El Tenoch amacizo la guitarra de Paracho, Michigan, que le había regalado su santo padre, Don Lucio, la visión que tenía al frente no era para menos, era la musa que lo había obnubilado en una etapa de su juventud, ¿un amor platónico? No era una belleza clásica, más bien mística, etérea y rebelde, la luminosidad que refulgía de aquella larguirucha con una caballera nada convencional, lo más atractivo de aquel ángel caído, era una poderosa voz de donde la poesía se instalaba en el aire: “ por que la noche es de los amantes/ porque la noche es propicia para soltarnos y despedazarnos entre las nubes del hachís/ porque la noche es eterna e infinita/ y la locura nos lanza a galaxias desconocidas/ porque la noche es el paraíso prohibido y es nuestra/ tócame, tócame no te canses de vivir este momento fugaz… Ahí estaba etérea con otra guitarra pero eléctrica, la Paty Smith quien en un castizo casi inaudible le expresó: “hola mi Guitarrista Fantasma, bienvenido al purgatorio, que sea feliz tu estancia, la poesía te acompañe por siempre… al tiempo que la imagen se desvanecía, se volatilizó en unos segundos, dejando boquiabierto al Tenochca que volvió a la oscuridad de la noche, cuando le empezaron a recordar con música de viento a su jefecita, ¡órale vato tócate otra rola! cuando cayeron a sus pies unos “cigarrillos de guerra”, para que de inmediato se los embolsara, dejando uno para llevárselo a adonde el pez por su boca muere, parsimoniosamente jaló el humo una y otra vez, hasta que expulso la tos-feroz , “!esta regañona, pero esta güeña!” alguien le grito y haciendo caso omiso de las palmas y de unas fuscas que ya lo apuraban a rasgar las cuerdas y las letras, sacó para luego es tarde “la tonaya” que mágicamente apareció en la bolsa de su tacuche. Y esta va para las chamaconas que andan por aquí y el público respetable: “tus ojos lindos son tus ojos/ la primera vez que lo vi supe que eran el amor/ cuando te vi cerca de mi yo me enamoreee de tus ojos/ lindos son tus ojos por favor déjame ver una vez tus ojos… y los aplausos no se dejaron esperar como también la chifliza que demandaba “otras rolas más oscuras”, le refirió el maestro de ceremonias, quien arrebatándole el micrófono, con su engolada voz pidió “un fuerte aplauso para la hora de las complacencias”, ¡a chinga! pensó el Fantomas, “que bajo he caído, estoy aquí para complacer a estos muertos que desgracia la mía, pero el show debe continuar”. Cuando el Melancolías anunciaba “el éxito darki del momento, que ni Bunburi podría igualar”, las cuerdas del Guitarrista Fantasma cobraron un volumen regio, electrizante y de su ronco pecho surgió una voz cavernosa criptica como si estuviera poseído de un espíritu chocarrero y grave soltó aquella del inolvidable Javier Solís: “ Por la lejana montaña va cabalgando un jinete/ vaga solito en el mundo y va deseando la muerte/ la quería más que a su vida y la perdió para siempre/ por eso lleva una herida por eso busca la muerte/… pasa noches enteras con su guitarra cantando y va cantándole al creador que se lo lleve con ella/ la quería más que su vida y la perdió para siempre/ por eso lleva una herida por eso busca la muerte… el silencio pobló la finca del Quinto infierno, cuando cruzando el jardín se escucho un relincho con un jinete que alzando la mano espueleo la corcel y se alejo como sí lo persiguiera el chamuco, los concurrentes aplaudieron de pie al Tenoch quien recibía la critica de su gordo amigo el Melancolías, “qué buen show te traes ahora sí te ganaste a estos muertos” !Despidamos con otro fuerte aplauso al Guitarrista Fantasma que pronto regresara después de unas vidas!… El Tenoch no daba crédito a lo que le ocurría y, ya se confundía entre los viandantes que andaban bien hasta el culo, felices con esos cocteles que estaban a la vista, bebidas al por mayor y fumadero de “puro petate” que “borregueaba” de lo lindo, cuando se topo a un bigotón con traje de charro, quien le espeto “buena versión mi amigo”, los ojos apipisca del Tenoch se abrieron, era la viva imagen de Javier Solís, uno de sus ídolos más queridos y respetados, “Gracias Maestro, pero la original es única e insustituible” atinó a decir quedando boquiabierto. Sigue así y llegaras lejos jajajaa tal vez salgas del Quinto y llegues al Último infierno jajajajaja, fue la despedida del cantante de Tacuba, “la Ley” como también le decían. El Tenoch se sobresaltó, la noche iba de sorpresa en sorpresa y “la tonaya” había fenecido, se desplomó en el prado mirando al infinito, la bóveda celeste cintilaba choreaba estrellas, empezaba a recordar cuando se aficionó a aquellas rolas, cuando en aquel taller de hechura de chamarras de piel, uno de sus primeros trabajos como ayudante, abría costuras con “el chemo”, el resistol industrial que lo mareaba y luego lo ponía a cantar “Sombras nada más entre tu vida y mi vida/ sombras nada mas entre tu amor y mi amor… se “recetaba” todas aquellas rolas vernáculas, boleros rancheros, puro blues mexica que transmitían en la Radio Sínfonola y la “B grande de México”, ahí había empezado su escuela musical que le traería como en todo en la vida, alegrías pero también tristezas, amor y desamor, los recuerdos llegaban cual marea en la playa, cuando unos patadones en el trasero lo sacaron de sus ensoñaciones. ¡Quiubo pinche Tenoch! Las piedras rodando se encuentran, que bueno te encuentro, hace tiempo te buscaba hijo de mi corazón. Era “el Checos”, un antiguo expendedor de “golosinas”, le reclamó, ya no te acuerdas que las deudas son asunto de honor, tenemos débito por lo que te llevaste aquel día y ya no regresaste. El Fantomas empezó a sudar frío, el Checos tenía fama de rencoroso y “mala madre” y regresando el cassete se le había pasado saldar aquella deuda, antes de la temporada que lo traslado a Ensenada de todos los Santos, “la Bella Cenicienta del Pacifico” que hora le venían a cobrar la factura, pero esa es otra historia….
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