El pacto de Peña y AMLO; reflexión
y reconstrucción del PRI, o desaparece
El gobierno de México hizo un pacto con Andrés Manuel López Obrador para reconocer su triunfo, ante la incontenible ola de rechazo y el innegable voto de castigo de los ciudadanos al PRI y a la corrupción.
Así lo reconoce Beatriz Pagés, priista de cepa y quien contendió por una senaduría de la Ciudad de México.
-O se reestructura el PRI o se extingue. En estos momentos, cuatro grupos se disputan lo que queda del partido.
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador es indiscutible, pero también es indudable que se hizo una campaña alterna, de la que no nos dimos o no quisimos darnos cuenta, mientras estábamos inmersos en el proceso.
Se construyó la percepción con un bombardeo de encuestas e información de que era inalcanzable, que José Antonio Meade Kuribreña estaba hundido en el tercer lugar y que Ricardo Anaya Cortés no despuntaba, asegura.
Caminando sola por Masaryk, en Polanco, la encontré ayer por la tarde. Comenzaba a llover.
-¿Qué pasó y que va a pasar con el PRI?, pregunté.
-¡Uff!, pues qué resultado.
¿Qué paliza, no?
Todo indica que a Meade lo abandonó Peña, tal como hizo Calderón con Josefina, le dije, a cambio de protección y de reconocer la victoria de López Obrador.
-Absolutamente. Así sucedió y hoy el PRI tiene el peor resultado en su historia.
Y ahora habrá que ver si cumple, porque trae tras de sí grupos que le presionarán para ir por alguien.
La veterana priista ve una lealtad y honestidad incuestionables de Meade hacia Peña Nieto, no correspondida.
Y es que el cambio en el discurso del tabasqueño, la promesa de no perseguir a Peña, por no ser rencoroso, la apresurada salida del candidato de Todos por México a reconocer el resultado, la meteórica actividad y la transición tersa y cuasi perfecta son, cuando menos, extraños.
Enrique Peña Nieto ha pasado no a segundo, sino a tercer plano.
El presidente constitucional, legal, formal, el que administra es él, pero el presidente de facto, el que opera, el que dicta la agenda, el que aparece en los medios un día sí y otro también es Andrés Manuel López Obrador.
Han sido dos semanas a ritmo impresionante, sin dar tiempo a nada, sin dejar el menor resquicio, sin permitir que reaccionen los noqueados.
Ha sido un golpe tras otro y todos, en su mayoría, certeros, precisos.
Y López ya gobierna, cuando ni siquiera ha recibido la constancia que le acredita ya no como presidente constitucional, sino electo, lo que sucederá, a más tardar, el 6 de septiembre.
El 1 de diciembre, cuando Peña Nieto entregue la banda en sesión de Congreso en San Lázaro, López Obrador tendrá prácticamente cinco meses en el mando.
Análisis y reflexión
René Juárez Cisneros, aún presidente del PRI, publicó un video hace un par de días en el que asegura que el partido entrará en una fase de análisis y meditación.
Casi, casi que acudirán a clases de yoga o a sesiones con un tanatólogo, después de la madrina del 1 de julio, en la que no ganaron ni la elección del jefe de grupo.
El bombero –llegó para intentar salvar a Meade, después de que el dueño de los 120 taxis, Enrique Ochoa, lo hundió– convocó a un profundo proceso de reflexión, para construir un nuevo partido, más democrático, en el que se respete a la militancia, a los lideres y a los candidatos, desde los comités seccionales.
Ayer, el tricolor hizo circular una fotografía donde aparecen ex dirigentes nacionales, reunidos para discutir en su sede de Insurgentes norte, en la merca capital del país, lo que sucedió.
Del tsunami que arrasó a la nación tricolor.
Según Humberto Roque Villanueva, sí, el de la Roqueseñal cuando se aprobó el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento allá por marzo de 1995, le pidieron al guerrerense quedarse en el cargo hasta 2019.
Aseguran que su llegada le dio estabilidad al partido.
Juárez Cisneros, dijo que analizará la conveniencia de continuar, pero también habrá de consultarse a los militantes.
El acuerdo fue convocar al Consejo Político Nacional y no se abordó ningún nombre, grupo o corriente en específico, con relación al interés por controlar al partido. Asistieron Dulce María Sauri, Beatriz Paredes, Cristina Díaz, Ignacio Pichardo, Jorge de la Vega Domínguez, Adolfo Lugo Verduzco, Mariano Palacios Alcocer, César Camacho y Manlio Fabio Beltrones. También Claudia Ruiz Massieu, secretaria general, y el secretario de organización, Rubén Moreira.
El ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, es uno de los priistas que disputa el partido.
Es dirigente de la tribu Democracia Interna.
Trump quiere con AMLO
La tan anunciada visita de Michael Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, fue igual de fácil y tersa que los 15 días de ensueño de López Obrador.
Con cierre de calles –Chihuahua, donde está el cuartel general, en la colonia Roma– para agilizar el tránsito y una escolta numerosa, pero no aparatosa, el convoy de los funcionarios de Donald Trump recorrió la CDMX.
Fue a Los Pinos, donde Peña Nieto pidió por la reunificación de las familias; a la embajada de Estados Unidos, en Paseo de la Reforma, a la casa de transición, y a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), donde Luis Videgaray, aprendiz de canciller, saludó a su compa, Jared Kushner, yerno y asesor de Trump.
Y el saldo es positivo: palomeo –desde la campaña, por supuesto–, apapacho, sonrisas y felicitaciones.
-Hay razones para un optimismo razonable, para una relación cordial, dijo Marcelo Ebrard, Carnal de López y virtual canciller.
Pompeo fue contundente: venir con López Obrador era prioridad para el gobierno de Estados Unidos.
Su triunfo impresionante y su poder han impactado al presidente, añadió.
Y es que su legitimidad es incuestionable y eso servirá para que Trump intente controlar a los países centroamericanos y, ¿por qué no?, hasta los sudamericanos.
Los 30 millones de votos, el 53 por ciento del 67 por ciento que participó, de una lista nominal de 89.2 millones de mexicanos, y las manifestaciones de júbilo fueron transmitidas en vivo a Washington.
Por eso vinieron.
Vámonos:
Ayer se graduó la generación de maestros de Ayotxzinapa.
Faltaron 43.
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