La verdad no sabía que decir; de pronto, me soltó: sabes, me acosté con otro hombre. No estaba tomada, solo me metí en ese espacio y sucedió. Siento una emoción extraña, porque no era algo que buscara. Llego a casa, veo las cosas y solo quiero acostarme y abrigarme con las cobijas. Sentir ese calor que me entibia el cuerpo y me traslada a ese rincón donde me siento bien, es como una soledad que me ayuda, me consuela. No quisiera que fuera tan breve, me relaja, nadie me pregunta si estuvo bien, tampoco me hace sentir mal; solo sé que mi cuerpo se deja acariciar por mi alma, en un momento vuelan y me invitan. Somos cómplices. Lo hice con un amigo, que creo que ni lo esperaba. Lo sorprendí. Lo veo, me saluda, guarda silencio y seguimos como antes. En las mañanas, tomando café, mi mente se va de excursión. Nunca lo había contado. Ahora entiendo a Benedetti: ¡cuando creía que tenía las respuestas, me cambiaron las preguntas!
Solo miré, no me atreví a interrumpirla. Creo que ella no quería escucharme, su deseo era hablar. Así fue. Nos despedimos. Supongo que sentía ganas de llegar a su casa para apartarse de todos y volver a encontrarse con ella misma. La vi salir con su bolso en la mano. Se que la quiero, nunca se lo he dicho. Es alta, china, con ojos de incertidumbre y una sonrisa que potencia su belleza. Le gustan los gatos. Cuando la conocí tenía una hija que ahora debe ser tan alta como ella. No la conozco, nunca la llevó al trabajo mientras fuimos compañeros. Subió a su coche, luchaba con su pelo que se alborotaba demás con el aire. Como dicen los gringos: ¡By the way, nunca la vi con falda!
—¡Qué buena anécdota Melitón! ¿No te dijo nada de su esposo?
—No, él no es parte de la historia, o puede que sea el culpable. No lo sé. La verdad no tuve la intención de preguntar. Es atinado Serrat cuando canta: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.
—Oye Melitón ya escuchaste que la candidata del PRI dice que ya empató en las encuestas a Morena.
—Si, es un ardid. Difundir que empató es parte de su estrategia. Están midiendo el terreno para hacer lo que siempre han hecho. En el 2017, a días de la elección, Delfina estuvo un punto arriba del candidato del PRI y perdió la gubernatura en los Alpes mexiquenses. En los municipios rurales, la votación fue superior al sesenta por ciento. Las condiciones de esos pueblos son tierra fértil para el acarreo, el relleno de urnas y cambiar las actas. A esas prácticas nunca van a renunciar.
—Viste que Alejandra preguntó a Delfina si va aceptar los resultados de la elección. ¿Cómo interpretas eso?
—Que el PRI se está preparando para revertir la elección a toda costa. Si dicen que ya empataron es una medida para justificar la manipulación de la elección. En los próximos días lo van a difundir por todos los medios; es la segunda etapa de su campaña.
—¿Crees que los morenos se dejen robar otra vez la elección?
—Supongo que no, pero si el PRI pierde, va a recurrir al llamado “Lawfare”; es decir, hacer la guerra jurídica para tumbar la elección. Los tribunales estatal y federal son parte de sus aliados. Sus operadores ya tienen todo para mover la “Fuerza Mexiquense” y a las clases medias. Para contrarrestarlo, Morena tiene que motivar el voto de los pobres y al Lopezobradorismo. No tiene de otra.