CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Con la llegada de las Puertas del Ex Convento de la Merced a las salas de exhibición del Museo Nacional de Arte (Munal), los visitantes podrán apreciar uno de los ejemplos más representativos del arte moderno nacional.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través del Munal, reciben esta pieza, diseñada por el maestro y artista plástico Gabriel Fernández Ledesma para la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa que tenía como sede el Ex Convento de la Merced.
La celebración de este comodato por tiempo indefinido, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene por objetivo ofrecer elementos y herramientas de comprensión para los diferentes públicos del museo, cuya relectura pasará a formar parte del recorrido permanente de arte moderno en las salas XX en el XXI.
Creación de una obra insigne
Fue en 1927 cuando, ante la amenaza de su demolición, el Ex Convento de la Merced —–claustro virreinal de la orden mercedaria— se convertiría en sede de la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa. Auspiciado por la Universidad Nacional de México y la Secretaría de Educación Pública, este sitio produjo una significativa convivencia entre maestros y artistas de la época, sumados al entusiasmo de niños, niñas, jóvenes y adultos que encontraron un modo de ganarse la vida al aprender un oficio mediante las disciplinas de escultura y talla directa.
Este proyecto fue concebido de forma similar al de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, cuyo propósito, alterno a la academia, era promover la educación obrero-artesanal. Con un espíritu autodidacta de libertad y creación, la idea generó buenos frutos. Uno de ellos fueron las emblemáticas puertas del recinto, resultado de una colaboración gremial entre artistas y artesanos de la escuela.
Su diseño fue concebido por Gabriel Fernández Ledesma, la dirección artística estuvo a cargo de Guillermo Ruiz Reyes (titular del plantel desde 1927 hasta 1942) y la elaboración de los mascarones fundidos fue de Luis Albarrán y Pliego; mientras que la talla directa en madera fue realizada por los alumnos Enrique Meyrán, Eliseo de la Rosa, Fernando Díaz y Felipe Capistrán.
Se trata de una estructura –de dos hojas o puertas- de cedro rojo compuesta por 66 casetones (formas geométricas con profundidad) que representan pasajes de la enseñanza de pintura, cerámica y escultura, rodeados por una rica iconografía zoomorfa en la que aparecen insectos, batracios, caninos, aves, arácnidos, peces, conejos, águilas, así como el armadillo y el mono, emblemas de la escuela. Para su elaboración se acondicionó un espacio a fin de resguardar diversos animales domésticos y salvajes que, junto con plantas, frutos y flores, se convirtieron en los modelos principales del trabajo diario de las y los estudiantes.
Desde su concepción, las puertas estuvieron colocadas en el primer piso del claustro, por las cuales se ascendía al segundo nivel con destino a la biblioteca. No obstante, después de su desmontaje para ser exhibidas en el Museo del Palacio de Bellas Artes (1990), el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (2010), el Centro Cultural Clavijero (2010-2011), y tras su periplo por los museos de Arte Blanton, en Texas, EU; Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, España, y de Arte de Lima, Perú (2019-2020), el Museo Nacional de Arte recibe esta magnífica obra como parte de su colección de arte moderno.
En palabras de la investigadora y curadora María Estela Duarte, “la llegada de las puertas no sólo significa un honor para el recinto, sino la puesta en exhibición al público de una pieza insigne, y el ejemplo más representativo del legado que la Escuela Libre de Escultura y Talla Directa dejó en la historia del arte mexicano”.