Callar a Carmen Aristegui parece ser el fondo del despido de dos de sus colaboradores del equipo
de investigaciones especiales de la Primera Emisión de Noticias MVS Radio. La periodista resulta
incómoda a los grupos de poder que se han visto afectados por el trabajo realizado por ella y su
equipo de colaboradores. El pretexto fue el surgimiento de la plataforma “Méxicoleaks” que se
piensa como un espacio abierto a la denuncia ciudadana de manera confidencial, que a la vez será
una fuente de información que contribuya al periodismo libre e independiente. El equipo de la
comunicadora se sumó a esta iniciativa, al parecer sin autorización de los dueños de la empresa, y
ahí se tejió el despido de dos de los colaboradores fundamentales en la unidad de investigaciones
especiales.
La creación de una plataforma como “Méxicoleaks” no es nueva, pero si es la primera que existe
en el país y su importancia radica en permitir a cualquier ciudadano filtrar información o
documentos de interés público de manera anónima, lo que se considera fortalece la libertad de
expresión, como es la normalidad en cualquier país democrático como Suiza, Alemania, España,
Francia o Inglaterra. El antecedente inmediato de este tipo de plataformas digitales se ubica en el
2006 con el surgimiento de “Wikileaks”, fundada por Julian Assange; ahí se filtraron documentos
que escandalizaron al mundo, principalmente tambaleó a gobiernos y políticos vinculados en
acontecimientos poco éticos o francamente corruptos.
El soldado norteamericano, Bradley Manning, fue quien filtró documentos clasificados y cables
diplomáticos a “Wikileaks”. Fue todo un escándalo internacional, que motivó un intenso cabildeo
consular al darse a conocer acciones encubiertas, de intromisión o manipulación en materia de
política exterior. Luego de ser detenido y enjuiciado fue condenado a 35 años de prisión. En el
mismo sentido, se supo de Edward Snowden, un joven ex trabajador de la CIA, que hizo pública
información comprometedora del gobierno de los Estados Unidos en materia de espionaje. Fueron
momentos de tensión con los gobiernos afectados. A pesar de que los países han tomado medidas
para garantizar el manejo de información estratégica de su seguridad nacional, el daño no ha sido
superado y la comunidad internacional se ha enterado de cosas realmente graves de políticos,
gobiernos y empresas trasnacionales.
En el fondo, una plataforma cuyas fuentes de información son anónimas, termina por poner bajo
la lupa, conductas ilegales de personajes públicos y privados. Eso de suyo es un peligro que se
quiere evitar, pero que difícilmente se puede detener con medidas represivas o despidiendo a
periodistas identificados con esta herramienta. Estados Unidos está en busca del australiano
Assange y del norteamericano Snowden para llevarlos a la cárcel por atreverse a publicar la
verdad; acá se pretende intimidar o callar a Carmen corriendo a dos de sus colaboradores cuya
tarea es la investigación periodística que requiere de información para transparentar las acciones
gubernamentales. Tal parece que es una señal para que le baje o, de plano, se calle y deje de
investigar sobre hechos que ponen en un lugar incómodo a los gobiernos y sus gobernantes.
Hace apenas unos años, donde ni remotamente se podía pensar en algo como “Méxicoleaks”, una
mayoría de periodistas hurgaba, de todas las formas posibles, para conocer o hacerse llegar datos
reveladores de figuras políticas. Pero, en lugar de darlas a conocer a la opinión pública, se las
guardaban para que el “sagrado chayo” fuera generoso, que les permitiera negociar su silencio o
ganarse la confianza del cliente por anticiparle noticias que lo afectaban. Es clásico el “te la paso
pa´ que te muevas”, el “me la debes” o el “a sus sobrenes jefe”. Es información que se mide por un
precio; ¿Informar a la sociedad?, para qué, si de todos modos no leen. Van desde los que se
formaron en las mesas del café “La habana”, en las casas de cita, en las oficinas de la Dirección
Federal de Seguridad, hasta los patrocinados por políticos encumbrados, que los usaban como
voceros de cosas aberrantes como chuscas, basta con ver alguna entrevista al “Negro Durazo”, al
presidente “Echeverría” o las notas de las “plumas del régimen” en los acontecimientos del “68”.
Hay bastantes que siguen en espera, acompañados de un “güen whiskito”, del boletín oficial para
salir en defensa de su patrón y justificar lo que sea y como sea.
Así como el internet, las redes sociales y los teléfonos móviles han superado a los medios
tradicionales como la prensa escrita, la radio y la televisión, Méxicoleaks puede ser una
herramienta que ponga en evidencia el tipo de periodismo que se ejerce en las empresas de
medios. Es un manejo de la información que pegue pero no tanto, que informe con verdades a
medias o medias mentiras, que no haga enojar al gobernante en turno para que fluya la compra de
publicidad o patrocinio.
El que se filtren libremente documentos reveladores, que comprometan a los gobernantes es un
riesgo que no quieren correr los interesados en que México no cambie y para ello es vital que la
sociedad no esté informada, para que no proteste y no exija. Por paradójico que parezca, los casos
de mayor escándalo por corrupción o las denuncias por fallas en la administración de justicia o de
violación a derechos humanos no han venido de las instancias responsables ni de sus encargados
sino del periodismo libre.
Esto al funcionario le resulta de enojo, porque escapa a todo control político de los medios y de la
manipulación de la información. Si solo el programa de radio de Aristegui, que se ha colocado en
el primer lugar de audiencia en el país y es un referente del periodismo de México en el
extranjero, los pone nerviosos; cómo imaginar que se queden cruzados de brazos ante una
iniciativa que permite denunciar anónimamente los excesos de los funcionarios públicos. No creo
que puedan parar los efectos de Méxicoleaks, ni corriendo a Carmen Aristegui. Son miles las voces
que reclaman su derecho a ser informados y que exigen mayor respeto a la libertad de expresión.
Más aún, si se ha utilizado una falla de comunicación interna entre la periodista y los dueños de
MVS como pretexto para detonar un rompimiento que la saque del aire, es una medida
equivocada que, lejos de debilitarla, la fortalece y la coloca con mayor fuerza y credibilidad en la
opinión de la audiencia. A José Gutiérrez Vivó lo sacaron del aire hasta que lo callaron y todo
indica que fue una acción concertada entre el empresario de la radiodifusora y los gobiernos de
Fox y Calderón; por lo visto, en el aparente conflicto con Aristegui se está siguiendo el mismo
método. Es una lástima que México se agarre con las uñas a un pasado que ya no podrá regresar y
que ponga la espalda a los retos de una democracia que, para que sea real, requiere ser soportada
por una auténtica libertad de expresión.
Esta vez, no se agravia a una periodista ni a su grupo de colaboradores; se atenta contra la noble y
riesgosa labor de informar a la población. Han sido los periodistas los que han puesto el pecho al
autoritarismo mexicano y sus resabios. Muchos intelectuales y académicos se han convertido en
periodistas para dar a conocer sus puntos de vista críticos y son ellos los que han construido lo que
tenemos como democracia. Son personas cultas que colocan sus eruditas opiniones al nivel del
pueblo para informarlo. No es una profesión fácil, muchos murieron y muchos siguen muriendo
por su compromiso con el deber de informar; es triste y lamentable que México sea uno de los
países del mundo donde ejercer la labor periodística sea de las más peligrosas, por encima de
lugares en guerra.
Su pecado ha sido investigar para informar y han encontrado la muerte, amenazas o han tenido
que salir del país; mientras los denunciados se quedan como si nada, a disfrutar de dinero mal
habido, de una posición política o de un cargo público. Asesinatos como el de Aguas Blancas, en
Guerrero; Acteal en Chiapas, los mineros muertos en Pasta de Conchos, en Coahuila; los miles de
desaparecidos en el país; las muertas de Juárez y los feminicidios no esclarecidos; los niños
quemados en la guardería ABC, en Sonora; el control del crimen organizado del territorio nacional
y su colusión con las dependencias de gobierno; los malos manejos del erario público en estados
como Coahuila, Tabasco, Veracruz y Chiapas; la ingobernabilidad de estados como Michoacán y
Tamaulipas; el secuestro y asesinato de migrantes por policías, soldados y narcotraficantes; la
desaparición de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa; el uso y el abuso de los recursos
públicos para ganar elecciones; la incapacidad de gobernar por parte de instituciones
responsables; la subordinación lamentable de los poderes públicos a uno que los controla; los
casos de corrupción denunciados; son algunos de los temas que Carmen ha puesto en la mente de
sus radioescuchas y esa puede ser la razón para tratar de callarla.