El aironazo estaba del nabo, era como en aquella lejana época en que los vientos contralisios levantaban láminas, derribaban arboles, y a lo lejos se veía el remolino, el mini-tornado que giraba y avanzaba cual tolvanera elevando papeles, plásticos, hojas, nomás que ahora se agregaba la polución de la era del cambio climático y la basura generada por los zombis y humanoides que circulaban por los populosos conglomerados de las ciudades dormitorios, aquellos neo-ghetos, con mini-departamentos “palomares” que oprimían a sus moradores y los expulsaban a derroteros menos crípticos. En esas andanzas andaba el Tenoch que se había cambiado para las tierras del Cerro de Tuleño, allá por la sierra de Guadalupe, cerca de la Tierra de las culebras, había salido de su cantón y camino para ahorrarse unos peniques y llegar a la Vía-agarraron-a-López-por-pillo. Se había atrevido a caminar por los pestilentes riachuelos y atravesado calles sin pavimento, caminando las Villas-que-te-guarde-San-José, ya había tragado polvo a puños que se levantaban de una obra inconclusa y que ya le había puesto los ojos rojos irritados, por lo que apurando el paso ya sacaba el bofe de su bestial humanidad, más de ciento diez kilos, que impulsaba a paso veloz para terminar la tormenta aniquilante que también ya le había provocado un acceso de tos-feroz que hizo que expulsara parte de la pleura con unas verdes-grageas-flemáticas que espantarían al otorrinolaringólogo más pesado de la comarca. El Tenoch no daba crédito a su desventura, decidido a incursionar y foguearse como un guitarrista del asfalto, todo se ponía en su contra, después de estar ensayando con su guitarra un repertorio de una gran variedad rolas y, mentalizarse en cuerpo y alma para sacarse la espina, que tenía clavada, cual vampiro de los Cárpatos de Transalvania, desde que era un mocosuelo, rasgar las cuerdas de la guitarra y lanzarse al estrellato, aunque sabía que tenía sus limitaciones, su corazón era grande, su sentimiento sin igual. En esos pensamientos andaban sus neurotransmisores cuando el ventarrón lo cegó momentáneamente haciéndolo trastabillar y bajar al arroyo, un golpe seco se escucho ¡mocos! Ya me desgraciaron fue lo puedo expulsar de su aguardentoso y ronco pecho, en un desdoblamiento chamanico se vio yerto, tirado en medio de un charco rojo de plasma, mientras que a lo lejos a toda velocidad una camionetota emprendía la fuga quemando llanta. Lo sorprendente era que el Tenoch, quien se había fumado su siguaraya antes de salir, empezó a divagar, como era que podía verse asimismo ahí rodeado ya de curiosos agarrando su guitarra de Paracho Michoacán, con su manos de artista mundialmente desconocido, mientras escuchaba una voz “acelera loco acelera…”, ya debrayaba, miro como un viejecita haciendo la cruz con su mano se persignaba y elevaba una plegaria y lo cubrió con una manta, mientras otra que pasaba con unas bolsas ya hasta le prendía una veladora y que más tarde la prendió que volvió en apagarse, mientras que una patrulla llego al lugar, pero ya no llamo ni la cruz morada o roja por que el Tenoch se había pelado al inframundo del Mictlán. ¿Cómo es que estoy frío, si todavía siento correr el atole por mis venas decía? pero ya nadie lo escuchaba, ni cuando empezó a rasgar las cuerdas de manera lastimera, al ritmo de 620 la música que llego para quedarse “yo no sé porque se fue, pero el tenochca se fue, que vuelva uuuoooo uuo que vuelva el Tenoch, que vuelva…”, que aulló con un sentimiento que solo los perros ladraron haciendo eco a su aullido lastimero… Para que después al pie del cuerpo del fallido rockstar, ver como se lo llevaba la “flacalaca”, que lo hizo lagrimear las de San Pedro y cantarse asimismo un réquiem “que lejos me voy del suelo donde he nació, inmensa nostalgia invade mi pensamiento y al verme tan morado y frío cual hoja al viento, quisiera llorar, quisiera ladrar de sentimiento aaaauuauuuu, oh tierra del sol suspirare por verte, ahora que lejos me quedo sin luz sin amor, y al verme tan solo y triste cual perro en el periférico, quisiera cantar y rocanrolear de sentimiento…”
Y ahogando el llanto se alejo para alcanzar la parada en la avenida Serpiente desplumada y automáticamente hizo la parada, para su sorpresa se aparcara el “guajolojet” que venía a todo lo que daba con su estéreo oyendo esa de “enhorabuena te felicito por el tipo que ocupa mi lugar, enhorabuena y que seas muy feliz …”al tiempo que se apagó, para que el chofer-chafirete a bordo que traía puesta una gorra de pescador, como la de aquel actor de la era de oro del cine nacional, el David Silva, que salió en “Esquina Bajan”, y que hasta se parecía el mondao, le espeto bien rudo, “bueno va subir o se va ser güey, súbase mi Fantasma y cántese unas rolitas . Ayy chincuetes pensó el Tenoch ¿qué hongo? y hasta se dio un pellicoste para ver que transa, ayy cabrón sí sísísíento. Vale mi David, le fijo al cafre del volante que iba acompañado de un morra bien exótica, y que se acomoda en el “autobús llamado deseo” con sus lira y como por arte de magia, comenzó con aquella de Edith Gorme y los Pancholines, “ y que hiciste del amor que me juraste y que has hecho de los besos que te di, y que excusa puedes darme si mataste la esperanza que hubo en mi, y sí dices la verdad yo te perdono y te llevo en mi recuerdo junto a Dios…” Andas heridazo mi Fantomas, le grito el clon de David Silva, quien le aventó una botella del anís del Mico, y le solicito aviéntate otras rolas pero con sentimiento mi Fantasma, al tiempo que lo frenos chillaron en el asfalto, porque ya mero le pegaba a una Hummer-negra-todo-terreno que casi le abolla la lámina y se endroga. Unos pasajeros que le gritan “fíjese che-pin-che chofer que no queremos irnos a calacas, maneje con precaución que no lleva animales, a lo que el gemelo del actorazo de “Espaldas mojadas”, les respondió: “pues al que no le parezca ya se puede bajar o puede agarrar un taxi o no mi Ninón.- Claro mi rey tu mandas en tu camión respondió la chica-rumbera , mientras el guitarrista fantasma se calentó la garganta con unos farolazos de anís ¡ayyyayy ajjjuuuaaa! Ahora va está dedicada con mucho cariño a las chicas que vienen transportándose en este expreso de lujo dijo el Tenoch, para arrancarse con “ella existió solo en sueño, el es un poema que el poeta nunca escribió, ella es como la una y los dioses les enseñaron a pecar, y los dos unieron sus almas para darle vida a esta triste canción de amor…” para continuar prosiguió con aquella que dice “no me he podido consolar desde que mi novia me dejo, no me consuelan ni la mota ni las pasta ni el alcohol, yo la trate como una reina, le di todo lo mejor, le di todo mi dinero y ella me abandono y con otro se fue a bailar, estoy con estoy esperando mi camión en la terminal del ADO, quiero que me lleve muy lejos, al rancho del “Pejelagarto”, muy lejos de aquí,….! Yeeaaaaa eso era todo mi Fantomas! festejo el David, pásate el trago, cuando que le da un rozón a la Hummer con la que ya estaba echando carreras y ya se disponía a bajar el cafre del volante, y que suben unos gorilas con caras de Genaro García, Chava Mestre, el Chapo Guzmán y el Malamadre Horcasitas, con unas fuscas y que empieza la balacera interrumpiendo la tocada-rodante, cuestionando ¿quién viene cantando como las piedras rodantes? que queremos llevar serenata a unas chiquillas… pero esa es otra historia…