Glob globglobglob ¡Auxilio ayúdenme, medio un calambre no puedo auxilioo! globglobbbb tragaba agua salada y manoteaba todo su cuerpo el inefable Johnny Barrancas sentía como la profundidad, la corriente hacia el abismo se lo engullía, no podía acabar ahí, por lo que braceo con todas sus fuerzas, hasta que por fin una mano milagrosa, quizás, dicen muchos, que el Jefe de allá arriba y de por todas partes se apiado de él. No podía dejar de de estar salado, ahora sí que literalmente, el salvavidas, ese héroe anónimo de la Bahía de Acapulquito le había rescatado, para desgracia de sus congéneres del mar profundo, ya a salvo escupió ¿cuál que en el mar la vida es más sabrosa? dio las gracias su ángel de la guarda de carne y hueso y se quedo tirado en la arena a pleno sol. Pinche Luis Miguel, yo sabia que aquella rifita no traería más que sustos…. Empezó a rememorar, todo comenzó semanas después que había regresado de la “Bella Cenicienta del Pacífico”, allá por el hermoso puerto de Ensenada, en Baja California, donde había residido en busca de algún destino a su atribulada vida, a la distancia se daba cuenta que la ira le había propinado duros golpes por no saber manejar la frustración de su mediocridad, que estallaba en mandar todo a la chingada. Ya que aquel rincón de mar y tierra había estado increíble a pesar de los pesares, se había desintoxicado de algunos males que lo habían puesto cerca del callejón de los madrazos, muchos lo buscaban por que les debía algunos asuntos imponderables que no pudo apoquinar, pero el puerto con su aire y mar ultramarino eran una delicia, en su estadía los “taco fish” ¡ay papá! se atarragaba con aquel platillo gourmet callejero: tortilla de harina o maíz, pescado fresco, pico de gallo, guacamole, col rebanadita ¡ah y para completar las chelodias Pacifico”, o aquellas tostadas de ceviche y más preparadas por aquella chica Mara, los “tery yaky”, el pollo aderezado con la formula china-japonesa, arroz blanco, germen, pepinos, lechuga y agua de Jamaica para rematar…La chamba era lo jodido, no porque habría que trabajar, sino porque los patrones son iguales en todas las latitudes, avaros los culebras, pero estaba gusto el Barrancas, como novato reportero “En directo” y participaba en el “matutino” de la estación radial digital efe-me más “chipocluda” de aquella ciudad , – ¡los coches se paraban para dar el paso a los peatones!, no lo creía-. No dejaba de sorprenderle, como en memorable ocasión en que preparo una cápsula recordando Bob Marley, el padre padrino de reggae, las voces de alarma por su despido no cesaron en la mañana, por haber trasmitido la música más humana en décadas den el globo terráqueo, por fortuna aquellos no sucedió y siguió transmitiendo música de Jimmy Hendrix, Carlitos Santana, U2 y del rock en tu idioma allá por los ochentas, Radio Futura, como no dejar de canturrear “El sabor de la uva morena me gusta la blanca también/ sé que voy por la mala senda la tierra se abre a mis pies/ y es que el amor es una enfermedad que una vez contraída no se cura/ y por mar que quieras perdura y se contagia con facilidad/ no lo reconozco me dijo el docto no sé donde va usted a parar…. Finalmente su jefe el Negro Ortiz aguanto “candela” y a pesar del “mocho” y “gormondio” director lo mantuvo en su lugar, que le permitió sacar aquellos reportaje a nivel del mar, escuchando a “La Bufadora”, capricho de la naturaleza, donde l mar y la tierra hacen eclosión y el agua furibunda, escupe por unas rocas gigantescas bufando, de ahí el nombre. Pero la que estuvo increíble, fue cuando se subió a aquel larguísimo atunero, para hacer manifiesto que las embarcaciones mexicanas cuidaban de no matar delfines en la pesca del atún, y dar mentís a un ojete embargo gabacho-imperialista. El espectáculo era maravilloso, la inmensidad del mar de un azul ultramarino y frío que dimensionaba la pequeñez del ser humanoide, el capitán y la tripulación después de una travesía de unas dos horas en las que el Barrancas canto unas rancheras en el retrete, ya dominó el marro y grabo aquella melodía natural de la marejada y las palabras del capitán, mientras observaba como las redes se soltaban para la captura del atún y los buzos en la congelada agua se sumergían para constatar que no había delfines que lamentar… Ese reportaje fue un hitazo y el Barrancas empezó tener cierta respetabilidad, porque de “chilango culebra como todos” no lo bajaban los “cachanillas”, todo iba viento en popa, pero la mula torció el rabo después de una decepción amorosa y queriéndolo bajar de grado a la malagueña el Barrancas se regreso a su pueblo querido, San Lucas Matony por la Tierra de Enmedio, y aclimatándose de nuevo en la jungla de concreto, se fue dar un rol a la Alameda central , cuando que ve una bola de gentes llenado papelitos , era un sorteo para un viaje a Miami, en automático pidió un boleto ¿no quieres llenar otras papeletas? No solo lleno uno respondió para que días después le hablaran de la desparecida Pulsar FM, se había ganado el viaje para ir a ver al “higadote” de Luis Miguel, no manches no lo creía, pero para su mala suerte, como una sombra traviesa, no puedo tramitar su visa con los gabachos por ser inelegible ¡pinches hijos del Tío Sam! y que e catafixean el viaje por uno a Acapulquito, de lo perdido lo que parezca reviro el Barrancoso. Y ahí estaba, después del susto, en el hotel preparándose para ir a la zona roja del puerto más cachondo del planeta, pero esa es otra historia….