -hoy ya hay otra- que mueve los hilos decidió que el cambio era inevitable y el PRI perdió por primera vez en su historia la Presidencia.
Luego, Felipe Calderón se fue por la libre y se destapó en Jalisco. Para ello utilizó a su amigo Francisco Ramírez Acuña, entonces gobernador.
Hoy es distinto.
Andrés Manuel fue quien inició la carrera.
Lo hizo en una mañanera con una lista de presidenciables. Como no generó la reacción esperada, lo volvió a hacer.
Horario estelar
Marcelo Ebrard Casaubon utilizó ayer la mañanera para confirmar la reunión del fin de semana con sus leales y que irá por 2024.
López Obrador mueve sus fichas, impulsa a Claudia Sheinbaum Pardo, le autoriza sembrar espontáneos para que le griten “¡presidenta!”, “¡presidenta!” y abre la baraja para mantener el suspenso.
Pero El Carnal es eso, precisamente: su carnal. A él le debe la candidatura, porque en 2012 aceptó hacerse a un lado.
Por eso le cedió ayer la mañanera.
Destape en horario y en programa estelares.
Ebrard Casaubon sabe perfectamente que es el preferido y que Andrés Manuel, más que su jefe es su amigo, su carnal.
Sólo la Línea 12 del Metro, esa que llamó en su gobierno Línea Dorada, podría detenerlo rumbo a las elecciones presidenciales.
No será fácil superar esa tragedia que provocó 26 muertos y que le perseguirá el resto de su carrera política y de su vida. La paliza a Morena, a Sheinbaum y Andrés Manuel el 6 de junio en la CDMX así lo demuestra. Aunque el tabasqueño acuse a la clase media manipulable por los medios de comunicación.
Vaya paradoja: el gobierno de Ebrard fue considerado, en su momento, como uno de los mejores en el entonces Distrito Federal.
Una presunta izquierda moderna y moderada, que aprobó el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Vámonos: Ese avión presidencial ha resultado más caro de lo que costó. Y se sigue pagando.
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